"A mi parroquia y a tantos..." Jon García Escobar: "¡Ya estoy en planta!"
"Sobre las 14h me sacaron de la UCI, donde he sido admirablemente atendido"
"No sé cómo rogaros que recéis fuerte por los sanitarios: jornadas de 12 horas, que terminan siendo más"
"Me duele el corazón cuando pienso en los enfermos solos en los hospitales"
"Me duele el corazón cuando pienso en los enfermos solos en los hospitales"
Sobre las 14h me sacaron de la UCI donde he sido admirablemente atendido por el espléndido equipo sanitario del Hospital de Valdemoro, que está allí dándolo todo.
No sé cómo rogaros que recéis fuerte por los sanitarios. Están heroicos, dando la vida verdaderamente.
Jornadas de 12 horas, que terminan siendo de más, porque se quedan voluntariamente a ayudar la entrada del nuevo turno, una afabilidad y cariño y una profesionalidad que en muchos momentos, al verles, me conmocionaban. Por favor, sostengámoslo con la oración.
Aquí no dejan de llegar personas que están mal por el virus. Recemos fuerte por los enfermos, sobre todo por los ancianos.
Personalmente sigo bien, muy bien, me hacéis sentir rodeado de tanto amor que me desbordáis, pero, sobre todo el Señor -¡mi Jesucristo!- sigue llevándome sobre sus hombros en todo momento, y claro, ahí, nada me “salpica”.
Solo me duele el corazón cuando pienso en los enfermos solos en los hospitales, en sus familias sufriendo en la distancia, en los difuntos y en sus familiares; eso sí me duele.
"No podría contaros, porque son cientos cada día, cuántos detalles de amor me llegan"
Papá está muy bien. “Saturado” de tanta ayuda en la parroquia y cómo comprenderéis, ahora feliz de saberme fuera de peligro.
Procuro, a través de la comunicación digital, mantener la comunión con mis compañeros de Arciprestazgo y de la Fraternidad, y otros amigos sacerdotes, y Don Ginés, nuestro Obispo, está ¡tan cerca! También muy cuidado de Don Francisco (Arzobispo de Toledo) y de Don Braulio, uno llamando directamente y el otro con mensajes, son otro signo más de las “delicadezas” de Dios conmigo.
No podría contaros, porque son cientos cada día, cuántos detalles de amor me llegan. ¡Estoy tan asombrado de tanta bondad! Pero anoche, cuando me llegó un vídeo de una de las casas del Cenáculo, donde desde la Capilla los chicos me saludaban, rezaban un Ave María y me enviaban una canción para descansar en el inmenso Amor de la Virgen, ¡casi me muero!
¡Señor, qué grande eres! ¡Qué pena que tantas veces desconfiemos de ti y de tus caminos! Tú, no mereces eso. Un abrazo a todos y mi bendición desde mi “altar” donde sigo entregado por vosotros. Mejorando, claro, desde la salida de la UCI.