Entrevista a un teólogo colombiano laico y docente del Boston College Hosffman Ospino: “En Boston ha habido un proceso de sanación frente a los abusos; se han implementado muchísimas medidas, hay que rendir cuentas”
"Los escándalos de los abusos a menores impactaron fuertemente la arquidiócesis de Boston. Perdimos muchísimos católicos que dejaron de practicar su fe"
"Ciertamente ha sido una lección muy grande para la institución católica para hacer las cosas como deben hacerse"
"La presencia del cardenal O’Malley, en estos últimos 21 años, permitió a la arquidiócesis de Boston tomar un aire nuevo, respirar y recobrar la confianza en el clero y en las estructuras pastorales"
"Hoy en día la gran mayoría de teólogos en universidades católicas son laicos; y sigue aumentando también el número de laicos enseñando en seminarios católicos, institutos de formación teológica para religiosos y religiosas"
"Boston College como una universidad jesuita católica, ha hecho un compromiso con el tema de la sinodalidad"
"La presencia del cardenal O’Malley, en estos últimos 21 años, permitió a la arquidiócesis de Boston tomar un aire nuevo, respirar y recobrar la confianza en el clero y en las estructuras pastorales"
"Hoy en día la gran mayoría de teólogos en universidades católicas son laicos; y sigue aumentando también el número de laicos enseñando en seminarios católicos, institutos de formación teológica para religiosos y religiosas"
"Boston College como una universidad jesuita católica, ha hecho un compromiso con el tema de la sinodalidad"
"Boston College como una universidad jesuita católica, ha hecho un compromiso con el tema de la sinodalidad"
El teólogo colombiano Hosffman Ospino, profesor titular de Teología y Educación Religiosa en Boston College, Escuela de Teología y Ministerio, concedió una entrevista para Religión Digital durante el I Congreso Latinoamericano y Caribeño Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal, realizado en Bogotá, en la sede del Celam, del 9 al 11 de agosto 2024.
Dr. Hosffman Ospino, gracias por conceder este espacio a Religión Digital. Cuéntenos de su historia personal, cómo llegó a ser profesor titular en Boston College.
Gracias por la invitación.
Originariamente, soy de Colombia. He vivido casi dos partes de mi vida en los Estados Unidos, en donde avancé la mayor parte de mi formación a nivel de posgrado, a nivel maestría y doctorado. Soy casado, tengo dos hijos; mi esposa y yo estamos activamente involucrados en la vida pastoral en la Arquidiócesis de Boston, con el cardenal O’Malley.
A propósito, el papa Francisco acaba de aceptar la renuncia del cardenal Seán Patrick O’Malley, O.F.M. (80 años), al gobierno de la arquidiócesis de Boston, Massachusetts. Como sucesor, el papa ha nombrado a monseñor Richard Garth Henning (60 años), hace apenas unos días, el 5 de agosto 2024.
¿Conoce usted al nuevo arzobispo?
Sí, lo conozco.
¿Es cercano a Boston?
Monseñor Henning viene de una diócesis vecina, la diócesis de Providence, Rhode Island; llevaba sólo un año allí en Providence. Él fue consagrado obispo en 2018 como auxiliar de la diócesis de Rockville Centre, New York; luego fue ordinario de Providence. Fue profesor y rector de un seminario. Es alguien que ha trabajado también toda su vida pastoral con la comunidad latina.
Los escándalos de pederastia ocurridos en la Arquidiócesis de Boston dieron lugar a la película Spotlight. ¿Qué ha cambiado en Boston desde entonces?
Boston en el año 2002 se convirtió en el epicentro del escándalo por abuso sexual de niños por parte del clero y otros líderes pastorales; y sobre todo por el mal manejo que se hizo con relación a esos abusos.
El cardenal Law era el arzobispo de Boston y renunció en ese año 2002 al gobierno de la arquidiócesis. Unos meses después llegó el arzobispo O’Malley, a quien en 2006 hicieron cardenal. El cardenal O’Malley ha estado como arzobispo de Boston por 21 años.
Yo creo que ha sido un proceso de sanación. Se han implementado muchísimas medidas de accountability; hablamos de rendir cuentas, de transparencia. Se han implementado muchísimos mecanismos de seguridad y prevención, que yo creo que es lo más importante, porque creo que ese escándalo en gran parte se dio porque no había como se dice en inglés “checks and balances”, es decir, mecanismos para determinar, para evaluar cuando algo no estaba bien.
