Ganó; PODEMOS, pierdo yo.
porque en la arenga final de su No sé si objetivamente pierdo algo o no con Podemos, pero subjetivamente pierdo independencia congreso me encasillaron una vez más en una línea ideológica, o cuando menos, dejaron en evidencia que hay una a la que no pertenezco, porque no me admiten; pero, si me quieres acompañar unos momentos, lectora o lector, vamos por partes.
El fin de semana del once y doce de este mes de febrero fue memorable, por lo menos para mí lo fue.
El domingo 12 tuve el placer de asistir en Vilalba a un espectáculo de magia o ilusionismo en su vertiente de mentalismo con Toni Bright en el que disfruté como un niño gozoso admirando l un hombre elegante en el porte y en la palabra, delicado, fino, bueno narrador sin una palabra mal sonante ni una broma de mal gusto, con el que pude sintonizar muy bien, porque nos dejó el slogan: “Creer pra ver”, que me confirma en mis convicción de que nada puede ser realidad si antes no fue soñado. Voy a presumir.
Sí, voy a presumir de viejo. Allá por el 1975 pude asistir nada menos que en el teatro Olimpia de París a una gala de magia de un festival internacional. Allí actuó también un mentalista, referente universal, según se dijo. Pues Toni es superior; y de eso entiendo.
Cuando volví para casa seguía martillando la tele con el gran triunfo de Don Mariano en el Congreso del PP, que, a mi corta manera y ver, fue un paseo triunfal para cantar las glorias de lo bien hecho, y, lógicamente, como todo estaba tan bien, nada había que cambiar, Sólo celebrar.
Don Mariano que es una caja de sorpresas de efecto un tanto demorado, realizó delante del país, o dijo que iba realizar, un ejercicio de funambulismo circense verdaderamente prototipo del: ¡Más difícil todavía!?; porque después de decirnos que ya lo había dado todo, enfatizó que aún le quedaba mucho para dar. A pesar de contar para su acrobacia con una red consistente de más de tres mil afiliados y muchos millón de simpatizantes, fue sublime ¡Increíble!
Ciudadanos, como ya había tenido su fin de semana de gloria, pudo centrarse en juzgar sin entusiasmos ni euforias el inmovilismo de pepeos y el radicalismo de podemitas.
En la penumbra, esperando darnos dentro de poco en su fin de semana glorioso el gran espectáculo de un cosido rayano en bordado, los Pesoeses manifestaron por sectores y en voz baja, unos la equidistancia entre derecha recalcitrante e izquierda radical, otros el paso moderado del “no es no” al “no es no o quizás, según convenga” y hasta don Pedro dio el campanazo felicitando cortésmente a don Mariano después de hberle vituperado con rabia superlativa. Nunca se poue desesperar de la capacidad de conversión del ser humano. Otro sector optó por no manifestarse. Ese sector en el que doña Susana, sin acabar de definirse, va aumentando mucho de peso. Quizás como secuelas del parto. Claro que no se debe olvidar que la televisión tiende a engordar las figuras.
Y por fin llegamos a Podemos. Llegamos si no me quedé sólo. En este caso no Unidos Podemos, sino, a ver si Podemos Unirnos. Y ¡parece que pudieron! Se selló la unión en la humildad con un inconmensurable abrazo entre don Pablo y don Iñigo. El Primero, el dux, que parecía aspirar a ser único, reflejando en sus ojos el gozo de Vistalegre, eufórico, desmelenado, porque se le soltara la gomita de la coleta, también llamada: cola de caballo. El Segundo, que conviene no perderlo de segundo no vaya a ser que se independice, reflejando el dolor con Vistatriste y perdida, resignado, derrotado, compungido. Eché en falta el beso apasionado en los labios que se habían dado Primero y Segundo el 14 de diciembre del 2016 con motivo de otra reconciliación.
Ya lo dijo uno de ellos: ”Somos mucho de besar”. A pesar de todo, el beso en la boca en el patio de recreo del Congreso de Diputados, teniendo como notario a todo el Gobierno en funciones de don Pablo a don Xavier Domenech sólo pode ser superado por especialistas de películas X. Y supongo que no por todos.
Pues bien, chillando mucho a pesar de contar con un gran equipo de megafonía, vociferó el indiscutible número Uno que sabian bien a quien tenían enfrente y de qué lado estaban. No pude evitar dar por hecho que yo soy uno de los de enfrente o del otro lado y de que de nada me valía haber tenido dificultades por reclamar libertades antes de noviembre del 1975 y alguna todavía después. Ya me tenían encasillado en el estante de los que no sirven de nada ni sirvieron en el pasado, entre los que hay que extirpar como un tumor maligno. Por si fuera poco, ya me habían dicho y repetido por activa y por pasiva que no puedo ser uno de ellos, porque ya nací de la casta, en cambio ellos son hijos de la otra, de la no casta y por ello no pueden ser mis hermanos. No obstante, eso no es óbice para que me vea obligado por la fuerza a pagar lo que corresponda para sostener dentro y fuera del hemiciclo a los que sostienen que la política hay que hacerla fuera y que, coherentemente, se oponen a que libremente se ponga la cruz para la Iglesia en la declaración de renta; porque lo mejor que se puede hacer por la Conferencia Episcopal é quemarla. ¿No se dijo algo así en la capilla de la universidad, “flotando al viento sus banderas o sus dos buenas razones”?
