Obispo de Holguín: "El Sínodo se anticipó en Cuba. La realidad sinodal en nuestro país es congénita" Emilio Aranguren: "Xabier Gómez aportará una gran sensibilidad hacia la inmigración y la pobreza"
El prelado destaca la capacidad del nuevo obispo de Sant Feliu para promover la acogida, el respeto y el diálogo
"Obviamente, sabía que Xabier hablaba el euskera, pero nunca lo había oído hablar en catalán, y me ha sorprendido. Solo le ha faltado decir algunas palabras en gallego, durante la celebración, para usar las cuatro lenguas oficiales del Estado"
"Quienes marchan son mayoritariamente gente joven, hecho que provocará durante los próximos años un envejecimiento de la población del país. Esto ya se está empezando a notar en las comunidades de vida cristianas, donde hay mucha gente mayor que ha visto marchar al extranjero sus hijos y nietos y ahora se encuentran en una situación de soledad no deseada"
"Al bloqueo que sufrimos desde hace más de sesenta años, hay que recordar que se suman las medidas adoptadas en relación con Cuba durante el primer periodo presidencial de Trump y que todavía continúan vigente"
"Quienes marchan son mayoritariamente gente joven, hecho que provocará durante los próximos años un envejecimiento de la población del país. Esto ya se está empezando a notar en las comunidades de vida cristianas, donde hay mucha gente mayor que ha visto marchar al extranjero sus hijos y nietos y ahora se encuentran en una situación de soledad no deseada"
"Al bloqueo que sufrimos desde hace más de sesenta años, hay que recordar que se suman las medidas adoptadas en relación con Cuba durante el primer periodo presidencial de Trump y que todavía continúan vigente"
(Flama) Entre los muchos amigos que quisieron acompañar el el pasado sábado a Xabier Gómez en su ordenación episcopal en Sant Feliu de Llobregat, había uno que también estuvo presente cuando Gómez fue ordenado cura en 1993 en San Sebastián. Era el cubano Emilio Aranguren, obispo de Holguín, que no dudó a atravesar el Atlántico para acompañar nuevamente su amigo en el día de su consagración como obispo.
Nacido en Santa Clara en el seno de una familia vasca que emigró en Cuba antes del triunfo de la Revolución, Aranguren es obispo desde hace treinta y tres años. Los primeros cuatro fue auxiliar de Santa Clara, después estuvo diez años como titular a Cienfuegos y, desde hace 19, a Holguín, una de las provincias del extremo oriental de la isla.
"Esta ordenación ha sido el primer acto en que he participado después de concluir mi mandato de siete años como presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba", remarca Aranguren al inicio de la entrevista con Flama, que tiene lugar en el Colegio Buen Salvador justo después de la comida organizada por el obispado de Sant Feliu con motivo de la ordenación de su nuevo obispo.
¿Cómo nació su amistad con fray Xabier Gómez?
Tras ser nombrado obispo auxiliar de Santa Clara, en 1991, visité la casa familiar a Legazpi, Gipuzkoa. Allí me encontré por primera vez con Xabier, que por entonces aún era seminarista y estaba haciendo el año de pastoral en la parroquia. En aquel viaje también conocí a su familia, en Akoitia y, tres años más tarde, asistí a su ordenación sacerdotal invitado por el obispo José María Setién. A partir de aquí, lo volví a visitar varias veces, y él también vino en Cuba a hacer una pequeña experiencia misionera de tres meses en mi diócesis de entonces, Cienfuegos. A la vuelta, él ya entró en la orden de los dominicos. Desde que nos conocimos, pues, he mantenido una relación de amistad con él y con su familia, que también es amiga de mis primos de Legazpi.
¿Cómo ha vivido esta ordenación episcopal de su amigo?
Muy bien. Por un lado, me he reencontrado con obispos españoles de una generación anterior, a los cuales ya conocía y, por el otro, he conocido algunos nuevos, especialmente los de la Conferencia Episcopal Tarraconense; con todos ellos he podido compartir esta bonita celebración en Sant Feliu. Obviamente, sabía que Xabier hablaba el euskera, pero nunca lo había oído hablar en catalán, y me ha sorprendido. Solo le ha faltado decir algunas palabras en gallego, durante la celebración, para usar las cuatro lenguas oficiales del Estado.
