"El código Francisco trasmite la fe mediante gestos elocuentes y palabras sencillas" Francisco, un papa jesuita del sur del Sur
"Francisco encarna el rostro latinoamericano y caribeño de nuestra Iglesia. Su papado hunde las raíces en la figura singular del jesuita argentino y en su identificación con el proyecto de Aparecida"
"Francisco representa el principio del fin del eurocentrismo eclesial. Su pontificado acelera el paso hacia una Iglesia efectivamente mundial o plenamente “católica”
"El Papa trasmite la frescura del Evangelio centrado en la revolución de la ternura de Dios, una frase que pronuncia mirando el rostro de La Piedad"
"Francisco promueve la renovación misionera y sinodal de toda la Iglesia. Exhorta a la conversión pastoral a Jesucristo de todos los miembros del Pueblo de Dios para ser una Iglesia profética, materna, en salida"
"El Papa trasmite la frescura del Evangelio centrado en la revolución de la ternura de Dios, una frase que pronuncia mirando el rostro de La Piedad"
"Francisco promueve la renovación misionera y sinodal de toda la Iglesia. Exhorta a la conversión pastoral a Jesucristo de todos los miembros del Pueblo de Dios para ser una Iglesia profética, materna, en salida"
| Carlos María Galli, decano de la Facultad de Teología de la UCA
Francisco es el primer sucesor de san Pedro que proviene de la Iglesia sureña y latinoamericana. El Espíritu Santo “sopla donde quiere” (Jn 3,8) y sopló como “una fuerte ráfaga de viento” (Hch 2,2) desde el fin del mundo. Este Obispo de Roma fue elegido cuando las periferias del orbe aparecieron en el corazón de la urbe. Ya entonces usé la expresión Sopla el Viento del Sur para caracterizar el proceso. El Papa la emplea en la entrevista El Pastor, recién publicada por F. Ambrogetti y S. Rubin. Él representa la llegada del sur global a una Iglesia conmovida y a un mundo fragmentado.
El estilo de la Iglesia de América Latina
Con el Papa argentino la Iglesia de América Latina y el Caribe completa medio de siglo de ingreso modesto en la historia mundial. El 22 de agosto de 1968 Pablo VI fue el primer Papa que vino a la región. El 14 de octubre de 2018, Francisco, el primer Papa latinoamericano, canonizó a Pablo VI.
Esta Iglesia regional es una novedad histórica y se afianzó con el proceso de latinoamericanización dado en la segunda mitad del siglo XX. Realizó una recepción situada del Concilio Vaticano II, que comenzó en la Conferencia episcopal de Medellín, Colombia, siguió en las asambleas celebradas en Puebla de los Ángeles, México; Santo Domingo, República Dominicana; Aparecida, Brasil.
Francisco encarna el rostro latinoamericano y caribeño de nuestra Iglesia. Su papado hunde las raíces en la figura singular del jesuita argentino y en su identificación con el proyecto de Aparecida. Bergoglio presidió la comisión de redacción del documento. Ayer él contribuyó con Aparecida; hoy ella le brinda líneas pastorales estratégicas para impulsar la reforma misionera de la Iglesia entera.
Francisco mira el mundo con los ojos de la fe y el corazón místico de los más humildes del Pueblo de Dios. Tiene un estilo pastoral marcado por la cercanía en el trato y la gramática de la simplicidad. Expresa una Iglesia que se hace caricia, abrazo y beso. El código Francisco trasmite la fe mediante gestos elocuentes y palabras sencillas. Cuando me preguntan si es el mismo que estaba en Buenos Aires empleo la distinción entre los verbos ser y estar de la lengua castellana. Francisco es Bergoglio, pero está distinto. Es el mismo en la serenidad, está distinto en la expresión de los afectos.
El Viento de Dios sopla desde el sur
En 1910 el 70% de los bautizados católicos vivía en el norte y el 30% en el sur. En 100 años se produjo una inversión en la composición geocultural del catolicismo. En 2010 el 32% de los católicos vivía en el norte y el 68% en el sur: 39 en América Latina, 16 en África, 12 en Asia, 1 en Oceanía. Hoy, dos de cada tres católicos viven en África, América Latina y Asia. En una década aumentaron un 6% y pasaron a ser el 18% de la población mundial. El mayor crecimiento se da en África.
