A los políticos: "Agradezco expresamente vuestra entrega y vuestra ejemplaridad" Fernando Prado invita a poner en práctica "la ley del boxeador: hay más alegría en dar que en recibir"
"Hoy es día de fiesta y por eso hoy, dejando un poco a un lado las penas, disfrutamos de esa dimensión lúdica e importante que también tiene la vida. Celebramos con alegría y orgullo la fiesta del patrono de nuestra ciudad"
"Sí, es posible celebrar juntos, es posible convivir juntos y ser felices juntos. La fiesta es símbolo de una unión que es mucho más real en nosotros que aquello que nos pueda dividir"
"Somos más felices cuando morimos un poco a nosotros mismos y dejamos paso al otro. Esa es la experiencia: nuestra felicidad está en la felicidad de los demás"
"Yo os agradezco expresamente vuestra entrega y vuestra ejemplaridad. Seguid queriendo ser buenos servidores de los ciudadanos, como yo quiero ser un buen obispo"
"Somos más felices cuando morimos un poco a nosotros mismos y dejamos paso al otro. Esa es la experiencia: nuestra felicidad está en la felicidad de los demás"
"Yo os agradezco expresamente vuestra entrega y vuestra ejemplaridad. Seguid queriendo ser buenos servidores de los ciudadanos, como yo quiero ser un buen obispo"
Corta y devota, como manda la piedad popular y el Papa Francisco. Y en clave de unión y reconciliación. Así ha sido la primera homilía del nuevo obispo, Fernando Prado, en la fiesta de San Sebastián, patrono de la diócesis. En ella, invita a "dejar un poco de lado las penas" y "celebrar con alegría y orgullo la fiesta del patrono de nuestra ciudad". Porque, la fiesta es símbolo de fraternidad y de "una unión que es mucho más real en nosotros que aquello que nos pueda dividir". Además, según el prelado, "nuestra felicidad está en la felicidad de los demás". Y, por eso, invita a los donostiarras a practicar "la ley del boxeador: hay más alegría en dar que en recibir".
Por otra parte, en un gesto nada habitual en los obispos, monseñor Prado agradece la labor de los políticos, de todos los políticos. "Gracias, de corazón. Más allá de las ideas políticas de unos y de otros; más allá de toda ideología, vivís entregados al servicio de vuestros conciudadanos, a veces incomprendidos, sin el agradecimiento que tal vez no acertamos a expresaros, sabiendo que, como todos, intentáis hacer las cosas lo mejor que sabéis y podéis, al servicio del bien común. Yo os agradezco expresamente vuestra entrega y vuestra ejemplaridad. Seguid queriendo ser buenos servidores de los ciudadanos, como yo quiero ser un buen obispo".
Prado, que busca recoser las entretelas heridas en el anterior pontificado del tejido diocesano, pide a los fieles que den "testimonio de vida cristiana en medio de nuestra ciudad". Es decir, "que los cristianos no dejemos de ofrecer públicamente, respetuosamente, nuestra fe. Estoy convencido de que nuestra sociedad, más que nunca, necesita de las referencias evangélicas para vivir mejor".
Sin olvidar, claro está, a los pobres, necesitados y enfermos: "No nos olvidemos de aquellos que no pueden celebrar, de quienes por diferentes razones se ven excluidos de la fiesta; mi bendición especial para todos los enfermos, para las personas en soledad", concluyó el nuevo y flamante obispo.
En la misa, cantada por el Orfeón donostiarra, estuvieron presentes las autoridades.
Homilía en la eucaristía de la fiesta de San Sebastián
Apaiz lagunok, erligioso, erligiosa, laiko eta famili maiteok, donostiarrak eta festarako kanpotik etorri zaretenok, agintari lagungarriak:
Dena ez da lana gure bizitzan. Esperientziak esaten digu, Jaiak lanaren nekea arintzen duela. Ona da, benetan, ardurak egun batzuetarako eten edo alboratzea. Penak Zokora esaten du abestiak.
Hoy es día de fiesta y por eso hoy, dejando un poco a un lado las penas, disfrutamos de esa dimensión lúdica e importante que también tiene la vida. Celebramos con alegría y orgullo la fiesta del patrono de nuestra ciudad. Nos hemos reunido en esta basílica de Santa María para celebrar. Al hacerlo, damos también una orientación cristiana a nuestra fiesta patronal. Es una liturgia preciosa, bella. Las lecturas, los cantos y la alegría son esos ingredientes que nos llevan a sentir y a actualizar vivamente la presencia de Dios entre nosotros. La mesa compartida, que es la Eucaristía, nos recuerda y nos actualiza la presencia de Jesús entre los suyos y la consiguiente fraternidad.