¿Cómo es la vida en Cuba, y particularmente de la Iglesia cubana, en estos momentos de tanta escasez y carencias?
Estamos experimentando una situación específica en relación con la emigración. Es un fenómeno que se vive desde hace décadas, pero que se ha intensificado mucho durante los últimos dos años. Esto afecta inevitablemente no solo la Iglesia, sino la población en general. Quienes marchan son mayoritariamente gente joven, hecho que provocará durante los próximos años un envejecimiento de la población del país. Esto ya se está empezando a notar en las comunidades de vida cristianas, donde hay mucha gente mayor que ha visto marchar al extranjero sus hijos y nietos y ahora se encuentran en una situación de soledad no deseada, que los afecta desde el punto de vista afectivo y desde el punto de vista del día a día, puesto que no tienen nadie que los acompañe físicamente en las gestiones de la vida ordinaria.
Además, en 2024 hemos sufrido dos huracanes, Oscar y Rafael, y también un seísmo en el extremo oriental de la isla, que han empeorado todavía algo más una situación que ya era delicada por las carencias y las dificultades para acceder a suministros básicos como es el agua. Todo esto va generando un cansancio notable en la población.
También está el aspecto de la política internacional, las guerras, el cambio en la presidencia en los Estados Unidos, el comportamiento de los otros países latinoamericanos como México, Venezuela, Chile, Argentina… todo esto, nos guste o no, confluye en nuestra realidad nacional.
¿Continúa afectando en este sentido el embargo comercial impuesto por los Estados Unidos desde el año 1962?
Por supuesto. A este bloqueo que sufrimos desde hace más de sesenta años, hay que recordar que se suman las medidas adoptadas en relación con Cuba durante el primer periodo presidencial de Trump y que todavía continúan vigentes.
La situación actual en Cuba, es tanto o más grave que la que se vivió a inicios de la década de 1990 con la caída de la Unión Soviética, que en la isla se conoce como el Periodo especial?
Para la población este es un momento todavía más difícil que aquel. Porque además, ahora hay una gran inflación monetaria, la subida de los precios deja muchas personas con poca capacidad adquisitiva sin acceso a productos básicos.
¿Cómo responde la Iglesia cubana, a través de Cáritas, en este contexto?
Cáritas tiene en marcha en estos momentos una campaña de emergencia que se aplica ahora con los huracanes y, al mismo tiempo, mantiene su programa sistemático para ofrecer atención a la ciudadanía. También está trabajando mucho en programas de socialización, animación y atención en las personas mayores, que como lo explicaba anteriormente, se encuentran especialmente necesitadas de atención. Se quiere evitar que los mayores se queden encerrados en casa, sino que tenga posibilidad de relacionarse con los vecinos.
¿Cómo vive Cuba la experiencia sinodal?
El Sínodo se anticipó en Cuba. La realidad sinodal en nuestro país es congénita. Además, en 1986, tuvimos un encuentro nacional eclesial que el actual beato Eduardo Pironio calificó de ‘Pentecontés cubano’. Esta experiencia de corresponsabilidad en la vida eclesial a través de la participación de todo el mundo en los consejos parroquiales, diocesanos y la escucha es un aspecto natural del procedimiento pastoral.
¿Qué cree que puede aportar el obispo Xabier Gómez en esta Iglesia catalana en la cual acaba de aterrizar?
Creo que aportará una gran sensibilidad hacia la inmigración y la pobreza, en la misma línea expresada por el papa Francisco sobre todo en grandes cartas como Evangelio gaudium, Laudato Sí y Fratelli Tutti. Tengo la impresión que, por su trayectoria y formación, el padre Xabier puede ayudar mucho a transmitir esta dimensión de apertura a la acogida, a la integración, al respeto, al diálogo con la diversidad y la cultura, que pide el Papa.
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