Francisco representa el principio del fin del eurocentrismo eclesial. Su pontificado acelera el paso hacia una Iglesia efectivamente mundial o plenamente “católica”. Luego de un primer milenio signado por las iglesias orientales y un segundo dirigido por la iglesia occidental, se vislumbra un tercer milenio revitalizado por las iglesias del sur en una renovada catolicidad intercultural. Presidida en el amor por la iglesia de Roma, se consolida una configuración cultural y pastoral policéntrica.
El eje del intercambio mundial se movió en torno al Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico, siendo Europa el centro de irradiación. América Latina giró en esa órbita. Sin dejar el escenario que une tres continentes, el siglo XXI va hacia el Pacífico, cuyas orillas son América y Asia. Urge avanzar en una nueva evangelización inculturada en toda América y en el diálogo evangelizador con las religiones y culturas de Asia. El Papa jesuita nació en Argentina, en el Sur de América. Cuando era joven quería ir a Japón. Siempre ha mirado a China y desea visitarla. Con él la Iglesia católica reconoce el protagonismo de las periferias y los periféricos, como se notó en el Sínodo amazónico.
Este papado comenzó a reducir las fuertes asimetrías institucionales entre las iglesias del norte y del sur. Nombró nuevos cardenales en los pueblos más pobres, desde Haití y Burkina Faso a Etiopía y Vietnam. Visitó países de gran población católica, como Brasil, México, Filipinas, Estados Unidos, Polonia, Colombia, y otros con minoría católica o en situaciones de conflicto, como Turquía, Sri Lanka, Armenia, Bangladés, Marruecos, Grecia, Tailandia, Japón, Baréin… Irá a Mongolia.
Bergoglio llevó al Vaticano la experiencia local de la cultura del encuentro ecuménico e interreligioso forjada en vínculos personales. Descendientes de familias cristianas, judías y árabes convivimos respetuosamente. Se destacan sus reuniones con el Patriarca Bartolomé de Constantinopla y sus viajes a Suecia y Ginebra en el quinto centenario de la Reforma. Entre tantas iniciativas por la paz recordamos la jornada de ayuno por Siria; el viaje a Medio Oriente; la oración con las autoridades de Israel y Palestina; la intercesión por el pueblo Rohingya desplazado de Myanmar; la colaboración en los procesos de reconciliación en la República Centroafricana, Colombia y Mozambique; la mediación entre las dos partes de Sudán; las gestiones –infructuosas - por la martirizada Ucrania; la reciente visita al Congo y Sudán del Sur, pueblos pobres y en guerra, donde crece el catolicismo.
La revolución de la ternura
El Papa trasmite la frescura del Evangelio centrado en la revolución de la ternura de Dios, una frase que pronuncia mirando el rostro de La Piedad. En sus mensajes navideños en Buenos Aires Bergoglio contemplaba la imagen del Niño Jesús y decía que Dios es ternura. La exhortación La alegría del amor expresa la lógica de la misericordia que acompaña, discierne e integra las heridas humanas de las periferias existenciales. La encíclica Todos hermanos presenta la compasión evangélica del Buen samaritano como modelo de una praxis de aproximación hacia los vulnerables y vulnerados. Recrea la doctrina social de la Iglesia para promover la fraternidad universal y la amistad social.
La misericordia es un principio hermenéutico de este Papa, como se nota en su apertura a los migrantes y la protección de los menores. En su primer viaje a Lampedusa manifestó su amor a los que dejaron el hogar de modo forzoso. De Ciudad Juárez a la isla de Lesbos denuncia la indiferencia, convoca a la hospitalidad, promueve la integración porque estamos llamados a reconocer el rostro de Jesús en los desplazados. Él nos dice: estuve de paso y me recibieron (Mt 25,35). Frente a diversas manifestaciones de la cultura clerical y los abusos criminales cometidos por ministros de la Iglesia, Francisco señala la contraposición entre la sinodalidad y el clericalismo. Este es, a veces, un fenómeno ideológico, pero siempre es un apego desordenado al poder de decisión pastoral que genera arbitrariedades. La comunión requiere instancias sinodales de cuidado y control institucional.
