El enfermo que ha cometido un crimen, llevado por su enfermedad incurable, merece compasión y comprensión, pero la sociedad tiene el derecho y la obligación de defenderse de quien la pone en peligro. Y si pone en peligro a su parte más indefensa, los niños, el derecho y la obligación que la abrigan son aún mayores. El juez y los carceleros aplican la ley. Es el legislador quien tiene que prevenir estos casos. Frente a estos acontecimientos luctuosos hay otros acontecimientos de entrega a los demás que pasan desapercibidos. A raíz del Domund estos días hemos oído hablar de los misioneros. Hay otros casos, de generosidad. Una doctora que presta sus servicio en la Residencia de Ourense estos días ha recibido el “Premio Humanizar” porque estos últimos años ha entregado parte de su tiempo de ocio a compartir con personal sanitario de países pobres sus conocimientos científicos. Gracias y Felicidades, Doctora Ana Pastor.