Entrevista al párroco de San Pedro de Gijón (II) Javier Gómez Cuesta: "El Papa sabe que ha sido elegido para una misión en la Iglesia, la de darle un nuevo giro"
"Trabajar con D. Gabino es una suerte. Formamos un excelente equipo de gobierno con los vicarios territoriales que estaban todo el día al pie del cañón. Fueron 17 años largos de los que guardo un buen recuerdo"
"En España hay un sector amplio reactivo a su reconocimiento. Es sudamericano. Siempre nos creímos por encima de ellos. Tienen “la misma-distinta” cultura. Además es argentino"
"Sabe que él ha sido elegido para una misión en la Iglesia, la de darle un nuevo giro y hasta que no crea que ha finalizado ese encargo, no pedirá el relevo, si la salud todavía se lo permite. Querrá dejar el terreno mejor preparado a su sucesor"
"Estamos convencidos de que la Iglesia perderá en extensión, en cantidad, pero que mejorara en calidad. Los católicos serán más convencidos, más militantes. Para ello es para lo que hay trabajar"
"Sabe que él ha sido elegido para una misión en la Iglesia, la de darle un nuevo giro y hasta que no crea que ha finalizado ese encargo, no pedirá el relevo, si la salud todavía se lo permite. Querrá dejar el terreno mejor preparado a su sucesor"
"Estamos convencidos de que la Iglesia perderá en extensión, en cantidad, pero que mejorara en calidad. Los católicos serán más convencidos, más militantes. Para ello es para lo que hay trabajar"
I.- Introducción
Con las entrevistas, las dos ya publicadas, y la tercera, que se hará pública la próxima semana, se pretende que una persona destacada de la Iglesia, don Javier Gómez Cuesta, sacerdote y párroco, desde su magisterio y responsabilidad sacerdotales, sin más autoridad que esas, que ya son bastantes, nos motive a contemplar, reflexionar y meditar sobre la Iglesia. Y eso, en unos momentos que parecen críticos, teniendo el adjetivo de “críticos” la misma significación y origen que el sustantivo “crisis”, ambos nacidos en la Grecia clásica, no significando finales sino una continuación diferente.
La figura importante de don Gabino Díaz-Merchán, desde su magisterio de autoridad, la episcopal, hizo de “medio o instrumento” para lo pretendido. Esta vez es el mismo don Javier Gómez Cuesta, que hablando de sí mismo, habla de la Iglesia, que es la importante. Y dejaremos para la tercera entrevista cuestiones tan delicadas e importantes, de presente y futuro, como las del sexo, masculino y femenino, y las religiones monoteístas; las de religiones clericales y ausencia de vocaciones, como si Dios quisiere otra “cosa”.
P.- ¿Qué pensó al ser nombrado Vicario General en el ya lejano año de 1982.
R.- Fue una sorpresa. Me costó aceptar. Estaba muy contento en Santo Tomás de Avilés-Sabugo, donde me sentía muy aceptado y con muchas iniciativas pastorales. Siempre me tiró más la vida pastoral parroquial que otras misiones o responsabilidades. Recuerdo que me llamó para comunicármelo un “miércoles santo”. Fue aquella una verdadera Semana Santa para mí.
Luego lo asumí con ilusión. Trabajar con D. Gabino es una suerte. Formamos un excelente equipo de gobierno con los vicarios territoriales que estaban todo el día al pie del cañón. Fueron 17 años largos de los que guardo un buen recuerdo. Cuando se acercaba ya la jubilación del arzobispo, le pedí cambio a parroquia. Desde entonces, 20 de junio de1999, estoy en Gijón. Muy contento. Estudie en Comillas trece años con ventana a la mar y volver a ver todos los días el mismo mar siempre distinto explaya el espíritu.
P.- ¿Qué opinión le merece el papal Motu proprio Traditionis custodes”, de julio último?
