Las dos Iglesias de Bertone y Sodano

(Estefanía de Antonio, RTVE).- Nunca se han llevado bien. Sus fricciones han sido constantes durante los casi 8 años de pontificado aunque sus diferencias venían de antes. Uno entrará en la Capilla Sixtina. El otro moverá sus hilos desde fuera. Tarcisio Bertone y Angelo Sodano son, tras la marcha de Benedicto XVI, los "gobernadores" de la Santa Sede y los dos grandes líderes de la Curia capaces de dirigir la elección del próximo papa.

Sodano es el capitán de los ‘diplomáticos’, los cardenales curiales procedentes de la'Pontificia Ecclesiastica Academia', la escuela diplomática de la Santa Sede. Representan a la "vieja guardia política" de Juan Pablo II y son críticos de la administración de Benedicto XVI en su manejo de los casos de pederastia, las finanzas vaticanas y la filtración de documentos. Entre ellos, están Giovanni Battista Re, Attilio Nicora, Carlo María Viganó, Leonardo Sandri o Jean-Louis Tauran.

Los ‘bertonianos’ son los cardenales designados durante el papado de Benedicto XVI. Fieles, cómo no, a Bertone, quien les colocó además en los puestos de máximo relieve cuando el papa le nombró sucesor de Sodano como secretario de Estado. En su mayoría europeos, destacan Giusseppe Versaldi, Giusseppe Bertello y Antonio María Veglió.

La batalla de la sucesión

Los ‘diplomáticos’ tienen ansias de volver a tener en sus manos las palancas del poder que durante tanto tiempo, bajo el papado de Juan Pablo II, sujetaron. Siempre criticaron que un salesiano sin experiencia ocupara el cargo de secretario de Estado. No perdonaron que Bertone fulminara a todos los hombres de Sodano nada más sustituirle en la Secretaría de Estado. Y ahora, “por el bien de la Iglesia”, quieren la revancha.

Tan lejos llegó su enemistad que la prensa vaticana cuenta que Sodano, en un gesto de desprecio, tardó 16 meses en desalojar sus oficinas para permitir el ingreso de Bertone.

Los ‘bertonianos’ cuentan con ventaja. Llevan años preparando este momento, el de la sucesión, desde dentro. Bertone, un apasionado del fútbol, ha entrenado bien a su equipo para no fallar en la final. En el próximo cónclave, de los 117 cardenales que votarán, 67 fueron nombrados por Benedicto XVI y 50 por Juan Pablo II.

El camarlengo vs. el decano

Hasta la elección del nuevo papa, ambos tienen la responsabilidad común de dirigir los asuntos de la Santa Sede. Son casi los únicos cargos que no cesan durante la sede vacante. “Las funciones de uno y otro son claras y no deben entrar en conflicto”, advierte a RTVE.es Rafael Navarro Valls, catedrático de Derecho Canónico de la Universidad Complutense de Madrid.

Bertone es el cardenal camarlengo, quien coordina la acción de gobierno de los distintos dicasterios (ministerios) de la Santa Sede, así como administra los bienes de la Iglesia, una actividad sometida a la aprobación de los demás cardenales. Sodano es el decano del Colegio Cardenalicio y, aunque sus funciones son más bien rituales, tiene la importante misión de organizar el cónclave.

Ambos compartieron protagonismo en la despedida del papa. Bertone fue el último en decirle adiós. Acompañó al pontífice hasta el último minuto. Hasta que el pontífice dejó de pisar el suelo del Vaticano para volar rumbo a Castelgandolfo. Sodano tuvo que hacerlos unos minutos antes, en el patio de San Dámaso del Palacio Apostólico. Un protocolo que refleja quién era el brazo derecho del papa; quién es el hombre con más poder en la Santa Sede.

La última mediación de Benedicto XVI

“Yo ya soy un papa viejo…”, solía contestar Benedicto XVI a quienes, a raíz del escándalo del caso Vatileaks, pedían la cabeza de su secretario de Estado
. No quiso o no pudo hacer frente a Tarcisio Bertone. Pero días antes de abandonar la Silla de Pedro sí tomó algunas decisiones que no debieron agradar a su hombre de confianza.

Las dos datan del 22 de febrero, apenas seis días antes de dejar el pontificado. Una de ellas tiene que ver con el motu proprio, el documento papal que, además de autorizar el adelanto del cónclave, se adivina como un intento de reequilibrar las fuerzas de los distintos sectores de la Curia.

Benedicto XVI multiplica las autoridades presentes en cada una de las liturgias del cónclave, incrementando así el control de las funciones de Bertone y diluyendo su poder, y modifica, en cambio, un artículo de la “Universi Dominici Gregis” para que Sodano, de 85 años, pueda presidir la misa pro eligendo papa, la ceremonia de apertura del cónclave, a la que esta vez sí podrán asistir los cardenales mayores de 80 años. Asegura al 'diplomático' el protagonismo de una homilía clave para conducir a los cardenales. La misma que el propio Ratzinger presidió como decano en 2005, antes de ser elegido papa.

La otra decisión tiene que ver con las finanzas vaticanas. El papa destituye a Ettore Balestrero, el hombre fuerte de Bertone en contacto con el Banco Vaticano, como subsecretario de la Sección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado del Vaticano y en su lugar nombra a Antoine Camilleri, cercano a Sodano.

“Probablemente el papa tomó esta decisión por recomendación del cardenal argentino Leonardo Sandri, un hombre de Sodano”, afirma a RTVE.es Eric Frattini, autor de Los Cuervos del Vaticano. “Es un movimiento típico. Antes de entrar en el cónclave las facciones luchan por repartirse el control de los departamentos de poder del Vaticano. A más poder, más posibilidad de arrastrar a los cardenales electores”, asegura.

Bertone golpea primero

Sin embargo, días antes, Bertone había jugado sus cartas para que ninguna maniobra le quitara el mando del aparato financiero de la Santa Sede, explica Frattini. Destituyó a Attilio Nicora al frente de la Autoridad de Información Financiera (AIF), organismo creado por el papa en diciembre de 2010 para la lucha contra el fraude y el blanqueo de dinero.

En su lugar, nombró a Domenico Calcagno, ya al mando de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), en el punto de mira por las acusaciones de corrupción del entonces secretario general de la Gobernación vaticana y actual nuncio en Washington, Carlo María Viganò, desveladas en uno de los documentos del Vatileaks.
“De esta forma, al colocar a uno de sus hombres al frente de los dos cargos más importantes de las finanzas vaticanas, Bertone se aseguraba el total control del aparato, incluso cuando él se vea obligado a pasar a ‘jubilación'’a finales de 2014”, apunta a RTVE.es Frattini.

Golpes y contragolpes. El Vaticano como un gran tablero de ajedrez en el que dos jugadores mueven sus fichas. Sodano y Bertone ya habrían lanzado “una ronda de contactos con los cardenales más influyentes”, de cara al cónclave, según informa el diario La Repubblica. Para ganar la partida hay que adelantarse el adversario. Dos estilos de juego y dos estilos de gobernar la Iglesia Católica. En juego está el liderazgo de la religión más influyente del mundo.
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