“Por la persona de una sola niña hubiera fundado la Congregación” La Fundación Educativa Sofía Barat lanza un plan para cuidar y acompañar la vuelta al cole
Supimos que nuestros alumnos y alumnas iban a volver al colegio con unos enormes deseos de reencontrarse y de estar juntos otra vez y que iban a llegar con el corazón herido por experiencias vividas desde la vulnerabilidad o, al menos, con un montón de preguntas y ganas de expresar sus vivencias
Magdalena Sofía Barat descubrió que en el corazón herido de la humanidad late el corazón de Dios y que la auténtica devoción al Sagrado Corazón consiste en sanar los corazones de los hombres y las mujeres
Volvimos a la pregunta inicial: ¿qué es lo primero que vamos a hacer cuando volvamos al colegio? La respuesta fue cuidar y acompañar a las personas, desde la acción tutorial
Volvimos a la pregunta inicial: ¿qué es lo primero que vamos a hacer cuando volvamos al colegio? La respuesta fue cuidar y acompañar a las personas, desde la acción tutorial
| Fundación Educativa Sofía Barat
Cuando, todavía en pleno confinamiento, los educadores de la Fundación Educativa Sofía Barat empezamos a pensar en el curso siguiente, de las mentes más lúcidas y los corazones más sensibles surgió pronto una pregunta fundamental: ¿podemos programar el curso próximo como todos los años? Dicho de otra manera, ¿es posible volver al colegio como si nada hubiera ocurrido?
Entonces no sabíamos cómo iba a ser el inicio de curso, dado el desconocimiento sobre la evolución de la pandemia. Pero, en medio de tantas inseguridades e incertidumbre sí que teníamos claras dos cosas: que nuestros alumnos y alumnas iban a volver al colegio con unos enormes deseos de reencontrarse y de estar juntos otra vez y que iban a llegar con el corazón herido por experiencias vividas desde la vulnerabilidad o, al menos, con un montón de preguntas y ganas de expresar sus vivencias. Mucho se ha hablado de la “brecha digital”, pero también habrá que tener en cuenta la “brecha emocional”.
Tocaba entonces hacer lo que conviene en momentos de crisis: volver la mirada hacia lo esencial, hacia aquello que nos hace ser escuela cristiana, es decir, ponernos las “gafas” del carisma para, en nuestro caso, enfrentarnos a la realidad con los ojos de Magdalena Sofía Barat para responder con el mismo coraje, la misma confianza y la misma generosidad con las que ella miró la sociedad convulsa que le tocó vivir para transformarla. Supo descubrir que en el corazón herido de la humanidad late el corazón de Dios y que la auténtica devoción al Sagrado Corazón consiste en sanar los corazones de los hombres y las mujeres.
En estos momentos, tener claro el “porqué” y el “para qué” de nuestras instituciones educativas es la única manera de encontrar la inspiración que nos lleve a los “cómos”, es decir, a saber qué hacer y con qué metodologías, también a saber qué y cómo dejar de hacer las cosas e incluso a inventar nuevas maneras de hacer a medio camino entre lo viejo y lo nuevo, la antigua y la nueva “normalidad”.
Nosotros encontramos esa inspiración sintetizada en una conocida frase de Sofía Barat: “Por la persona de una sola niña hubiera fundado la Congregación”. Volviendo a los adverbios interrogativos, podríamos decir que nuestro “por qué” es un “quién”, la persona de cada uno, de cada una, que está en el centro de todas nuestras decisiones y acciones; una centralidad que nos impulsa a preocuparnos del desarrollo armonioso e integral de todas sus dimensiones: corporal, psicológica, cognitiva, emocional y espiritual.
Esta necesidad de volvernos hacia la persona y sus necesidades se vio confirmada por la realidad a través de una encuesta sobre la teledocencia en la que participaron directivos, profesorado, alumnado y familias de nuestras comunidades educativas. La emoción predominante durante el confinamiento en todos los sectores había sido la de la inseguridad, mientras que directores y profesorado estaban también de acuerdo las dos cuestiones más importantes a trabajar con el alumnado el curso siguiente: la educación emocional y la autonomía personal.
Y entonces, nos dimos cuenta de que lo esencial, que siempre estaba ahí sosteniéndolo todo, en esta situación incierta y adversa se volvió no sólo fundamental sino también urgente.
Volvimos a la pregunta inicial: ¿qué es lo primero que vamos a hacer cuando volvamos al colegio? La respuesta fue cuidar y acompañar a las personas. Y no sólo el cuidado y acompañamiento desde un punto de vista higiénico y sanitario, eso se da por descontado. Por eso, reunimos a un equipo de orientadores de nuestros centros para crear el Plan de Acogida “Junt@s otra vez”, con el objetivo de acompañar a cada persona desde la acción tutorial, haciendo especial hincapié en el trabajo socio-emocional, y de promover espacios y tiempos destinados al cuidado, la escucha, el contacto, la vinculación, la reflexión y la celebración compartidas para reconstruir la comunidad tanto dentro del aula como en todo el ámbito escolar.
