La Iglesia en Madrid reza por las mujeres víctima de violencia José Luis Segovia: "Ante la larga lista de mujeres asesinadas en el último año, la única reacción humana aceptable es echarse a llorar"
El vicario para el Desarrollo Humano Integral y la Innovación de la archidiócesis de Madrid, así lo aseguró al comenzar la vigilia de oración por todas ellas y sus hijos
Un total de 38 mujeres muertas y 44 niños que han quedado huérfanos, hasta la fecha. La celebración se llevó a cabo el pasado viernes, 25 de noviembre, en la parroquia Nuestra Señora de la Consolación
"Pero no hemos venido a la iglesia solo a llorar. Venimos también a rezar y a cultivar la esperanza, la cultura del respeto, la delicadeza, el buen trato, el cuidado, la igualdad"
Y advirte: "el problema, lejos de desaparecer, se replica no solo en las personas de edad avanzada, sino también en las generaciones más jóvenes"
"Pero no hemos venido a la iglesia solo a llorar. Venimos también a rezar y a cultivar la esperanza, la cultura del respeto, la delicadeza, el buen trato, el cuidado, la igualdad"
Y advirte: "el problema, lejos de desaparecer, se replica no solo en las personas de edad avanzada, sino también en las generaciones más jóvenes"
(Archimadrid).- Ante la larga lista de mujeres asesinadas en el último año por violencia contra la mujer, «la única reacción humana aceptable es echarse a llorar». José Luis Segovia, vicario para el Desarrollo Humano Integral y la Innovación de la archidiócesis de Madrid, así lo aseguró al comenzar la vigilia de oración por todas ellas y sus hijos.
Hasta la fecha, han sido un total de 38 mujeres muertas y 44 niños que han quedado huérfanos. La celebración se llevó a cabo el pasado viernes, 25 de noviembre, en la parroquia Nuestra Señora de la Consolación, adornada con mariposas multicolores recordando a cada mujer y niño. Con el lema Memoria y esperanza, fue convocada por la Comisión Diocesana para una Vida Libre de Violencia contra la Mujer con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
«Pero no hemos venido a la iglesia solo a llorar —continuó el vicario—. Venimos también a rezar y a cultivar la esperanza». Parafraseando a santa Teresa de Jesús, «una mujer, santa, mística, doctora de la Iglesia», que sufrió incomprensiones «también eclesiásticas», Segovia explicó que «orar es tratar de amistad con quien sabemos nos ama». Esto es, afirmó, «cultivar la cultura del respeto, la delicadeza, el buen trato, el cuidado, la igualdad».
Por eso, dijo, hay términos que son incompatibles entre sí, como poder y amistad, machismo y amor, dominación y encuentro personas, cariño y posesión, respeto y manipulación. «No cabe ninguna forma de violencia, ningún modo de chantaje en la relación de amor. Mucho menos en el nombre de Dios, la cultura o la tradición». Ante esto, el vicario recordó que «las mujeres violentadas en mil formas y lugares por el hecho de serlo» están «prefiguradas» en Cristo y cuentan con «la mayor fuerza y estímulo: la de Cristo Víctima».
"El problema, lejos de desaparecer, se replica no solo en las personas de edad avanzada, sino también en las generaciones más jóvenes"
Así, apuntó, Jesús muere «porque los seres humanos, desgraciadamente, matamos, asesinamos, cosificamos, victimizamos y condenamos al silencio… Y una forma de muerte y silenciamiento particularmente execrable es la violencia contra la mujer». En este sentido, Segovia recordó también a todas las víctimas sometidas a protección policial frente a sus agresores: 50.000 mujeres y 9.000 niños. Y advirtió: el problema, lejos de desaparecer, se replica no solo en las personas de edad avanzada, sino también «en las generaciones más jóvenes».
Por ellas tocan las campanas
En sus palabras, pidió también rezar por la Iglesia, «aún con demasiados tics clericalones y machistas», así como por la sociedad, «demasiado polarizada y violenta». En ella, «más mujeres de las que pensamos» padecen violencia, «muchas veces sentadas cada domingo en los bancos de nuestras iglesias, a veces muy cerquita de sus maltratadores». En ocasiones, «incluso en el interior de la vida consagrada femenina» se da violencia en forma de «abuso de poder, de conciencia o sexual».
«No queremos una desoladora y estéril guerra de hombres contra mujeres y de mujeres contra hombres», sino «medidas que respondan a las necesidades de las victimas», muchas veces doble víctima por ser pobre, extranjera o no tener los papeles en regla, expresó. El vicario para el Desarrollo Humano e Integral y la Innovación concluyó su meditación recordando las palabras del Papa Francisco: «Herir a una mujer es ultrajar a Dios».
"No queremos una desoladora y estéril guerra de hombres contra mujeres y de mujeres contra hombres», sino «medidas que respondan a las necesidades de las victimas"
Con motivo de la jornada, las campanas de la iglesias de Madrid que quisieron sumarse, incluida la catedral de Santa María la Real de la Almudena, repicaron a las 20:00 horas en memoria esperanzada por todas las víctimas de la violencia contra la mujer. La inicitiva, que se repite cada año, se enmarca en la campaña Por ellas tocan las campanas.
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