R.- Se puede ser condescendiente con aquellos que por edad practicaron esa antigua liturgia y ceremonias. Fue su mundo religioso. Pero no me parece aceptable que los jóvenes se “ilusionen” y se alisten a ella. La liturgia no son “ceremonias”. Las reformas conciliares son expresión de la que debe hacer la iglesia “semper reformanda”. En Roma, cerca de la Iglesia española había una iglesia en que se celebraba con esa antigua liturgia. Por curiosidad le hacía una visita siempre que iba. Me llamaba la atención que todos eran sacerdotes jóvenes y la mayor parte de los asistentes. Creo que al papa Francisco ha hecho bien en poner ya punto final. La liturgia católica debe ser la conciliar del Vaticano II. Posiblemente necesita alguna nueva reforma después de estos más de cincuenta años, sobre todo reflexionar sobre esa manifestación de las nuevas generaciones de que “a mí la misa no me dice nada”.
P ¿Cree que el Papa tiene tantos enemigos como se dice, incluso alentadores de cismas?
R.- Lo que se suele decir y reconocer que tiene más acogida, crédito y admiración en los de fuera que en los de dentro. En España hay un sector amplio reactivo a su reconocimiento. Es sudamericano. Siempre nos creímos por encima de ellos. Tienen “la misma-distinta” cultura. Además es argentino. Estamos acostumbrados a lo europeo que es más abstracto, de pensamiento más frio y de modales más comedidos. Francisco es todo espontaneidad. Tiene más formación de la que algunos creen. La mayor parte de los católicos están en el continente americano. Siempre se pidió, incluso en Europa, un Vaticano más sencillo, no tan alejado de la vida. Yo creo que esta papa es atrevido para alentar una renovación que la iglesia necesita y que viene del espíritu del Concilio Vaticano. Es un fiel seguidor y admirador de San Pablo VI, el de la Ecclesiam suam. Él está en esa línea. Es de los de San Ignacio, jesuita puro, de los austeros, de los que gastan tiempo discerniendo cuál la voluntad de Dios para él y para la iglesia. Sabe del poder evocador y evangelizador de los signos. Los reticentes, cuando se acercan a su persona, quedan cambiados y se transforman en fans suyos. Conozco a más de uno.
Sabe que él ha sido elegido para una misión en la Iglesia, la de darle un nuevo giro y hasta que no crea que ha finalizado ese encargo, no pedirá el relevo, si la salud todavía se lo permite. Querrá dejar el terreno mejor preparado a su sucesor.
P.- ¿No es comprensible que los que en otro tiempo quisieron hacer de su carrera eclesiástica un Cursus honorum, viviendo en palacios episcopales y alejados de la pobreza evangélica, no acepten eso de ahora, de que han de “oler a oveja”?
R.- Posiblemente. Pero la iglesia se estaba convirtiendo en pequeña élite, se alejaba de la cultura social, popular, no es “sal de la tierra” en este nueva cultura y mentalidad que ha cambiado tanto. Necesitamos leer y reflexionar sobre los escritos de Bauman y Lipovestky para darnos cuenta de lo que ha cambiado la realidad del mundo.
Lo de “oler a oveja” puede der entendido en lenguaje evangélico, “conozco a mis ovejas y mis ovejas me conocen a mí” o como metáfora vulgar para desestimar a alguien. ¿Abundan más los halcones que los pastores de ovejas?
P.- ¿Usted ha sumado dos experiencias eclesiales muy importantes y distintas, la de párroco y la de vicario, llegando a afirmar que “la vida de la Iglesia se encuentra en las parroquias, pero no en las curias”. ¿Se ratifica en ello?
R.- Sí. La curia debiera ser un servicio a las parroquias y no al revés. Por otra parte, los trámites administrativos se van simplificando cada vez más. Se requiere un servicio coordinador, y de iniciativa pastoral. Pero la vida como tal está en las comunidades cristianas que se reúnen principalmente el domingo y que siembran evangelio con diversas actividades. Se necesita un cuidado de las personas. Hoy los sacerdotes viven solos. Antes tenían siempre un familiar que los atendía. Eso ya no existe. Lo muy normal es que el sacerdote viva solo. Muchos están en esta “España vacía o vaciada”, con una nómina escasa para hacer frente a muchos gastos.