Si algo no estaba funcionando bien, entonces cómo se podía responder. No existían esos mecanismos. Hoy en día existen. Y yo creo que eso ayuda muchísimo; también a le ha ayudado a la diócesis a sanar un poco, a crecer un poco.
Los escándalos de los abusos a menores impactaron fuertemente la arquidiócesis. Perdimos muchísimos católicos que dejaron de practicar su fe. Estamos hablando de decenas de miles, quizás cientos de miles de católicos dejaron de practicar su fe; y se han cerrado muchísimas parroquias.
A propósito de los victimarios, ¿qué ha pasado con ellos?
La gran mayoría de los casos, de abuso sexual de niños por parte del clero, que se identificaron y que se denunciaron a comienzos de los años 2000, eran casos de los años 60 y 70. La gran mayoría de esos sacerdotes ya habían fallecido, otros estaban jubilados e incapacitados para ir a un juicio civil y algunos de ellos se los llevaron a la cárcel.
Entonces, yo creo que era algo que quizás 50 años atrás era insospechado, de que la diócesis iba a colaborar con las autoridades civiles para llevar a un sacerdote a un juicio y eventualmente llevarlo a la cárcel para pagar por los crímenes. Hay casos de sacerdotes o de agentes pastorales, porque también son laicos, a veces son religiosos, religiosas, los agresores.
El Abuso sexual de niños es un crimen y necesita castigarse como tal, como crimen y ser considerado como tal; en eso debe haber blanco o negro. Es crimen y se acabó.
Cuando hay casos de personas que están ejerciendo, pues ciertamente ya hay medidas muy claras; paran de ejercer. Se hace la investigación debida: eclesiástica y civil; dependiendo de los resultados de investigación, entonces esa persona ya es expulsada del estado clerical o del estado religioso.
El proceso civil determina si esta persona tiene que ir a la cárcel o cualquier otra cosa; usualmente los mandan a la cárcel por un tiempo. En el proceso eclesiástico, de acuerdo al resultado, algunos ya no pueden regresar al ministerio.
¿Cómo se repara actualmente a las víctimas en la arquidiócesis de Boston?
En cuanto al acompañamiento y reparación de las víctimas, existen estructuras dentro del campo, dentro de la sociedad, que acompañan a las víctimas a nivel de consejería, a nivel emocional, a nivel legal, ciertamente, pero también dentro de la iglesia existen oficinas que acompañan a las familias, que acompañan a las víctimas y ayudándoles a navegar las distintas realidades.
Una de las maneras como la iglesia católica ha tenido que responder a esta dinámica es pagando económicamente, pagando los resultados de las demandas que han ocurrido y eventualmente indemnizando económicamente a las víctimas. La iglesia tuvo que indemnizar a muchas personas.
Sin embargo, nunca la cantidad de dinero que una institución, ya sea la iglesia o un colegio, o el gobierno, lo que sea, le dé a una víctima de abuso sexual será suficiente. Pero ciertamente ha sido una lección muy grande para la institución católica para hacer las cosas como deben hacerse. Y yo creo que todos estamos de acuerdo hoy en día, desde los obispos hasta el padre y madre de familia en la casa, en todas las instancias, de que esto es algo intolerable y que las indemnizaciones que se han hecho realmente ayudan en gran parte a reconocer, a pagar el daño que se ha hecho, conscientes de que se ha maltratado una vida para siempre.
Boston en particular ha pagado muchísimo dinero, muchísimo dinero. Hay indemnizaciones que son públicas, hay también indemnizaciones que son que son privadas. Eso también ha llevado a una reconfiguración de los usos de los fondos también de la diócesis, porque mucha gente dejó de apoyar muchas de las estructuras.
Muchos de los pagos se han hecho también por medio de dineros que vienen de seguros, con las compañías de seguros. Así que ha sido realmente este abuso ha sido una catástrofe, una catástrofe y a nivel legal, ha sido una catástrofe a nivel eclesial, a nivel pastoral, pero especialmente una catástrofe en términos de dañarle la vida a tantas personas que fueron víctimas de abuso sexual por gente que confiaban cuando eran niños.
El nuevo arzobispo va a encontrar ya estructuras eclesiales de las que se va a servir para poder atender los casos, para poder prevenir. Recibe una diócesis mucho más estructurada y más organizada en ese nivel.
