(Archimadrid).- El próximo día 27 de mayo la colegiata de san Isidro acogerá la ordenación de cinco nuevos díaconos permanentes para la diócesis de Madrid. Tras cinco años de formación, el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, presidirá la ceremonia de ordenación diaconal. Los nuevos diáconos fueron admitidos a órdenes el pasado 8 de octubre, con una ceremonia presidida por monseñor José Cobo, obispo auxiliar de Madrid.
-Íñigo Morales Parra. Es abogado y está casado. Tiene cinco hijos y pertenece a la parroquia Nuestra Señora de las Fuentes, en el distrito de Fuencarral.
-Gonzalo Gallego Ortigoso. Es profesor. Está casado y tiene dos hijos. Compagina su servicio en la catedral de la Almudena con la parroquia san Vicente de Paúl, en Carabanchel..
-José Antonio Tamargo Díaz. Es ingeniero y está casado, además de tener tres hijos. Pertenece a la Parroquia Nuestra Señora de los Apóstoles, en el barrio de Moratalaz.
-Ángel García Díez. Es asesor fiscal y está casado. Tiene dos hijos y pertenece a la Parroquia Santa María de Caná, en Pozuelo de Alarcón.
-Manuel Morales Benito. Trabaja como ingeniero aeronáutico y gestor de propiedad intelectual y está casado. Tiene tres hijos. Pertenece a la parroquia de San Romualdo, en Ciudad Lineal.
El diaconado permantente es un servicio a la Iglesia que rescató el Concilio Vaticano II. Su importancia viene recogida en la constitución dogmática Lumen Gentium, proclamada por el Papa Pablo VI. «En su esfuerzo por actualizar la vida de la Iglesia, el Concilio Vaticano II permite que el diaconado sea restaurado como grado propio y permanente dentro de la jerarquía - desarrolla, y continúa- El diaconado permanente le otorga la oportunidad a los hombres casados, y también a los jóvenes solteros idóneos para este sacramento, pero estos últimos deben mantenerse en la ley del celibato», reza el documento.
El sacerdote Javier Cuevas, vicario para el Cuidado de la Vida de la Archidiócesis de Madrid, afirma que estas ordenaciones son «una alegría» y asegura que son «un signo de la esperanza cristiana con la que se han formado compartiendo familia, trabajo y dedicación al estudio». Además, Cuevas cree que estos cinco nuevos diáconos «mostrarán el amor de la Iglesia por los pobres y marginados», desde su trabajo y su vida familiar.
Los diáconos son ministros de la palabra, proclaman el Evangelio y predican y enseñan la fe católica. Los permanentes, al contrario que los transitorios, no son ordenados sacerdotes ni obispos. Su labor es el servicio a la comunidad, tanto en en el ejercicio de la caridad como en algunos de los sacramentos, como el matrimonio y el bautismo.
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