Antes de abandonar el templo y regresar a la cárcel, han saludado al cardenal Omella De la cárcel a la basílica: seis internas de Wad-Ras, protagonistas de la misa de la Mercè

El rector de la basílica sale a recibir a las reclusas de Wad-Ras
El rector de la basílica sale a recibir a las reclusas de Wad-Ras Flama

Seis internas eran recogidas esta mañana por una furgoneta de la Fundación Obra Mercedaria para ser llevadas a vivir (por primera vez en sus vidas) la Misa Mayor en honor a la Virgen de la Merced, en Barcelona

Y lo hacían en primera fila y compartiendo protagonismo con autoridades civiles como el presidente de la Generalitat de Cataluña, Salvador Illa, o el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni

(Flama).- Varias reclusas de la cárcel de mujeres Wad Ras de Barcelona iban, nerviosas, de una habitación a otra este martes por la mañana, día de la Mercè. “Una de ellas, ha llamado en nuestra puerta por la mañana —decía Laura López, de 55 años, dos de los cuales ha vivido en prisión— cuando aún no nos habíamos ni puesto la ropa que suelen llevar en las ocasiones especiales”.

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Tanto ella como otras cinco internas eran recogidas por una furgoneta de la Fundación Obra Mercedaria para ser llevadas a vivir (por primera vez en sus vidas) la Misa Mayor en honor a la Virgen de la Merced. Y lo hacían así en primera fila y compartiendo protagonismo con autoridades civiles como el presidente de la Generalidad de Cataluña Salvador Illa o el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni.

“Tenían que ser siete, pero a última hora una nos ha fallado por motivos administrativos”, lamentaba la directora de la Obra, Núria Ortín, el vínculo entre el templo que acoge a la patrona de Barcelona y la única cárcel de mujeres de la ciudad. "Estas cosas pasan", añadía.

El conseller de Justicia y Calidad Democrática, Ramon Espadaler
El conseller de Justicia y Calidad Democrática, Ramon Espadaler Flama

De esta manera, reclusas como Laura, Joana, Anna, Evelin o Diana eran las primeras afortunadas de poder salir el día más importante del año en la ciudad (su régimen les permite hacerlo sólo una vez al mes) en una escapada en la que también tenían ocasión de compartir unas palabras, en una cafetería cercana a la basílica, con el consejero de Justicia y Calidad Democrática, Ramon Espadaler, que las saludaba instantes antes de emprender el camino hacia en la basílica.

“No podemos olvidar que Mercè también es la patrona de los cautivos, como lo son ellas”, reflexionaba Ortín, con una sonrisa de oreja a oreja y con la satisfacción de testimoniar una experiencia que, como remarcaba, “facilita la reinserción a mujeres con buena conducta en la cárcel y es recibida como si se tratara de un auténtico regalo“.

Las reclusas se hacen selfies en la basílica de la Mercé
Las reclusas se hacen selfies en la basílica de la Mercé Flama

"De hecho, para todas ellas un segundo de libertad ya es un regalo", admitía Ortín, mientras que, por su parte, López relataba que, "en los centros penitenciarios, también hay gente arrepentida". "Y el arrepentimiento -continuaba- es la primera puerta para acabar siendo perdonadas, tal y como quiere que sea la madre Iglesia".

Recibidas por Omella en la sacristía


“Sabíamos que saludaríamos a Joan-Josep Omella minutos antes de la misa, pero el recibimiento que hemos tenido por su parte y de sus colaboradores ha superado nuestras expectativas“, coincidían en expresar dos de las internas de Wad-Ras, que se fotografiaban en la sacristía del templo con la máxima institución eclesiástica de la ciudad y conversaban unos segundos.

¿Para qué sirve ese palo [báculo] que lleva en sus manos?”, se preguntaba una de ellas a la salida. Hecha la fotografía, seguían activando los flashes de sus teléfonos móviles y llovían las selfies en un momento que quedará grabado en las retinas de las seis.

Ante la Virgen de la Merced, Omella destacaba en su homilía que “la Virgen nos quiere a todos y todas en la misma mesa, trabajando juntos por el bien común“, y este era un detalle que las internas de Wad-Ras resaltaban cuando salían de la misa y volvían, así, a su centro penitenciario: “Hoy, mientras comemos, explicaremos a todas lo que hemos vivido aquí, y lo haremos sentadas en la misma mesa”, decían, aunque, en algunas ocasiones, haya mujeres en prisión “que necesiten tan sólo un abrazo para salir de la oscuridad y reencontrarse con el mundo; para reencontrarse con su familia, que somos todas nosotros”, concluía López.

Omella e Illa en la basílica de la Mercé
Omella e Illa en la basílica de la Mercé Flama



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