Algunas reflexiones sobre el Antroido o Carnaval




Pasó el día de Carnaval, pero no pasó el tiempo de Carnaval
por varias razones. Una, porque todavía siguen los festejos, concursos de disfraces y mascaradas en algunas localidades hasta el domingo siguiente. La otra, porque como publiqué en este medio no hace mucho, vivimos en un permanente “Baile de disfraces”. Quizás este artículo iría mejor antes del día de Carnaval, pero la semana pasada urgía hablar del conflicto de Friol para desenmascarar a algunos que, no obstante, siguieron con una carnavalada carente de imaginación y de muy ma gusto.


Pretendo aportar algunas reflexiones sobre el Carnaval, del latín “carnes levare”, retirada de la carne en cuaresma; más conocido en el mudo rural gallego como Entroido, Antroido, Entruido, derivado también del latín “introito”, entrada, y por extensión, en la cuaresma,
con las habituales corruptelas que acompañan a muchas palabras incluso dentro de la misma comunidad autónoma. También en castellano existe la palabra Entruejo y así denominan los festejos de Carnaval, por ejemplo, en Velilla de la Reina, del municipio de Cimanes del Tejar, en la provincia de León.

En la comarca donde nací y vivo, la Terra Chá luguesa (Tierra Llana de Lugo) el nombre más corriente es el de Antroido.


Hace 25 años me hablaron vecinos de tres parroquias, una de ellas Samartiño de Goberno donde también nací y vivo, del intento de recuperar la celebración del Antroido,
que era habitual, y había dejado de serlo, en una de ellas, Ansemar, pero ahora intentando hacerlo conjuntamente las tres: Ansemar, Balmonte y Goberno, que forman el denominado Val de Francos.


Inmediatamente me vino a la cabeza cuanto tiempo se había perdido en sermones atronadores contra la payas incluso en lugares donde nadie había visto el mar y ahora van hasta los obispos.
Viendo lo inútil que resulta a veces nadar contra corriente, mi respuesta fue: “En cualquier intento de hacer algo conjuntamente estas tres parroquias hay que meterse hasta las orejas, a ver si pudiese hacerse conjuntamente también la concentración parcelaria. Ahora, bien al Antroido hay que darle nivel. Que aprendan los de la cuidad con que buen gusto nos divertimos los de las aldeas”.


Y así fue, lo de la concentración parcelaria y lo del nivel cultural y de buen gusto de nuestro peculiar Antroido conjuntando tradición y modernidad.




Ya el segundo año, el 1993, publicamos un librito titulado “Máis de media ducia de escritores chairegos e o Antroido”
(Más de media docena de escritores de la Tierra Llana y el Antroido”. Los autores que escribieron para ese libro son: D. José Trapero Pardo, Xosé Chao Rego, Margarita Ledo Andión, Xulio Xiz Ramil, Bernardo García Cendán, Marica Campo Domínguez, Darío Xoán Cabana y Manuel María Fernández Teijeiro, pero este, el Patriarca, mandó una obrita de teatro sin reflexiones personales.Todos los escritores son o fueron grandes figuras de las letras, cuatro miembros de la Real Academia Gallega, pero no son todos los escritores que dio y está dando esta comarca. No voy a dar datos biográficos de ninguno de ellos. Quién sienta curiosidad puede encontrarlos muy fácilmente en internet.

Fui coordinador de ese librito
y eso me hace pensar que puedo entresacar de sus amplios y documentados estudios una frase para que sean ellos quienes nos proporcionen estas reflexiones. Si en su momento les hice la mala jugada de pedirles parte de su tiempo y un trabajo gratis para el libro, hoy les hago la más grave todavía e entresacar sin consultarles algún párrafo que probablemente no es el que cada uno destacaría, y traducirlo por libre al castellano; pero para eso estamos los amigos, para disculparnos malas jugadas y excesos de confianzas

Don José Trapero Pardo:

“El Antroido, hecho con dignidad, ha dado lugar a la conjunción de arte, poesía, tradición y pasión” Pero también reconocía D. José que: “Hay quien se vale del Antroido para hacer ruindades y no pequeñas”.