P.- ¿Por qué causa el trabajo en las parroquias aburre a tantos clérigos, que quieren escapar buscando ser obispos? ¿Habrán perdido la fe?
R.- No creo que esto sea realidad. Hoy, dicen, que son bastantes los que no se atreven a aceptar. La vida del obispo hoy (antiguamente era otra cosa) no es muy apetecible. Estamos en un momento en que se necesitan “profetas” que abran caminos.
P.- La Parroquia Mayor de San Pedro Apóstol de Gijón, de la que es usted titular no es una parroquia “cualquiera”, es de referencia: ¿Cuáles son sus especificidades?
R.- Tiene historia. La lástima fue que quemaron su archivo y el templo en la guerra civil. Durante siglos fue un epicentro de Gijón, por ser lugar de acogida, por sus fiestas, celebraciones populares, acontecimientos de las personas, párrocos famosos, escuelas cuando no las había, creó el primer hospital y está ubicada en un lugar idílico donde estuvo siempre y donde D. Marino defendió como una fortaleza después de la guerra al edificar este nuevo templo obra los Hnos. Somolinos. Está en la génesis de Gijón, en Cimadevilla. Es la parroquia madre. Fue única hasta 1893. Hoy puede sr que sea el lugar más reproducido en pintura, fotografía, película…
Creo que se cuidan las celebraciones y la predicación.
Ha sido y sigue siendo una parroquia a la que acuden y ella acude y socorre muchas necesidades. Caritas es una de sus instituciones básicas. Lo fue en el pasado, ya que Cimadevilla, como barrio de pescadores, tenía muchas familias necesitadas.
En especial se atiende a la celebración del Sacramento del Matrimonio. Muchas y muchos jóvenes que salen a trabajar a otras ciudades (aquí ya no encuentran modo de ejercer su profesión) de España y de Europa, luego, cuando deciden casarse, Gijón es su ciudad, aunque ya vivan años fuera, y San Pedro para ellos la referencia de iglesia. En ese momento de su vida, todos son de Cimadevilla o tienen familiares y parientes.
Luego vendrán los bautizos. Nacen fuera, en la ciudades en que trabajan, en España Europa, América, o en Dubay. El bautizo en San Pedro de Gijón. La parroquia sigue siendo para la mayoría de la gente, (aunque no lo sea para ciertos políticos) un “icono” de Gijón, el lugar sagrado para las celebraciones familiares. También para los funerales.
Importante es la Residencia de Ancianos. Ahora que se anda embrollando con las inmatriculaciones. Los bienes de la Iglesia siempre estuvieron, en el 97%, al servicio del pueblo. Hasta para actividades culturales: conciertos de música (muchos coros no podrían organizar sus eventos si no fuera en la templos parroquiales), conferencias…. Y para las de beneficencia. La Casa Rectoral de San Pedro desde hace 40 años es una Residencia de Ancianos Parroquial. Los locales de San Pedro fueron escuelas, salas de cine y teatro para los niños…
San Pedro tiene una Fundación centenaria, San Eutiquio, fundada por el benefactor Eutíquio Salas en 1904, que los párrocos han-hemos cuidado al máximo y sigue ofreciendo sus servicios. Ahí están vivos el colegio de Formación Profesional y la Escuela Infantil en Castiello de Bernueces, además de La Quinta como lugar de recreo para las familias con niños.
P.- Desde su estar en primera línea eclesial, ¿cómo ve la secularización y el laicismo que avanzan imparables y que es como si cercaran a la Iglesia misma?
R.- El Concilio ya avisó de esta corriente de secularización. Menos del laicismo beligerante que entonces no se contaba con él.
