Todo queda aclarado (la nota sobre el libro de Pagola, III)

En mis anteriores artículos sobre la cuestión, ya les indiqué que no soy teólogo, por lo que algunas de las disquisiciones de la famosa nota de quien quiera sea sobre el libro de Pagola "Jesús de Nazaret. Una aproximación histórica" (PPC) me han causado un terrible dolor de cabeza. No soy teólogo. Pero como tampoco soy un vago o un perrito faldero, pues me dedico a leer las cosas que, en mi pobreza intelectual, puedo entender. Sobre todo, las que tienen voluntad de explicar a las gentes sencillas la verdad de las cosas. Por ello, hoy me permito volver a traer a esta bitácora un artículo publicado en el blog de publicaciones claretianas, firmado por su responsable, Fernando Prado. Y que resume, en mi opinión, varias claves a tener en cuenta para entender qué ha pasado con la supuesta condena a Pagola. Y qué efectos puede tener para esa "minoría" de creyentes que, como Jesús, no somos licenciados en Teología, ni ganas, sino hombres y mujeres que buscan seguir al Resucitado en esta época, en esta sociedad. En el mundo, vamos.

Por su interés, reproducimos íntegramente el artículo, que lleva por título "Todo queda aclarado":

No han sido pocas las voces que han hablado, quizá algo precipitadamente, de una “rotunda condena” del libro de D. José Antonio Pagola Jesús, una aproximación histórica, por parte de la comisión para la doctrina de la fe de la CEE. Nada más lejos de la realidad, aunque el tono de la prometida nota pudiera dar pie a cierta confusión en ese sentido. La comisión ha hablado a través de una notificación colgada en pdf, sin mucha publicidad, en la página web de la CEE, el viernes día 27 de junio. Hay que ser justos y veraces sobre lo que la nota dice y no dice. Dice lo que dice: ni más ni menos. Es cuestión de justicia hacia nuestros pastores y de ser objetivos sobre lo que se dice del autor del libro, que antes que nada es –no lo olvidemos– un hermano, un hombre de Iglesia y profundamente creyente.

Si algo deja claro la nota es lo que ya veníamos diciendo en escritos anteriores: no es una nota de condena, sino de clarificación. Así lo enuncia su propio título. Pretende, dice, clarificar las dudas sobre algunas de las propuestas del libro y disipar la preocupación (n.1) creada por su rápida e indudablemente exitosa difusión. Como decimos, no condena ni al libro ni al autor. El libro de Pagola, lejos de contener herejías (como algunos habían apuntado), tan sólo contiene, a juicio de la comisión, “deficiencias” (n.3) en algunos aspectos. Estas deficiencias que la comisión apunta son, a su juicio, de carácter metodológico y doctrinal, pero, en ningún caso se afirma de Pagola que sea –como igualmente se ha dicho– un arriano o, mucho menos, un hereje. Aunque algunos han apuntado cierto juicio de intenciones, la nota dice a este propósito que "no quiere juzgar intenciones del autor y, menos aún, su trayectoria sacerdotal (n.2)". La comisión reconoce así la honorabilidad de este sacerdote, que tan vilipendiado ha sido en múltiples foros últimamente, aunque se vean en la obligación –dice– de emitir esa nota de clarificación sobre un libro que, al margen de las deficiencias, contiene también otros aspectos positivos (n.21). La comisión reconoce igualmente, en el número 19 del escrito, que el autor no pretende negar la enseñanza de la Iglesia. De la nota se extrae que si así lo pareciera, sería debido no tanto a su pretensión cuanto a las conclusiones que pudieran extraerse o parecer insinuarse en algunos aspectos, fruto de las deficiencias metodológicas antes aludidas (n.19).

Pagola, como venimos diciendo, en comunión con su obispo y en un acto de buena voluntad, vista la crítica y la posible confusión que se estaba creando en algunos por sus propuestas, admitió, ya hace tiempo, hacer las enmiendas oportunas a la edición de ese libro para no incomodar y alejar dudas sobre ese tipo de cuestiones poco claras, aceptando la crítica y mostrando su docilidad y eclesialidad de forma aleccionadora. La próxima edición del libro cuenta con el nihil obstat episcopal y, según se ha dicho, con el beneplácito de teólogos muy solventes (dicen que algunos incluso son asesores de la propia comisión), obispos y cardenales del comité ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española. Será una edición mejorada y ampliada que, en palabras de Uriarte, "lejos de desnaturalizar el anterior, lo mejora sensiblemente".

Todo queda finalmente resuelto, tal y como habíamos apuntado. Ni hay condena a Pagola, ni tampoco ha de interpretarse, como otros han dicho, como un “enmendar la plana” a una nota pastoral escrita hace meses por D. Demetrio Fernández, obispo de Tarazona –paradójicamente, miembro de esta comisión que ha escrito la nota–, que afirmaba que el libro “haría daño” a los lectores. Ambas notas se parecen, ciertamente, pero son sensiblemente diferentes. Todo queda, pues, en su lugar.

Según parece, ahora nos espera un vivo debate teológico, no sólo sobre el libro, sino sobre la propia nota, pues, a juicio de varios expertos, no ha de ser "tanquam definitive tenenda" (tenida por definitiva), pues, además de no ser infalible, se ha pronunciado sobre cuestiones no magisteriales (lo reconoce la propia notificación en sus comentarios a pie de página nn.11 y 12) sino teológicas que, hoy por hoy, se mantienen como cuestiones disputadas o abiertas.

La comisión, como alguno ha apuntado, no hace concesiones afectivas para con el autor del libro y, podría decirse, el tono del escrito es duro, aunque menos de lo que algunos (dados los titulares de prensa aparecidos) parecieran esperar o quizá hasta desear. Los obispos, como humanos que son, a veces pueden manifestarse incluso de forma no del todo acertada, pero, decir como se ha dicho que "faltan a la caridad"... ¿no es demasiado decir de nuestros obispos?
Para ser honestos, la comisión ni siquiera desaconseja abiertamente o quiere prohibir la lectura y difusión del libro. Citando la carta a los Hebreos, la nota concluye diciendo que es un alimento del que no merece la pena alimentarse, pues no aprovecha. Juicio algo displicente sobre el libro, ciertamente, pero, como otros han dicho –no sin cierta ironía– "aunque no aproveche, al menos sabemos que ni es indigesto ni nos hará mal". El libro, por tanto, ni ha sido "puesto en el índice", ni hay por qué "declararlo en aduana". Tan sólo los que tenían dudas tienen ahí, para su consideración, una clarificación que yo calificaría de "para expertos". Los sencillos, difícilmente podrán comprender lo que encierra una nota que es, a mi juicio, menos clara o sencilla de leer de lo que debiera haber sido una nota de clarificación. Ahí queda el libro, para la historia, en las estanterías de tantas y tantas bibliotecas y en la memoria de los miles de lectores que lo leyeron, lo están leyendo o lo leerán en el futuro. A mí, como a muchos otros, confieso que me ha hecho bien su lectura.

baronrampante@hotmail.es
Volver arriba