Xosé Chao Rego:

“El Antroido consiste en un exceso, en una rebeldía contra la manera habitual de vida normal demasiado reglamentada por las normas. El pueblo se vuelve contra la manera habitual de vida del resto del año y pone el mundo al revés. Pero finalmente el Antroido acaba enseñando que, si el exceso fuera continuo, el mundo no se sostendría”.

Margarita Ledo Andión:


“Pensar las cosas como las cosas no son, como nos gustaría que llegasen a producirse tiene su origen en el tiempo de ocio, y el ocio dio origen a la fiesta. Y entre la fiesta, la que mejor nos habla de nuestras capacidades de transformación es la fiesta de Antroido”.

Xulio Xiz Ramil:

“En toda Galicia el Antroido es la fiesta más popular, más sincera, más rebelde e independiente. Es la fiesta que a todos iguala, que a todos rebaja o a todos ensalza, la fiesta que nos desnuda por más que nos vistamos, la fiesta que muestra lo que verdaderamente llevamos dentro del pecho”

Bernardo García Cendán:

“El Antroido es la fiesta de la risa. Reírse de uno mismo incluso es sano. Es cómo sacar la máscara que nos hace llevar la sociedad de la vida diaria. Reírse un poco de las “cosas serias” también es sano, no para burlarse de todo, pero sí para recordar que no todo es tan “serio” como quisieron hacernos ver los que disfrutan de los privilegios que les da la sociedad”.

Marica Campo Domínguez:

“Los días de Antroido son los de darle la vuelta a todo. La consigna es romper el orden establecido. Él es el señor del transformismo y de la impostura, el comilón que engulle cabezas de cerdo y chorizos, el tragón insaciable de filloas, orejas y roscas, el pedante narrador de cuchipandas por una boca mentirosa que echa vaharadas de aguardiente y vino”.

Darío Xoán Cabana.

Haciendo memoria de un Antroido vivido en su infancia en su parroquia natal de Roás, Cospeito), destaca la capacidad de crear fiesta y fiesta de las gentes del rural, pero constata como también esto va cambiando, porque el consumismo se va adueñando de todo.



Por mi parte, entiendo que, el Antroido se prestó y puede presarse para excesos, como tantas otras fiestas toleradas por monseñores entre la alta sociedad de hidalgos (hijos de alguien) y condenadas por curas entre plebeyos y paletos (no hijos de alguien) como ellos mismos y como yo. También creo que los desmanes de los antroidos aldeanos fueron y son mucho menores que los imaginados por moralistas
que sólo veían del mundo lo que puede verse por una claraboya y, sin embardo, nos legaron larguísimas listas de pecados con la debida calificación de mortal o venial, de parvedad o no de materia, y que hicieron a tantos ateos; porque el mejor favor que se le podía hacer a un dios tan sádico como los obsesos que le inventaron a su imagen, era hacerse ateo.

Entre las gentes que yo trato de cerca el Antroido era y casi no es, porque ya nos lo expropiaron y potque cada año cierran doce casas más, estimulante del sentido festivo de base,
que permitía a viudas o a quienes no asistían a ninguna otra fiesta participar en estos festejos. También facilitaba y aún facilita la unión entre vecinos a la hora de organizar comparsas o grupos de disfrazados, espolea el ingenio y la creatividad, e, incluso, el hecho de quemar el muñeco que representa al Antroido, después de atribuirle una serie de males próximos y remotos, especialmente del año anterior, tiene uno cierto carácter de catarsis purificadora.

Aquí desde tiempos muy antiguos a la quema le precede el llamado “Sermón do Antroido” que, emulando en cierto modo a los sermones eclesiásticos, va poniendo en solfa lo criticable, con lo que se convierte también en moralizante.