Y algo que es muy importante, yo creo que esto ayuda mucho también en términos de entender cómo hacer sinodalidad, y es el hecho de que las estructuras que se han creado para responder a los escándalos y a la realidad de abuso sexual, al crimen de abuso sexual de niños por parte del clero y otros agentes pastorales, son estructuras permanentes.
El cardenal se va y viene el siguiente arzobispo, pero no porque un obispo se vaya entonces ya las estructuras no van a funcionar. Se mantienen, siguen. Creo que eso es algo bien interesante que eventualmente tenemos que comenzar a pensar en términos de sinodalidad, es cómo creamos estructuras y prácticas dentro de la vida eclesial que cuando cambia un obispo, que cuando cambia un párroco, no se vayan con el que va de salida, sino que se queden y que el siguiente tenga la obligación de respetarlas y mantenerlas.
La presencia del cardenal O’Malley en estos últimos 21 años, permitió a la arquidiócesis tomar un aire nuevo, respirar y sobre todo ganar y recobrar la confianza en el clero, recobrar la confianza en las estructuras diocesanas, en las estructuras pastorales. Es un Boston distinto al que recibió. Ahora lo deja y en octubre de este año 2024.
El sucesor del cardenal O’Malley, el arzobispo Richard Henning, es quien va a continuar pastoreando la Arquidiócesis de Boston. Creo que es una persona también comprometida en la prevención de abuso de niños, de abuso sexual, comprometido en la formación para la evangelización.
Personalmente, como teólogo, como que trabaja en la pastoral hispana, como pastoralista, trabajé de cerca con el cardenal O’Malley, fui su colaborador, él me apoyó muchísimo en varios de mis proyectos y es mi esperanza continuar ese trabajo con el nuevo obispo.
El cardenal O’Malley, ahora arzobispo emérito, ¿seguirá viviendo en Boston?
No sabemos. Parece que, por ahora, según lo que anunció es que va a pasar un tiempo en Washington D.C.; me imagino que mientras esté vinculado a oficinas en Roma, va a seguir trabajando también en Roma, pero seguramente si alternará como religioso, seguramente alternará su tiempo con su comunidad religiosa también.
A propósito del proceso sinodal, ¿Cómo están apoyando el Sínodo de la sinodalidad desde el Boston College?
Boston College como una universidad jesuita católica, ha hecho un compromiso con el tema de la sinodalidad, siendo uno de los centros no solamente nacionales a nivel de EE.UU, sino internacional también, en cuanto a que nosotros tenemos varios proyectos de formación sinodal, los hacemos por medio de un programa que llamamos formación continua y es un programa de elevar distintas voces y distintas personalidades, teólogos, pastoralistas, agentes pastorales y otros pensadores que están reflexionando sobre este tema de sinodalidad.
Tenemos el privilegio de contar con el profesor Rafael Luciani, quien es un teólogo venezolano muy conocido, uno de los consultores para el Proceso del Sínodo en Roma, él es uno de nuestros profesores de tiempo completo y ha sido uno de los grandes ejes del pensamiento sinodal tanto en Boston College como en el continente americano, también en Europa. Creo que esa presencia de Rafael nos ha permitido formar a otras personas, por ejemplo, la hermana Nathalie Becquart, que trabaja ahora para la Oficina del Sínodo, de hecho, fue una de nuestras estudiantes ahí en Boston College y ella trabajó muy de cerca con Rafael Luciani.
Aparte de ese nivel académico, tenemos muchos estudiantes escribiendo tesis doctorales, escribiendo tesis de maestría sobre el tema de la sinodalidad y eso en gran parte nos ha llevado a varios de los teólogos que enseñamos allí a familiarizarnos con la temática y hacer también nuestras contribuciones.
¿Cómo se integra el laicado en Boston College?
El fenómeno de los teólogos laicos en el contexto estadounidense es algo que comienza en gran parte de manera formal y más intensa en los años 60’s, una vez que el Concilio Vaticano II motiva a la población bautizada en general a formarse. Formarse para el liderazgo.
Con el paso del tiempo nos hemos encontrado que poco a poco la mayoría de los teólogos y de las personas estudiando teología a nivel de maestría y a nivel doctoral, son laicos. Entonces, hoy en día la gran mayoría de teólogos, de hecho, en universidades católicas son laicos; y sigue aumentando también el número de laicos enseñando en seminarios católicos, institutos de formación teológica para religiosos y religiosas.