Este plan tiene como destinatarios a todos los sectores de la comunidad educativa. Hay que acoger, cuidar y acompañar a los educadores, dar posibilidad de compartir las vivencias y reconocer y evidenciar el trabajo, el esfuerzo, la creatividad... desarrollados durante el curso pasado, así como crear o potenciar espacios destinados a la convivencia, al fortalecimiento personal y de equipo y a la reinspiración carismática de los educadores.
Hay que cuidar y acompañar al alumnado: adaptar el Plan de Acción Tutorial dando prioridad a la educación socio-emocional, el seguimiento individualizado y de grupo, las entrevistas individualizadas de soporte emocional con especial seguimiento de casos difíciles para recuperar el vínculo escolar; crear equipos o estructuras de colaboración (tutores, orientación, PT, etc.) para el acompañamiento del alumnado especialmente vulnerable o con necesidades educativas especiales. Y, por supuesto, prever cómo vamos a trabajar y continuar con este plan a distancia si hubiera un nuevo confinamiento.
Hay que cuidar y acompañar a las familias: mantener y reforzar los vínculos de confianza y participación, que con tanto esfuerzo se han venido construyendo en nuestros centros, será esencial para que las familias se sientan incluidas en nuestro proyecto educativo y protagonistas también en estos momentos en los que romper las barreras y generar confiaza entre la familia y la escuela es tan importante. Además, es necesario un gran esfuerzo de flexibilidad y empatía porque somos conscientes de la enorme diversidad de situaciones personales, sociales, profesionales y familiares que existen entre nuestras familias.
Podríamos añadir que también hay que cuidar y acompañar a la gran comunidad global a la que pertenecemos. Profundizamos en la vivencia de una comunidad educativa que empieza en el aula, sigue entre educadores y alumnado de los diferentes cursos, reúne a la familias y a la escuela en torno al objetivo del crecimiento y el aprendizaje de todos, se extiende más allá de las paredes del patio al entorno, con sus colectivos sociales y culturales buscando el apoyo mutuo y la colaboración, y se vincula a la familia del Sagrado Corazón a través de la Fundación Educativa Sofía Barat y todos sus ámbitos de trabajo, experiencia y formación.
Para todo esto, los primeros días son fundamentales, el primer claustro, las sesiones de acogida de primera semana, las primeras reuniones de padres… Las primeras semanas. Los equipos directivos en coordinación con los de pastoral y orientación se están encargando de que el mes de septiembre tenga como objetivo fundamental acompañar a nuestra comunidades educativas en el trayecto de vuelta al colegio. Pero estas acciones seguirán siendo importantes y necesarias a lo largo de todo el curso.
En la práctica se ha creado un banco de actividades para cada uno de los sectores de la comunidad educativa con actividades y dinámicas divididas en cinco apartados: sesiones de acogida para compartir vivencias, adquirir nuevas rutinas y hábitos saludables, recuperar y reforzar vínculos, recoger lo aprendido y educación emocional.
Pero tenemos claro que lo más importante no son las actividades. Ahora que tanto hablamos de priorizar la educación presencial, precisamente si de algo hemos sido conscientes durante el confinamiento es de que nuestro estilo de educar se basa en la relación y que no hay tecnología ni pantalla que pueda estimular el aprendizaje y el crecimiento como el gesto y la palabra del educador y la interacción con los compañeros. Es decir, para que este plan tenga sentido es necesario el compromiso de la presencia del educador porque como dice otra frase de Sofía Barat dirigida a los educadores dice: “vuestra vida, más que vuestras palabras, será para todos elocuente enseñanza”.
Y una presencia en varias dimensiones. La presencia de la identidad: quién soy, qué es lo que me mueve y sostiene, mis creencias y convicciones, lo que hago y digo en el aula y fuera de ella, los gestos, las miradas, el tono de mi voz, cómo me muevo, cómo gestiono mis emociones... todo cuanto soy forma parte de mi presencia e irradia una fuerza positiva o negativa que generará respuestas en el alumnado y provocará transformaciones. La presencia de la mirada, una mirada nueva, limpia, inclusiva y respetuosa sobre nuestro alumnado que no juzgue, sino que acepte la realidad.
Para que este plan tenga sentido es necesario el compromiso de la presencia del educador porque como dice otra frase de Sofía Barat dirigida a los educadores dice: “vuestra vida, más que vuestras palabras será para todos elocuente enseñanza”
La presencia de la escucha, una escucha activa que le diga a quien tenemos delante “tú eres lo más importante del mundo en ese momento, estoy disponible para ti”. La presencia del reconocimiento, un reconocimiento que otorgue valor a cada persona por lo que es en sí misma. La presencia del cuidado, un cuidado que vele para que las condiciones del aprendizaje y el crecimiento personal sean las adecuadas para cada uno. La presencia de la inspiración y la motivación, es decir, el dar “motivos”, aportar sentido a todo lo que hacemos.
Finalmente una presencia con otros, es decir, una vinculación emocional con los demás, alumnado, compañeros, que exprese en cada palabra, en cada gesto, que estamos contentos de estar JUNT@S OTRA VEZ.