Que no vengan falsos profetas pretendiendo hacerme decir lo que no dije y sacando de lo que piensan que dije sus predeterminadas conclusiones.
No bendigo desmadres degradantes para la persona, insultantes para creyentes de uno otro credo y me duele especialmente que se ridiculicen sentimientos cristianos haciendo mofas que no se atreverían a hacer con otras religiones.


Refiriéndome en concreto a imágenes de algún carnaval de La Palma de Gran Canaria de este año,
creo que objetivamente pueden calificarse de reproblables blasfemias, aunque subjetivamente sólo denoten afán de notoriedad vacío de valores, mal gusto, y una tremenda confusión mental que, amparada en equívocas libertades de expresión, pretende ofrecernos como arte lo que es sólo precariedad imaginativa y sobreabundancia de alucinógenos. Esas imágenes no sé lo que pueden ofender a Dios, imagino que está muy preocupado por otras cosas están por encima de estas mezquindades. A mí me lastimaron, las repruebo y acojo con respeto las palabras del Obispo, intuyendo su dolor y el de tantos fieles que se sienten heridos en sus profundos sentimientos, con la salvedad de la desafortunada referencia a las víctimas del trágico accidente de aviación. Bien están los actos de desagravio si no disfrazan inconfesables deseos de venganza.




Dicho esto añado: Tendríamos que hacer también cada día muchos actos de desagravio por tantos cristos crucificados por el hambre, las guerras, la codicia, la violencia de género y todo tipo….
Quizás sea propicio para pensarlo este tiempo de cuaresma, aunque algún viernes nos saltemos el precepto canónico de abstenernos de carne sin faltar a respeto a quienes lo cumplen. En casa también lo hacemos, aunque por la edad no tendríamos obligación, pero nos sirve de recordatorio de otras buenas obras que debemos hacer independientemente de la edad.


Para los que deseen seguir leyendo en gallego




Algunhas reflexións sobre o Antroido

Pasou o día de Carnaval, pero non pasou o tempo de Carnaval por varias razóns. Unha, porque aínda seguen os festejos, concursos de disfraces e mascaradas nalgunhas localidades ata o domingo seguinte. A outra, porque como publiquei neste medio non fai moito, vivimos nun permanente “Baile de disfraces”. Quizais este artigo iría mellor antes do día de Carnaval, pero a semana pasada urgía falar do conflito de Friol para desenmascarar a algúns que, no entanto, seguiron cunha carnavalada carente de imaxinación e de moi ma gusto.


Pretendo aportar algunhas reflexións sobre o Carnaval, do latín ”carnes levare” que se traduce por retirada da carne en coresma; máis coñecido no mudo rural galego como Entroido, Antroido, Entruido, derivado tamén do latín “introito”, que significa entrada, e por extensión, entrada na cuaresma,
coas habituais corruptelas que acompañan a moitas palabras ata dentro da mesma comunidade autónoma. Tamén en castelán existe a palabra Entruejo e así denominan os festexos de Carnaval, por exemplo, en Velilla de la Reina, do municipio de Cimanes do Tejar, na provincia de León.

Na comarca onde nacín e vivo, a Terra Chá, o nome máis corrente é o de Antroido.

Fai 25 anos faláronme veciños de tres parroquias, unha delas Samartiño de Goberno onde tamén nacín e vivo, do intento de recuperar a celebración do Antroido
, que era habitual, e deixara de selo, nunha delas, Ansemar, pero agora intentando facelo conxuntamente as tres: Ansemar, Balmonte e Goberno, que forman o denominado Val de Francos.