Dios es Amor y vuelca su misericordia de modo privilegiado en los que sufren la pobreza, la violencia, el descarte, la soledad, la enfermedad, que son satélites de la muerte. La reforma de la Iglesia busca comunicar con más transparencia el estilo de Dios, que es cercanía, compasión y ternura. En 2015, en el Centenario de mi Facultad de Teología, el Papa nos invitó a reflejar la centralidad de la misericordia porque el servicio de la teología es aprender, pensar y comunicar que Dios es Amor.
La dimensión social del Evangelio
El primer papa jesuita eligió el nombre Francisco cuando el cardenal Claudio Hummes le recordó la frase dirigida a san Pablo: no te olvides de los pobres. Ningún predecesor suyo tomó el nombre del Poverello. El Papa admira en san Francisco su identificación con Cristo y su respuesta al llamado para reformar la Iglesia en el siglo XIII: repara mi casa. En Asís expuso tres rasgos del santo que marcan su pontificado desde la Misa inaugural: el amor a los pobres desde el abrazo a la Señora Pobreza; el carisma pacificador cifrado en el lema Paz y Bien; la fraternidad con las personas y con todos los seres, expresada en la alabanza del Canto de las creaturas. El nombre Francisco expone la unión con Jesús, la reforma de la Iglesia, y la misión ante tres desafíos: justicia, paz, cuidado.
En la exhortación La alegría del Evangelio el Papa formuló la dimensión social de la fe y afrontó las cuestiones de los pobres y la paz. Afirmó que los pobres están en el corazón de Dios y sueña con una Iglesia pobre para los pobres. Así asume una línea del episcopado latinoamericano que integra en la evangelización la promoción, el desarrollo y la liberación integral de los pueblos. El amor político y el diálogo social deben derribar los muros que excluyen y construir puentes que unan.
En la encíclica Laudato si’ resumió el carisma de san Francisco en su armonía con Dios, los otros y la naturaleza. Ese documento socio - ambiental asocia el clamor del pobre y el grito de la tierra. En la plaza de san Pedro, en una tarde lluviosa, el Obispo de Roma consoló a la humanidad en pandemia. Dijo: “todos estamos en la misma barca”, “nadie se salva solo”, “de la crisis se sale mejor o peor”. Sus propuestas para la postpandemia están en el libro Soñemos juntos. Alienta un desborde creativo en favor de un mundo más justo, comenzando por una distribución equitativa de vacunas
En 2009 Francisco visitó al Gran Imán sunita Ahmad Al-Tayyeb en Abu Dabi. Firmaron el Documento sobre la fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia porque Dios creó todos los seres humanos iguales en la dignidad y los llama a convivir como hermanos. En 2021 peregrinó a Irak, la tierra de Abraham, padre de las tres religiones monoteístas. Dijo que la violencia fundamentalista y terrorista es una traición a la religión y un abuso de la fe, y que el cristiano renuncia a tener enemigos y sólo enfrenta la enemistad en su corazón. Por eso, aproximarse al otro como a un hermano - varón o mujer - es la opción para reconstruir un mundo herido. En Fratelli tutti invita a la fraternidad, la forma más plena de la alteridad, para superar el odio fratricida. Los cristianos llamamos a Dios Padre nuestro y creemos la palabra de Jesús: “ustedes son todos hermanos” (Mt 23,9).
La reforma de la Iglesia católica
Francisco promueve la renovación misionera y sinodal de toda la Iglesia. Exhorta a la conversión pastoral a Jesucristo de todos los miembros del Pueblo de Dios para ser una Iglesia profética, materna, en salida. En línea con el Concilio Vaticano II, que hizo una relectura del Evangelio en la cultura contemporánea, impulsa cambios paradigmáticos y procesos irreversibles de reforma. Evoco un gesto pequeño que me contó el Papa. En 2016 convirtió la residencia veraniega de Castel Gandolfo en un museo porque durante la ocupación nazi Pío XII escondió a familias judías en el palacio. Muchas mujeres dieron a luz en una sala de parto especial: la habitación y la cama del Papa.
