Si han sido polémicas unas elecciones en pleno verano, imaginen una repetición electoral el diciembre. "Si no se ponen de acuerdo, acabaremos votando en Navidad. Es increíble". El lamento, privado, de un importante prelado español, pone de manifiesto la preocupación del episcopado de nuestro país ante el más que posible bloqueo institucional que saldrá de las elecciones del 23-J.

Un bloqueo, añadido a la cada vez mayor unión de algunos obispos (Sanz, Munilla, Argüello...) con los postulados de la ultraderecha autodenominada católica de nuestro país (si VOX es cristiano, que venga El Yunque y lo vea...), que preocupa, y mucho, en la calle Añastro. Donde, por cierto, también afilan sables para un otoño-invierno más que caliente, que culminará, quién sabe si en la primavera de 2024, con la asunción de un nuevo líder de la Conferencia Episcopal española.

"El país no se merece unas nuevas elecciones. Y a nosotros tampoco nos vendría bien, con lo tranquilos que nos han dejado en estas..." apunta otro alto eclesiástico. Y es que, a decir verdad, la cuestión religiosa no es que haya pasado de puntillas, es que ni siquiera ha estado en el terreno de juego de los grandes partidos. Algo que, seguramente, cambiaría en una hipotética nueva contienda electoral.

El futuro de la Obra Pía y los acuerdos Iglesia-estado

De hecho, en las últimas semanas se especulaba con una decisión de Gobierno respecto a la Obra Pía, que seguramente se haya frenado tras la incertidumbre arrojada por las urnas, pero que podría utilizarse de nuevo en campaña electoral, en la que -sin duda- la izquierda volverá a abanderar la denuncia de los Acuerdos Iglesia-Estado.

A nadie se le olvida (o, al menos, no a los obispos, ni a las víctimas, ni al Defensor del Pueblo) que la auditoría de Cremades&Calvo Sotelo (que, por cierto, no ha salido gratis, ni mucho menos. Las minutas pro bono no alcanzan el millón de euros, pero tampoco se quedan muy lejos, según nos cuentan) iba a entregarse al Episcopado a mediados de julio (algo se ha retrasado, pero no mucho), y que sus resultados se conocerán a mediados de septiembre, seguramente en mitad de las sesiones de investidura (probablemente fallidas) de quienes el Rey designe candidato/s a presidir el país. El tiempo político no es nada favorable para un estudio que, a buen seguro, llamará la atención. Y que generará polémicas en todas las partes implicadas (ojalá todos remáramos en la misma dirección en este asunto).

La memoria democrática, también 'de perfil bajo' en esta campaña, volvería con fuerza en una hipotética nueva contienda electoral, con los benedictinos tentándose las ropas y el Ejecutivo (aun en funciones, gobernando) 'avanzando' en la -no olvidemos- ya aprobada Ley de Memoria que declara extinguida la fundación.

¿Votar en Navidad? Hoy por hoy, se antoja imposible. Pero vistos los antecedentes, mejor no hacer apuestas. Ni siquiera descartar un Gobierno de concentración. O un Ejecutivo en funciones dirigiendo la UE que pueda acabar con la guerra en Ucrania. Ése sí que sería un buen regalo de Navidad.

PD: a todo esto, el próximo 2 de agosto (y el 6, de regreso), el Papa Francisco sobrevolará suelo español, de ida y vuelta a la JMJ. ¿Qué pistas nos dará para afrontar estos desafíos? Se admiten apuestas.