Entonces, creo que no es una novedad, pero tampoco es algo que podamos minimizar, porque teniendo una presencia laica, cualquiera de las temáticas de las que se hablen, ya sea formación de comunidades, de formación en la fe, reflexión teológica, sinodalidad, eclesiología, cristología, soteriología, historia de la iglesia, sagradas escrituras y cualquiera de los otros temas que normalmente se discuten y se reflexionan a nivel teológico, vienen de hecho mediados por la experiencia laical. ¿Cómo hablar en teología, por ejemplo, de la sexualidad sin hacer referencia a la vida del matrimonio, al ser padres de familia? Cómo hablar, por ejemplo, de una teología de transformación del mundo sin hacer referencia al hecho de que quienes están transformando el mundo son personas que tienen que levantarse a las 5:00 a.m., a cocinarle a los hijos y a la esposa, al esposo, para que se preparen para ir al trabajo, cuidar una casa, pagar un arriendo, participar políticamente.
Estas son perspectivas que quizás se asumían en el pasado, cuando la mayoría de los teólogos eran miembros del clero o cuando muchas de las teólogas y teólogos también venían de órdenes religiosas.
Pero yo creo que esa mediación laical está abriendo muchos horizontes; y en el tema de la sinodalidad, el tener una universidad en donde ciertamente cada vez es más grande el número de teólogos que son laicos, eso permite también añadir sensibilidades y horizontes que pueden ayudar a otras partes del mundo en donde la población laical no está tan integrada en los procesos de formación académica como ahora.
¿Estamos atrasados en América Latina en cuanto a la preparación teológica del laicado?
En Colombia, de modo particular, creo que falta mucho todavía; incluso las facultades de teología en su gran mayoría están ocupadas por estudiantes eclesiásticos o religiosas. Pero, no creo que se pueda hablar en términos de atraso o de adelanto. Cada iglesia local tiene su propia historia, tiene sus propias dinámicas y responde a medida que evoluciona a las circunstancias que le permiten no avanzar.
Por ejemplo, en los EE.UU., nos encontramos con el fenómeno de la existencia de muchos recursos económicos, recursos a nivel de formación. Para darle un ejemplo, en los EE.UU., hay aproximadamente 264 universidades católicas; aparte de esas universidades católicas, hay más de 100 casas de formación para religiosos y religiosas; cerca de 5000 colegios católicos, hay cientos de institutos pastorales por todas partes. Estas universidades católicas, muchas de ellas, están bien sostenidas económicamente, están bien estructuradas, lo cual les permite dar muchísimas becas a laicos para que estudien teología, para que hagan estudios pastorales, para que estudien espiritualidad, para que estudien liderazgo y eventualmente trabajen en las parroquias.
Entonces, existe toda una infraestructura económica, educativa y al mismo tiempo la Iglesia como tal, como institución, ha valorado y afirmado por varias décadas, de hecho, desde los años 70 se ha hecho una reflexión sólida sobre el ministerio eclesial laical y se han creado estructuras para integrar a esos muchísimos laicos.
Aproximadamente en los EE.UU., hay cerca de 50.000 ministros eclesiales laicos, la gran mayoría de ellos con maestrías y cada vez más, muchos de ellos con doctorados. Miles de esos líderes eclesiales laicos, de hecho son más educados a nivel intelectual y académico que los mismos sacerdotes que muchas veces se quedan solo con el título de maestría en teología. Pero eso no significa que sean más o que sean menos, que sepan más o que sepan menos. Simplemente eso permite que haya más recursos, más posibilidades de hacer una pastoral en conjunto, trayendo los distintos dones que cada persona trae.
En Colombia y América Latina, lo que veo es que existe una dinámica eclesial bastante distinta. Es una dinámica eclesial que es muy vibrante. A mí me encanta venir a América Latina porque me renueva ciertamente la experiencia eclesial, el lenguaje que la gente usa en todos los niveles, la comunidad católica toda, con relación a sinodalidad, misión, evangelización, renovación.