Antes de apagar la luz eché un vistazo al ordenador e comprobé que el sainete tragicómico do Sr. Alcalde de Friol, versus el Sr. Obispo de Lugo, motivado por el nombramiento de un cura sin pedirle permiso a la máxima autoridad municipal, está rematando y posiblemente no queden espectadores para aplaudir a la hora de bajar el telón ni de anunciar que se hizo lo que se pudo, pero no se pudo más, para declarar al Obispo “Persona non grata” en los 295 kilómetros cuadrados do “su” concello, subtrayendo así esa extensión a su acción pastoral en una diocesis de 7.780,38 kilómetros cadrados
Quedaría inacabada esta crónica, a mi manera, de un memorable fin de semana, rico en espectáculos, si no hiciera referencia a la leve luz indirecta que todo lo llena y colorea de un color castaño claro del inefable don Donal Trump y a sus estelares discursos de frases inconexas de no más de cinco palabras cada una separadas por largos silencios. Mi bisobrina de poco más de tres añitos imita muy bien en el hablar a don Donal, pero no pone cara de tanto enfado con todo el mundo como él.
Ya cuando me disponía a dormir ese domingo doce me hizo ver un compañero, por medio de facebook, que están desaparecidos tres pescadores de un barco de bandera gallega y que lloraba desconsolada por lo menos otra viuda de vivos o de no se sabe cierto si muertos, pero eso es una noticia menor que tampoco a mí me quitó el sueño, porque aconteció lejos, de los tres sólo uno es gallego y tampoco uno puede sufrir por todo
Para los que deseen leerlo en gallego
Gañou PODEMOS, perdo eu.
Non sei se obxectivamente perdo algo ou non con Podemos, pero subxectivamente perdo independencia; porque na arenga final do seu Congreso encasíñanme nunha tendencia ideolóxica, ou cando menos deixan en evidencia que hai unha na que non estou, porque non me admiten; pero, se me queres acompañar uns momentiños, lectora ou lector, imos por partes.
A fin de semana do once e doce deste mes de febreiro foi memorable, polo menos pra min foino.
O domingo 12 tiven o pracer de asistir e Vilalba a un espectáculo de maxia ou ilusionismo na súa vertente de mentalismo con Tony Beigth no que gocei coma un neno feliz deixándome sorprender por un home elegante no porte e na palabra, delicado, fino, bo narrador sen unha palabra mal soante nin unha broma de mal gusto, co que puiden sintonizar moi ben, porque nos deixou o slogan: “Crer pra ver”, que me confirma nas miñas conviccións de que nada pode ser realidade se antes non foi soñado. Vou presumir.
Si, vou presumir de vello. Aló polo 1975 puiden asistir, acompañadp por Antonio Domínguez, actual cura de Vilalba, nada menos que no teatro Olimpia de Parías a unha gala de maxia dun festival internacional. Alí actuou tamén un mentalista, referente universal, segundo se dixo. Pois Toni é superior; e diso entendo.
Cando volvín prá casa seguía martelando a tele co gran trunfo de Don Mariano no Congreso do PP, que, á miña curta maneira e ver, foi un paseo triunfal pra cantar as glorias do todo ben feito, e, loxicamente, como todo estaba tan ben, nada había que cambiar. Só celebrar.
Don Mariano que é unha caixa de sorpresas de efecto un tanto retardado, fixo diante nós, ou dixo que ía facer, un exercicio de funambulismo circense verdadeiramente prototipo do “¡Más difícil todavía!”; porque despois de dicirnos que xa o dera todo, enfatizou que aínda lle quedaba moito pra dar. A pesar de contar prá súa acrobacia cunha tupida rede de máis de tres mil afiliados presentes na carpa e moitos millóns de simpatizantes fóra foi sublime ¡Incrible!
Ciudadanos, como xa tivera o seu fin de semana de gloria, puido centrarse en xulgar sen entusiasmos nin euforias o evidente inmobilismo de pepeos e o maior radicalismo de podemitas.
