Su sucesor podría ser el actual nuncio en México, el maltés Joseph Spiteri El Nuncio Bernardito Auza se va a Ginebra
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"En la ciudad suiza podría ejercer de Observador Permanente de la Santa Sede antes las Naciones Unidas en Ginebra, cargo similar al que ya ocupó en Nueva York del 2014 al 2019"
"Se va, pues, Bernardito Auza, tras casi 6 años en España, sin dejar mucha huella y defraudando muchas expectativas"
"El Nuncio filipino mostró durante estos años un talante resueltamente conservador, poco alineado con las tesis de Francisco"
"El Nuncio filipino mostró durante estos años un talante resueltamente conservador, poco alineado con las tesis de Francisco"
Se lo ha confirmado ya a su círculo más íntimo. El Nuncio del Papa en España, el filipino Bernardito Auza deja el palacio de la Avenida Pío XII de Madrid y se va como representante diplomático a Ginebra, tras casi 6 años en la nunciatura española, por la que pasó sin pena ni gloria.
En la ciudad suiza podría ejercer de Observador Permanente de la Santa Sede antes las Naciones Unidas en Ginebra, cargo similar al que ya ocupó en Nueva York del 2014 al 2019. El problema es que ese puesto está ocupado por Ettore Balestrero sólo desde 2023. Para sortear ese escollo, Secretaría de Estado podría desplazar al actual Observador permanente a otro puesto o colocar el nuncio español de observador permanente ante la OSCE, ante otros organismos con sede en el país helvético o, incluso, podría colocarlo en un puesto de nueva creación.
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Se va, pues, Bernardito Auza, tras casi 6 años en España, sin dejar mucha huella y defraudando muchas expectativas. Llegó a Madrid ya muy avanzado el pontificado de Francisco y se esperaba que, tras el ultraconservador Renzo Fratini, el ‘moderado’ Auza iba a imprimir al episcopado español (sobre todo a los nuevos obispos) un sesgo claro hacia la Iglesia samaritana y en salida de Francisco.
Pero no fue un nuevo monseñor Dadaglio, el nuncio que, durante el final de franquismo y la Transición formó tándem con el cardenal Tarancón, para cambiar la geografía episcopal española y hacerla vibrar al ritmo del Vaticano II.
El Nuncio filipino mostró durante estos años un talante resueltamente conservador, poco alineado con las tesis de Francisco. Se hizo amigo del cardenal Rouco (al que visitaba a menudo en su ático de la calle Bailén) y, de su mano, se echó en manos del sector más conservador del episcopado español.
Tanto es así que, en Roma (sobre todo con la llegada del cardenal Prevost al dicasterio de Obispos) se pusieron en sordina sus ternas episcopales, para concederle todo el poder sobre los nombramientos patrios primero al cardenal Omella (asistido por una comisión ad hoc) y, después, a la dupla formada por el cardenal Cobo y el obispo Satué.
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Bernardito encajó el golpe como pudo, porque nunca fue capaz de imponer su autoridad. Ni siquiera consiguió imponerse por el miedo a los prelados españoles, como hizo su predecesor Renzo Fratini. Auza fue, más bien, un nuncio ‘blandito’, al estilo de Lajos Kada y con menos cintura que el portugués Monteiro de Castro,.
Se va, pues, un estorbo para que el cardenal Cobo pueda realizar esta segunda revolución episcopal española, tras la de Dadaglio-Tarancón, y encontrar, si es que puede, pastores con olor a oveja, que puedan abanderar la Iglesia española en tiempos de sinodalidad.
Para sucederle, en un primer momento se barajó el nombre del actual nuncio en Washington, el francés Christophe Pierre, pero después Roma lo descartó, porque con su nombramiento se desvestía el santo USA para vestir el español. Y, porque, Pierre es ya cardenal y la nunciatura española era cardenalicia de salida, no de entrada.
Roma pensó en primera instancia en el cardenal Pierre, porque, dentro de la carrera diplomática, es de los pocos que se puede considerar en sintonía con Francisco. El partido diplomático romano, dirigido en estos momentos por el cardenal Parolin, es un auténtico poder dentro de la Curia y, desde siempre, está escorado hacia los sectores más conservadores. Son la élite de la Iglesia y se creen los guardianes de las esencias.
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Por eso, es tan difícil encontrar nuncios abiertamente pro-Francisco, una característica que parece reunir el actual nuncio en México, el arzobispo maltés Joseph Spiteri, que habla italiano, francés, español y portugués. Es nuncio desde el 2009, cuando comenzó su singladura en Sri Lanka, para pasar después a Costa de Marfil y a Líbano, y desde el 2022, nuncio apostólico en México. ¿Será el nuevo Dadaglio para acompañar el nuevo Tarancón-Cobo?
Otras fuentes, sin embargo, procedentes sobre todo de México, tachan al actual nuncio mexicano de "pillo" y de que, al contrario del anterior Nuncio, Franco Coppola, se puso de perfil en el tema de los abusos por parte del clero en México.
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