Desde 2021 estamos recorriendo un camino sinodal de escucha, diálogo y discernimiento a nivel local, continental y global, que tendrá su primera asamblea mundial en octubre de este año y la segunda será en 2024. Su lema es: Por una Iglesia sinodal. Comunión, participación, misión.
Este pontificado procura una ecología integral para el bien de la casa común. En la asamblea episcopal de Aparecida él y otros tomamos más conciencia de la depredación de la región amazónica. Luego se creó la Red Eclesial Panamazónica - REPAM, que condujo al Sínodo de Obispos en 2019 y la exhortación papal Querida Amazonia. Siguiendo esa lógica participativa el 29 de junio de 2020 constituimos la Conferencia Eclesial de la Amazonía, una institución inédita en el catolicismo, formado no sólo por obispos sino por distintos miembros del Pueblo de Dios y de pueblos indígenas.
El Papa argentino asumió las prioridades definidas en las congregaciones previas al Cónclave y creó una comisión intercontinental de cardenales para la reforma de la Santa Sede. Al mismo tiempo que nombraba nuevas autoridades en los dicasterios y cambiaba muchas normas canónicas, preparaba la nueva constitución sobre la Curia. Promulgada en 2022, Praedicate Evangelium pone los organismos vaticanos al servicio de la misión evangelizadora. En esta reforma hay varias novedades, que llevarán su tiempo en concretarse. Nombro cinco: ordena las estructuras al servicio de la evangelización y la caridad; revaloriza las conferencias episcopales nacionales y las estructuras jerárquicas orientales; promueve una descentralización hacia las funciones de los obispos; determina que un laico - varón o mujer –puede asumir las máximas responsabilidades en una congregación romana; promueve el aporte de las mujeres y del genio femenino en muchas actividades de gobierno.
Desde el inicio Francisco tuvo que asumir dos procesos iniciados por Benedicto XVI. Por un lado, la lucha contra el pecado, el crimen y el escándalo de los abusos de menores cometidos por miembros del clero. Por el otro, la reforma de los organismos administrativos, económicos y financieros de la Santa Sede para que actúen con más transparencia, solidaridad, eficiencia y control. En una oportunidad me manifestó que esto le ha llevado más tiempo de lo que preveía inicialmente.
La alegría luminosa de la fe
Francisco tiene una espiritualidad cristocéntrica: contempla el rostro de Cristo en el Evangelio como guía para la Iglesia. Representa al Pueblo de Dios en la figura de la pirámide invertida, recoge el sentido de la fe del pueblo fiel y sueña en una opción misionera capaz de transformar todo. Las palabras misión, discernimiento, alegría, consuelo, fronteras, peregrinación – sínodo significa caminar juntos – brotan de una espiritualidad evangélica apoyada en el carisma de san Ignacio de Loyola, el fundador de la Compañía de Jesús. Los jesuitas colaboran de muchas formas con su pontificado.
La alegría es una clave de su ministerio petrino. Los títulos de sus grandes documentos contienen estas palabra: La luz de la fe; La alegría del amor; Alabado seas; La alegría de la verdad; Alégrense y exulten; Todos hermanos; Predicad el Evangelio. La Iglesia contemporánea desea volver al corazón del Evangelio, que es una Buena Noticia. En 1974 Pablo VI exhortó a los cristianos diciendo: Alégrense en el Señor. En 1975, su testamento pastoral se tituló El anuncio del Evangelio. La exhortación programática de Francisco, La alegría del Evangelio, reúne dos palabras centrales de esos documentos del Papa bresciano. Y siempre mueve a cultivar la dulce alegría de evangelizar.
Lumen fidei es la encíclica que Francisco escribió a cuatro manos con Benedicto XVI. La fe es como la luz de una lámpara que guía nuestros pasos en la noche. A veces se parece a un faro grande que cubre desde lo alto el cielo, la tierra y el mar. Habitualmente es una pequeña antorcha que apenas señala lo que basta para andar. Cuanto más oscura es la noche, más brilla una pequeña llama.
La fe de la Iglesia latinoamericana y del Papa argentino tiene un estilo mariano. Desde 1531 el rostro moreno de la Virgen de Guadalupe lleva al pueblo en la pupila de sus ojos y lo cobija en el hueco de su manto. Francisco mira y se deja mirar por la dulzura de los ojos de la Madre de Dios.
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