Estamos convencidos de que la Iglesia perderá en extensión, en cantidad, pero que mejorara en calidad. Los católicos serán más convencidos, más militantes. Para ello es para lo que hay trabajar. En esa línea está dando pasos el papa Francisco. Será la Iglesia en el mundo, “Iglesia en salida”, dialogante con todos, “Iglesia hospital” que ofrecerá su ayuda…Tiene que resituarse en nuestro contexto. Se preocupará más de la dimensión espiritual de las personas, hoy creo muy descuidada. Vivimos una cultura superficial, de prisas (todo pasa muy veloz). Pienso que la Iglesia tiene un papel y misión importantes, que solo ella puede y debe realizar, que está llamada a velar por valores que no se pueden perder. Lo decía muy bien Juan Pablo II: “El camino de la Iglesia es el camino del hombre…”. Jesucristo vino a traernos “la salvación”, es el Salvador. En momentos como el presente y el futuro que se avecina es el propicio para desentrañar qué es eso de la “salvación” para la persona humana…
P.- ¿Vamos camino de una ruptura y desaparición de las tradiciones tan importantes, las cristianas incluidas, en un afán de un final del cristianismo, objeto último de la secularización?
R.- La historia para algo debe valer. El cristianismo es bimilenario. Atiende a la más esencial del hombre. Es, hasta ahora, la respuesta más satisfactoria (¡cuántos agnósticos han dicho que les gustaría tener fe, fe cristiana!) para las cuestiones y preguntas más radicales e importantes de lo que es el hombre y de lo que le espera. Pasó por momentos muy cruciales. Tiene que actualizarse volviendo a sus raíces, sus esencias….A lo largo de la historia se ha vestido con muchos ropajes. Esta es la cuestión a revisar. Hoy son muchos los antropólogos que dicen que el hombre es religioso, tiene esa dimensión constitutiva, busca “adorar” a alguien. Lo peor es cuando el hombre se adora a sí mismo. Se pervierte. Su finitud requiere esa dimensión religiosa, la necesita y lo consuela, le da esperanza y lo ilumina. Siempre las personas la época en que se vive nos creemos los más sabios. La historia nos enseña que “Dios escribe derecho con líneas torcidas”. A mí me ha llamado la atención lo que está durando esta pandemia. Como las pestes antiguas. Necesitamos invocar a San Roque, el santo de la peste del XIV. El mundo tembló también ahora.
P.- De un Dios como el de antes, muy castigador y de infiernos, hemos pasado a un Dios, como el de ahora, que todo lo perdona y de cielos, es como si los teólogos cambiaran de opinión con facilidad y conveniencia. ¿Usted, que es teólogo, qué opina?
R.- Las imágenes de Dios las creamos nosotros muchas veces. El A.T. ha jugado un papel muy literal. Algunos escritores sagrados, visionarios, predicadores que querían recoger cosecha inmediata en confesonarios, fueron por el temor más que por el amor…Lutero. Por eso fue necesaria la “Encarnación” de Dios. Vino a decirnos quién es y quienes somos nosotros. Lo del Evangelio de San Juan, es la mejor definición: Dios es amor. Lo hemos visto y palpado en Jesús. Y para mí lo completó el papa Francisco: “El nombre de Dios es misericordia”
P.- Los que siempre le hemos querido, don Javier, antes lamentábamos que no fuera usted obispo, hoy, visto lo visto, estamos muy contentos. ¿Comparte nuestra razón para el contento?
R.- Estoy gozoso de la vida sacerdotal que he disfrutado. Doy gracias por las misiones que me han encomendado. Mi primer destino fueron unas parroquias asturianas de Tineo y Navelgas: Calleras, Fastias y Villatresmil. De allí fui al Seminario de Covadonga, de formador y profesor de ciencias naturales, música y dibujo. Luego, en el Seminario de Oviedo, fui profesor de Teología. En 1975 me destinaron a la parroquia de Sto. Tomás de Sabugo de Avilés; en Abril de 1982 fui Vicario General y canónigo; y desde 1999 estoy aquí, en San Pedro, en Gijón.
Una vida, pues, para dar gracias a Dios y a los feligreses.
(Continuará con una tercera y última parte).