Inmediatamente veume á cabeza canto tempo se perdeu en sermóns atronadores contra a praia incluso en sitios onde ninguén vira o mar, e agora van a ela ata os bispos.
Vendo o inútil que resulta ás veces nadar contra corrente, a miña resposta foi:

-En calquera intento de facer algo conxuntamente estas tres parroquias hai que meterse ata as orellas, a ver se puidera facerse conxuntamente tamén a concentración parcelaria, porque están moi entremesturadas as fincas. Agora, ben ó Antroido hai que darlle nivel. Que aprendan os da cidade con que bo gusto nos divertimos os das aldeas.


E así foi o da concentración parcelaria e o do nivel cultural e de bo gusto do noso peculiar Antroido casando tradición e modernidade, sen pedir a declaración oficial de festa de interese turístico, porque axiña obtivemos o recoñecemento de festa de interese rural, por aclamación popular.




Xa o segundo ano, o 1993, publicamos un libriño titulado “Máis de media ducia de escritores chairegos e ou Antroido”
. Os autores que escribiron pra este libro son: D. José Trapero Pardo, Xosé Chao Rego, Margarita Ledo Andión, Xulio Xiz Ramil, Bernardo García Cendán, Marica Campo Domínguez, Darío Xoán Cabana e Manuel María Fernández Teijeiro, pero este, o Patriarca, mandou unha peciña de teatro sen reflexión persoais. Todos os escritores son ou foron grandes figuras das letras, catro membros da Real Academia Galega, pero non son todos os escritores que deu e está dando esta comarca. Non vou dar datos biográficos de ningún deles. Quen senta curiosidade por algún que non coñeza pode de atopalos moi facilmente en internet.

Fun coordinador dese libriño
e iso faime pensar que, sen pedirlles permiso ós que seguen vivos, podo entresacar dos seus amplos e documentados estudos unha frase pra que sexan eles quen nos proporcionen estas reflexións. Se no seu momento lles fixen a mala xogada de pedirlles parte do seu tempo e un traballo gratis pró libro, hoxe fágolles a máis grave aínda de entresacar sen consultarlles algún párrafo que probablemente non é o que cada un destacaría; pero pra iso estamos os amigos, pra desculpar as malas xogadas e excesos de confianzas.

Van esa consideracións:

Don José Trapero Pardo:

“O Antroido, feito con dignidade, deu lugar á conxunción de arte, poesía, tradición e paixón”. Pero tamén recoñecía D. José que: “Hai quen se vale do Antroido pra facer ruindades e non pequenas”.


Xosé Chao Rego:


“O Antroido consiste nun exceso, nunha rebeldía contra o xeito habitual de vida normal demasiado regulamentada polas normas. O pobo vólvese contra o xeito habitual de vida do resto do ano e pon o mundo ao revés. Pero finalmente o Antroido acaba ensinando que, si o exceso fose continuo, o mundo non se sostería”.

Margarita Ledo Andión:

“Pensar as cousas como as cousas non son, como nos gustaría que chegasen a producirse ten a súa orixe no tempo de lecer, e o lecer deu orixe á festa. E entre a festa, a que mellor nos fala das nosas capacidades de transformación é a festa de Antroido”.


Xulio Xiz Ramil:


“En toda Galicia o Antroido é a festa máis popular, máis sincera, máis rebelde e independente. É a festa que a todos iguala, que a todos rebaixa ou a todos enxalza, a festa que nos ispe por máis que nos vistamos, a festa que mostra o que verdadieramente levamos dentro do peito”.


Bernardo García Cendán:


“O Antroido é a festa da risa. Rirse dun mesmo ata é san. É como sacar a máscara que nos fai levar a sociedade na vida diaria. Rirse un pouco das “cousas serias” tamén é san, non para burlarse de todo, pero si pra recordar que non todo é tan “serio” como quixeron facernos ver os que gozan dos privilexios que lles dá a sociedade”.

Marica Campo Domínguez:

“Os días de Antroido son os de darlle a volta a todo. A consigna é romper a orde establecida. El é o señor do transformismo e da impostura, o bandullán que engulipa cacheiras e chourizos, o larpeiro de filloas, orellas e roscas, o contador de troulas por unha boca mentireira que bota bafaradas de auguardente e viño”.

