¿Hasta qué punto se puede decir que el texto del Nuevo Testamento es fiable? “Compartir” (282) de 14 de febrero de 2019. Preguntas y respuestas





Escribe Antonio Piñero


Foto del Papiro 52, del siglo II (en concreto ¿hacia el 150?)= Jn 18,31-33.37-38. Conservado en la “John Rylands University Library de Manchester. Probablemente el más antiguo testimonio del texto del Nuevo Testamento


PREGUNTA


¿Hasta qué punto se puede decir que "nuestro" Nuevo Testamento es fiable si usted
mismo asegura que se remonta al año 200? ¿No habría sufrido ya añadiduras que favorecieran a la Iglesia Paulina tanto en interpolaciones a textos existentes como la adición de nuevo material que favoreciera a esta variante teológica?



RESPUESTA:



He escrito sintéticamente sobre ello en mi “Guía para entender a Pablo”, Editorial Trotta 2ª Edición 2018. Pero sobre todo en la Introducción General a la futura publicación que, creo, llevará por título “Los libros del Nuevo Testamento”, el comentario histórico-crítico y crítico literario al Nuevo Testamento, que he anunciado varias veces y que esperemos vea la luz finalmente en septiembre del 2019, también en Trotta. Ahí se escribe lo siguiente, que ahora les adelanto:



“En primer lugar, el texto impreso de Nestle-Aland28 se retrotrae al estado textual que cada una de las obras del Nuevo Testamento podría tener en torno al año 200 e.c., como mucho. Así que entre la fecha de la Primera carta a los tesalonicenses, escrita con casi total seguridad en Corinto por Pablo en el 51 e.c., y el texto que utilizamos median 150 años. Y este lapso de tiempo no puede acortarse porque no hay manuscritos de esa carta –que tomamos como la obra más antigua del Nuevo Testamento– que hayan sido copiados antes del 200, fecha en la que creemos que se había constituido ya el núcleo del canon neotestamentario, al menos en la cristiandad del Mediterráneo oriental.


“Sin duda la canonización en torno a esa fecha contribuyó a que el texto del Nuevo Testamento se fuera fijando rápidamente como casi intocable, pero en verdad no sabemos, ni podemos aventurar –para el lapso de tiempo transcurrido entre la composición de la primera obra de nuestro corpus, la mencionada 1 Tesalonicenses, y el año 200– qué transformaciones pudo sufrir el tenor textual de las diversas obras. Respecto a los evangelios, sabemos con seguridad que su texto no fue intocable en principio, pues los sucesivos autores (Mateo y Lucas; Juan quizás indirectamente) utilizaron la obra de Marcos manipulándola a su antojo, o conforme a sus necesidades teológico-literarias.



En segundo lugar, el texto reconstruido por Nestle-Aland28 no se halla tal cual en ninguno de los manuscritos que han llegado a nuestras manos. Con razón ha sido calificado como un mero «conjunto armónico» resultante de la combinación de las variantes de los mejores manuscritos. Es en realidad una combinación ideal realizada a partir de la combinación de lecturas de diversos manuscritos, que se estima que podría parecerse en alto grado al texto que salió de las manos de nuestros desconocidos autores neotestamentarios. Pero, al fin y al cabo, es una mera reconstrucción.


Y finamente, los manuscritos que poseemos son el resultado del azar histórico, pues sin duda hubo otros, a priori quizás también excelentes, que resultaron destruidos en guerras, incendios u otros percances más o menos accidentales. Ignoramos cómo habría sido la reconstrucción del texto neotestamentario con su aportación.


A pesar de estas advertencias, podemos estar relativamente seguros de que la crítica textual neotestamentaria ha reconstruido un texto bastante parecido al de los originales. Y ello por la razón de que poseemos textos de autores cristianos primitivos cuyas obras citan partes del Nuevo Testamento con un tenor muy parecido al que ofrece la crítica. Autores de este tipo son: Marción (140-160), Justino Mártir (hacia 150-160), Taciano el sirio (160-170), Ireneo de Lyon (hacia el 180) y Clemente de Alejandría y Tertuliano, en las obras que compusieron antes del 200. Por tanto, en algunas ocasiones y con ciertas dudas, podemos retrotraer nuestro conocimiento del texto unas décadas, en la dirección que indican los mejores entre los manuscritos utilizados, cuando coinciden con tales citas anteriores al 200”.



Saludos cordiales de Antonio Piñero


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