Na penumbra, esperando darnos sen tardar moito no seu fin de semana glorioso o gran espectáculo dun cosido raiano en bordado, os Pesoeses manifestaron por sectores e en voz baixa, uns a equidistancia entre dereita recalcitrante e esquerda radical, outros o tránsito do “no es no” a “no es no o es quizás, según convenga”, e ata don Pedro Sáchez, nun xesto inesperado, ou des esperado, felicitou cortesmente a don Mariano despois de telo vituperado con evidentes sinais de rabia. Nunca se pode desesperar da capacidade de conversión do ser humano. Outro sector creo que non se manifestou. Ese sector no que dona Susana, sen acabar de definirse, vai aumentando moito de peso. Quizais como secuelas do parto. Claro que non se debe esquecer que a televisión tende a engordar as figuras.
E por fin chegamos a Podemos. Chegamos se non quedei só, se aínda ven alguén comigo. Neste caso non foi Unidos Podemos, senón, a ver se Podemos Unirnos. E…parece, dá impresión, aparentemente puideron! Selouse a “unión” na “humildade”, en decires do líder, o dux, o cabeza, cunha inconmensurable aperta entre don Pablo e don Iñigo. O Primeiro, que aspiraba a ser único, eufórico, con “vistalegre”, desmelenado, porque se lle ceibara a gomiña da coleta, tamén chamada: cola de cabalo. O Segundo, que convén non perdelo de segundo ou todo máis de terceiro, non vaia ser que se independice, resignado, derrotado, con “vistatriste”, sen brillo. Botei en falta o bico apaixonado nos labios que se deran Primeiro e Segundo o 14de decembro do 2016 con motivo doutra reconciliación.
Xa o dixo un deles: “Somos mucho de besar”. A pesar dixo, o longo e lascivo, (ou iso me pareceu), bico na boca no patio de recreo do Congreso dos deputados, tendo como notario a todo o Goberno en funcións de don Pablo a don Xavier Domenech só pode ser superado por especialistas de películas X. E supoño que non por todos.
Berrando moito a pesar de contar cun gran equipo de megafonía, vociferou o indiscutible número UN que sabían ben a quen tiñan enfronte e de que lado está cada un. Non puiden evitar dar por feito que eu son un dos de en fronte, dos do outro lado, e de que nada me vale ter tido algunhas dificultades por reclamar liberdades antes de novembro do1975, das que agora me expropian moitos dos que as disfrutan sen teren feito nada fixeron por recuperalas. Xa me tiñan arquivado na casiña do que non serve nin serviu, no pasado de moda, no que hai que extirpar como un mal tumor. Por se fose pouco, xa me tiñan dito e repetido por activa e por pasiva que non podo ser un deles, porque estou estigmatizado desde o nacemento, ou mellor: desde a concepción, porque nacín da casta e non podemos ser irmáns debido a que eles naceron da outra, da non casta. Non obstante, iso non é óbice pra que me vexa obrigado pola forza a pagar o que corresponda, que non é pouco, pra soster dentro e fóra do hemiciclo ós que din que a política hai que facela fóra e que, coherentemente, se opoñen a que libremente se poña a cruz prá Igrexa na declaración de renda, porque o mellor que se pode facer pola Conferencia Episcopal é queimala. Non se dixo algo así na capela da universidade, “flotando al viento sus banderas o sus dos buenas razones”?
Antes de apagar a luz botei unha ollada ó ordenador e comprobei que o sainete traxicómico do Sr. Alcalde de Friol, do PP, versus o Sr. Bispo de Lugo, da Diócese, por mor do nomeamento dun cura sen pedirlle permiso á máxima autoridade municipal, está rematando e posiblemente non queden espectadores pra aplaudir á hora de pechar o telón nin de anunciar que se fixo o que se puido, pero non se puido máis, para declarar ó Bispo “Persona non grata” nos 295 quilómetros cadrados do “seu” concello, subtraendo así esa extensión a súa acción pastoral nunha diocese de 7.780,38 quilómetros cadrados
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Quedaría inacabada esta crónica dun memorable fin de semana, rico en espectáculos, se non fixese referencia á lene luz indirecta de cor castaño claro, (este dato non é de todo fiable, porque eu ademais de ser moito d´aldea, son algo daltónico), que todo o enche, do inefable don Donal Trump e ós seus estelares discursos de frases inconexas de non máis de cinco palabras separadas por longos silencios. A miña bisobriña, de pouco máis de tres aniño, debe admirar moito ó don Donal, porque lle dá por imitalo falando, pero non pon cara de tanto cabreo co mundo enteiro coma el.
Xa cando me dispoñía a durmir ese domingo doce fíxome ver un compañeiro, por medio de facebook que estaban desaparecidos tres mariñeiros dun barco de bandeira galega e que choraba a saloucos polo menos outra viúva de vivos, ou de mortos non enterrados, pero iso é unha noticia menor, porque, ademais producise lonxe en augas do Senegal e de ser galego só un dos tres, xa estamos acostumados a mortes nos mares, nos outros e no Mediterráneo, e tampouco un vai perder de durmir por un morto máis ou menos, que non se pode sufrir por todo. Estaría boa!