Ze poza eta alaitasuna ematen duen herritar eta gure inguruko bizilagunekin lotuta eta gertu sentitzea! La alegría de sentirse pueblo con los demás nos invita a buscar esa fraternidad mayor a la que estamos llamados. Los problemas y la fiesta a todos nos igualan. En el dolor y en la fiesta, nos olvidamos de lo secundario y nos acercamos a lo primordial. Celebrando juntos saboreamos esa unión y ese sueño que queremos vivir siempre. Lo que vivimos en un día, lo quisieramos todos los días. Sí, es posible celebrar juntos, es posible convivir juntos y ser felices juntos. La fiesta es símbolo de una unión que es mucho más real en nosotros que aquello que nos pueda dividir.
Gaur gogoratzen dugu gazte martiri baten bizitza. Berak ematen dio izena gure hiriari. San Sebastianen bizitza, berezia da, benetan. Soldado del emperador, perseguido por ser cristiano, San Sebastián arriesgó su vida y su prestigio por ser fiel a su fe y proteger y defender a otros creyentes en peligro y en situación de persecución. El murió a sí mismo para que otros vivieran. En el negarse a sí mismo encontró la plenitud de su vida. Así sucede también en nosotros. Es algo que experimentamos a menudo y de lo que no somos siempre del todo conscientes: somos más felices cuando morimos un poco a nosotros mismos y dejamos paso al otro. Esa es la experiencia: nuestra felicidad está en la felicidad de los demás. Gezurra dirudi, baina horrela da. Hor dago koxka. Hor dago gizon-emakumeen handitasuna. Es un misterio: cuanto más morimos a nosotros mismos, más posibilitamos la paz, la fraternidad y la felicidad de todos. Dios nos ha hecho, fundamentalmente, capaces de este amor que es donación. Es nuestra naturaleza más profunda. Todos somos capaces de amar y de entregar nuestra vida en bien de los demás.
Es la famosa ley del boxeador: “Hay más alegría en dar que en recibir”. San Pablo nos asegura que esas fueron palabras que salieron de la boca de Jesús (ipsisima verba Christi).
La Eucaristía que celebramos nos habla también de esto: de entregarse y vivir para los demás. Es lo que nos enseñó Cristo y es lo que San Sebastián comprendió que tenía que ser su vida: hasta la muerte, sin ceder a los que querían anular su fe, anular lo que él más quería: vivir según el Evangelio que había abrazado en lo profundo de su vida, vivir sirviendo a los demás.
Hoy es un día también para agradecer a nuestros dirigentes, a nuestros representantes en la ciudad: a nuestro alcalde y concejales, a los políticos de la oposición. Nuestros representantes, con su entrega y su buena voluntad construyen y viven queriendo mejorar la vida de todos. Gracias, de corazón. Más allá de las ideas políticas de unos y de otros; más allá de toda ideología, vivís entregados al servicio de vuestros conciudadanos, a veces incomprendidos, sin el agradecimiento que tal vez no acertamos a expresaros, sabiendo que, como todos, intentáis hacer las cosas lo mejor que sabéis y podéis, al servicio del bien común. Yo os agradezco expresamente vuestra entrega y vuestra ejemplaridad. Seguid queriendo ser buenos servidores de los ciudadanos, como yo quiero ser un buen obispo. No dejéis que los sinsabores cotidianos, o los errores cometidos por omisiones o por los límites humanos que todos tenemos, minen vuestra ilusión por mejorar la vida de todos. Contad siempre con mi cercanía y mi cariño sincero.
A todos los presentes deseo que la vida entregada de San Sebastián sirva para iluminar nuestra vida cristiana, llamada a ser un testimonio en medio de nuestra ciudad. Que los cristianos no dejemos de ofrecer públicamente, respetuosamente, nuestra fe. Estoy convencido de que nuestra sociedad, más que nunca, necesita de las referencias evangélicas para vivir mejor.
Pidamos al Señor que, a pesar de las inclemencias del tiempo, nos conceda un día de fiesta lleno de alegría, de concordia ciudadana, de verdadera paz y fraternidad. Que el frío del ambiente se llene del calor de la amistad y de la ciudadanía compartida. Os deseo en este día, de corazón, toda la bendición de Dios para vosotros y para vuestras familias. No nos olvidemos de aquellos que no pueden celebrar, de quienes por diferentes razones se ven excluídos de la fiesta; mi bendición especial para todos los enfermos, para las personas en soledad que quizá siguen esta Eucaristía por los medios de comunicación; mi solidaridad y recuerdo para los más necesitados, con quienes también compartimos ciudadanía y fraternidad. Sin ellos, la verdadera fiesta de la vida no es del todo completa.
Ba,… hori. Festara! Dantzara!… Penak zokora! Jai pozgarri eta baketsu opa dizuet guztioi. Gora San Sebastian! Gora zuek, hiritarrok! Gora gure herriko ordezkari eta agintariak! Jauna bedeinka zaitzatela guztioi eta Koruko Ama eta San Sebastian izan bitez gure lagun minak! Aurrera!
+ Fernando
Donostiako gotzaina
Etiquetas