¿Están los nuevos movimientos molestos con Praedicate Evangelium? ¿Quiénes son los que quieren frenar la reforma del papa Francisco?
¿Por qué se encuentra Bergoglio con estas resistencias? ¿Existe realmente una curia paralela? ¿Fue demasiado permisivo con algunos cardenales críticos que extendieron la sombra de la duda sobre su magisterio entre los curiales? ¿Ha acertado con sus nombramientos?
¿Ha sabido rodearse de un equipo en el que confiar y delegar o su indiscutible liderazgo y toma de decisiones ha opacado o desacreditado a otros que tenían también que sostenerle, como se dice en el caso del secretario de Estado?
Era un secreto a voces, y el cardenal Maradiaga lo verbalizó sin recato el 1 de junio en los Jueves de RD: “Hay una huelga de brazos caídos en la Curia ante la reforma que trae Praedicate Evangelium”, que entra en vigor este 5 de junio, aunque como también añadió el coordinador del Consejo de Cardenales del papa Francisco, “una cosa es que entre en vigor, y otra que se ponga en práctica, y no se puede poner en práctica con las personas que hay ahora”. Andanadas de grueso calibre las del purpurado hondureño, siempre libre y ahora, a seis meses para los 80 años, sin miedo alguno.
Pero, ¿por qué se encuentra Bergoglio con estas resistencias? ¿Existe realmente una curia paralela? ¿Fue demasiado permisivo con algunos cardenales críticos que extendieron la sombra de la duda entre los curiales sobre la figura del Pontífice? ¿Ha acertado con sus nombramientos, ha sabido rodearse de un equipo en el que confiar y delegar o su indiscutible liderazgo y toma de decisiones ha opacado o desacreditado a otros que tenían también que sostenerle, como se dice en el caso del secretario de Estado? ¿O simplemente este Papa es demasiado avanzado para una curia que, como pasa aún en tantos países, sigue ahormada al estilo de Juan Pablo II?
Tal vez sea una mezcla de varias de esas cuestiones. Lo que es indudable, y muy perceptible en España, es que hay muchos obispos que están llamados a hacer su propia “conversión personal y pastoral”, pero que, sin embargo, se han puesto de perfil a la espera de que llegue el cambio de ciclo, que cada vez presiente más cerca.
Los nombramientos son para el verano
Y que ven en esta reforma un nuevo maremágnum de normas que les recorta atribuciones, ataca el clericalismo desde la base y les deja, en muchos aspectos, en igualdad de condiciones que a los laicos, delos que se sigue desconfiando, por lo que, como denunció Maradiaga, no se opondrán al texto, pero se cruzarán de brazos, dejarán que su esencia se quede en papel mojado.
Por eso, la primera reunión a principios de mayo del Consejo de Cardenales, con Francisco presente, se detuvo únicamente en un aspecto: cómo implementar el contenido de la reforma, cómo lograr que se aplique y que lo hagan suyo las conferencias episcopales y, desde ellas, las diócesis.
Pero, para ello, lo primero es comenzar por cambiar a las personas, de ahí que se esperen cambios importantes durante el próximo mes de agosto, mes también en el que, no por casualidad, Francisco convocó a todos los cardenales a Roma, aprovechando el consistorio, para reunirse con ellos durante dos días (el 29 y 30) para pedirles que se vuelquen en la aplicación de Praedicate Evangelium.
"Otro tipo de carrerismo"
“Hay un modelo de gestión que se está viniendo abajo”, asegura una fuente curial. Se refiere a la política de nombramientos llevada cabo. “El problema es que el Papa se fía de las primeras impresiones y a veces se equivoca con las personas elegidas, pero nadie se atreve a decírselo. Hay mucha contradicción interna, se complican los procesos, se ralentizan muchos nombramientos y estos acaban generando lo que él denuncia, otro tipo de carrerismo, de personas que hay a su alrededor, y eso es lo que te sorprende”.
Esta fuente curial, cercana a él y que sintoniza con la impronta que está dejando en su pontificado, al que le reconoce en lo personal “su valía, liderazgo y humanidad”, también ve, sin embargo, que aunque Francisco lo pretenda, “él no da llegado a todo y esto crea una cierta parálisis”, algo que se ha evidenciado en las últimas semanas por su doloroso problemas de rodilla.
“Da la sensación de que no ha sido capaz de crear su propio equipo ni marcar una línea por la que todo el mundo va y camina. Juan Pablo II lo hizo: ‘Todos detrás de mí, y los que no lo hagan, ¡fuera!’, ese era su espíritu. Francisco sí ejerce ese liderazgo, pero no hay nadie que le siga, se hacen nombramientos de personas que no tienen suficiente nivel. Por ejemplo, ha tenido mucha paciencia con Burke, con Müller, pero claro, si luego pones a Ladaria…”, deja caer esta fuente.
Nuevos movimientos, el fin de la barra libre
Luego, aunque más o menos sordo, se está viviendo un pulso larvado con los nuevos movimientos, que ya no tienen barra libre como durante los dos pontificados anteriores, fundamentalmente el del Papa polaco.
Francisco, cuya elección como sucesor de Pedro cayó como un jarro de agua fría en Comunión y Liberación, que tenía al cardenal Scola muy bien colocado en aquel cónclave, ha querido poner un poco de orden en aquella "primavera eclesial". Les ha puesto fecha de caducidad a los mandatos, para que no todos puedan quedarse al frente sine die como si fuesen los fundadores, lo que motivó, por ejemplo, la sonada dimisión de Julián Carrón, designado por Luigi Giussani su sucesor al frente de CyL, y se atrevió a intervenir los Memores Domini, los laicos consagrados de esa Fraternidad.
Y aunque ha valorado la aportación del Camino Neocatecumenal y su fundador, Kiko Argüello, como “un don para la Iglesia”, la homilía que les dirigió en Tor Vergata conmemorativa del medio siglo de su creación, fue entendida como una llamada a cambiar el tipo de celo apostólico cuando le pidió ir a la misión no para “conquistar” ni hacer “proselitismo”, sino para hacer “discípulos” y acompañar a los pastores.
En este contexto, desde Roma destacan “el saber estar” del Opus Dei, de quien subrayan que, sin moverse, la radicalización de otros grupos “es como si les hubiera centrado”, pero sin olvidar, aseguran, “el enfado”, con que han recibido que Praedicate Evangelium ponga a esta prelatura personal bajo la tutela del Dicasterio para el Clero en lugar del de los Obispos.
¿De hospital de campaña o de sacristía?
Hay también un cierto resquemor, dicen altos cargos vaticanos, por el hecho de que el actual prelado -Fernando Ocáriz desde 2017-, a diferencia de los dos sucesores previos de Josemaría Escrivá de Balaguer, no haya sido nombrado obispo aún, lo que, además de disipar la idea de que la organización pueda ser entendida como una diócesis más, le impide asistir por derecho propio a los sínodos ordinarios de los obispos…
Esta combinación de factores está detrás del hecho, subrayado por numerosos analistas, de que el Papa que vino del fin del mundo es más apreciado por los de fuera que por los de dentro, por los que buscan amparo en el hospital de campaña que por los que tienen miedo a salir de la sacristía por si se “accidentan”.