Darío Xoán Cabana.

Facendo memoria dun Antroido vivido na súa infancia na súa parroquia natal de Roás, (Cospeito), destaca a capacidade de crear festa e festa das xentes do rural, pero constata como tamén isto vai cambiando, porque o consumismo vaise apropiando de todo.



Pola miña parte, entendo que, o Antroido prestouse e pode prestarse a excesos, como tantas outras festas toleradas por monseñores entre a alta sociedade de fidalgos (fillos de alguén) e condenadas por curas entre plebeos e paletos (non fillos de alguén) coma eles mesmos, coma min. Tamén creo que os excesos dos antroidos aldeáns foron e son moito menores que os imaxinados por moralista
s que só vían do mundo o que pode verse por unha claraboia e, sen embargo, legáronnos larguísimas listas de pecados coa debida cualificación de mortal ou
venial, de parvidade ou non de materia, e que fixeron a tantos ateos; porque o mellor favor que se lle podía facer a un deus tan sádico como os obsesos que o inventaron á súa imaxe, era facerse ateo.


Entre as xentes que eu trato de preto o Antroido era e case xa non é, porque xa nolo expropiaron e porque cada ano pechan doce casas máis, estimulante do sentido festivo de base,
que permitía a viúvas ou a quen non asistían a ningunha outra festa participar nestes festexos. Tamén facilitaba e aínda facilita a unión entre veciños á hora de organizar comparsas ou grupos de disfrazados, esperta o enxeño e a creatividade, e, ata, o feito de queimar o boneco que representa ao Antroido, despois de atribuírlle unha serie de males próximos e remotos, especialmente do ano anterior, ten un certo carácter de catarse purificadora.


Aquí desde tempos moi antigos á queima precédelle o chamado “Sermón do Antroido” que, emulando en certo xeito aos sermones eclesiásticos, vai poñendo en solfa o criticable, co que se converte tamén en moralizante.

Que non veñan falsos profetas pretendendo facerme dicir o que non dixen e, sacando de pensan que dixen as súas predeterminadas conclusións
. Non bendigo desmadres degradantes prá persoa, insultantes pra crentes dun ou outro credo e dóeme especialmente que se ridiculicen sentimentos cristiáns facendo mofas que non se atreverían a facer con outras relixións.


Referíndome en concreto a imaxes dalgún carnaval de Palma de Gran Canaria deste ano,
creo que obxectivamente poden cualificarse de reprobables blasfemias, aínda que subxectivamente só denoten afán de notoriedade, baleiro de valores, mal gusto, e unha tremenda confusión mental que, amparada en equívocas liberdades de expresión, pretende ofrecernos como arte o que é só precariedade imaxinativa e sobreabundanza de alucinóxenos.


Esas imaxes non sei o que poden ofender a Deus, imaxino que está moi preocupado por problemas que están moi por enriba destas mezquindades. A min mancáronme,
repróboas e acollo con respecto as palabras do Bispo, intuíndo a súa dor e a de tantos fieis que se senten feridos nos seus profundos sentimentos, coa salvidade das pouco afortunadas referencias ó accidente de aviación. Ben están os actos de desagravio se non disfrazan inconfesables desexos de vinganza.




Dito isto engado:Teriamos que facer tamén cada día moitos actos de desagravio por tantos cristos crucificados pola fame, as guerras, a cobiza, a violencia de xénero e todo tipo...
Quizais sexa propicio para pensalo este tempo de coresma, aínda que algún venres saltemos o precepto canónico de absternos de carne sen faltar ó respecto a quen o cumpra. Na nosa casa tamén o facemos, aínda que pola idade non teriamos obrigación, pero sérvenos de recordatorio doutras boas obras que debemos facer independentemente da idade.

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