Hay una experiencia de espíritu en América Latina, en Colombia, que yo creo que es envidiable con relación a lo que uno ve en cuanto al catolicismo y en cuanto a la sociedad norteamericana; entonces, yo creo que ese tipo de energía, que aparece aquí se traduce a nivel de formación laical y a nivel de participación laical de una manera muy distinta a lo que se ve en EE.UU.
En EE.UU., se enfatiza mucho el profesionalismo de los laicos para trabajar en la pastoral, la integración en la vida de la Iglesia. En América Latina se habla mucho más de participación. Me parece, que a medida que va creciendo el número de estructuras de formación académica y ministerial, teológica y espiritual en América Latina, en Colombia en particular, entonces y se atraen recursos para formar a los laicos. Creo que esa es la clave, atraer recursos para formación de los laicos.
Comenzar a ver al laico no como asistente o desde una perspectiva simplemente de asistencia auxiliar en la pastoral, sino como protagonistas de la acción pastoral, agentes con toma de decisión de la acción pastoral. Eventualmente la iglesia va a decir tenemos que formar esas personas, tenemos que darles más recursos y abrir las posibilidades de colaboración y participación.
Sin embargo, la percepción que se tiene de los obispos de EE.UU., es que son tradicionalistas; usted habla de una iglesia preparada, sobre todo a nivel del laicado. ¿No es contradictorio que los obispos faciliten la formación de los laicos, pero, en cuanto a lo doctrinal, sean muy verticales?
Desde una perspectiva eclesiológica y basado en mi experiencia, hay algo que yo he podido constatar y es que todos los obispos son conservadores. No existe, no existe para mí la idea de un obispo, entre comillas, liberal, es casi que antitética a la idea de la vida católica.
Los obispos representan a una institución, hablan en nombre de una tradición. Y yo creo que todos los obispos si alguien me preguntara cómo caracterizarías a los obispos tanto en EE.UU., como en América o en otras partes del mundo, yo diría conservadores. Son obispos, hacen lo que tienen que hacer.
Ahora bien, hay diferencias en la manera de ser, en el modo de practicar el episcopado y de avanzar el episcopado.
Por un lado, hay prioridades que algunos tienen con relación a la vida pastoral, así como los padres de familia en el hogar. Algunos de nosotros nos preocupamos más por la educación; hay otros que se preocupan más por temas de potenciamiento de los hijos a nivel laboral, o quieren que los hijos aprendan a trabajar desde pequeños. Hay padres de familia que quieren que sus hijos sean deportistas y les ponen a practicar deportes desde pequeños.
Entonces todos cuando nos encontramos en una posición de liderazgo, tenemos ciertas maneras de ver la manera como lo ejercemos; pero eso no significa que las otras formas sean nulas o caducas o no tengan importancia.
Entre los obispos católicos de EE.UU., hay distintos grupos. Sería demasiado caricaturesco decir que hay obispos a favor de la sinodalidad y obispos en contra de la sinodalidad. Eso sería en gran parte decir que hay obispos que son católicos y hay obispos que no son católicos, que sería una locura, no tiene sentido. Pero, lo que sí veo es que hay obispos que tienen ciertas prioridades que dentro del contexto de la sinodalidad, pues entonces, a veces permiten que sean resaltadas y otros se dan cuenta que quizás el término sinodalidad no capta la visión que ellos tienen.
Me parece que entre más se trabaje el término sinodalidad, más se va volviendo costumbre como sucedió con el de comunión. Uno de los paralelos que podemos ver en la historia reciente del catolicismo con relación al discernimiento sobre una de estas categorías eclesiales que generó un poco de tensión, es la serie de debates que se tuvieron en los años 70’s y 80’s con relación a comunión.
Comunión que algunos teólogos literalmente definían más como una adhesión a la jerarquía, al Papa, al obispo, al magisterio, mientras que otros afirmaban comunión más como una serie de relaciones que nos constituyen como iglesia. Y son relaciones que poco a poco se van moviendo, van evolucionando, se van a ajustando de acuerdo a las circunstancias históricas en las que vivimos. Aparte de esas dos perspectivas, también había otras perspectivas que iban surgiendo y yo creo que había bastantes tensiones.
Algunos no entendían precisamente qué era lo que se quería decir con comunión en el Vaticano II, otros decían que sí. Lo bueno es que 40 años más adelante el término comunión es mucho más standard, mucho más común entre teólogos, pastoralistas, entre catequistas. Hemos llegado a un término medio en donde hablar de comunión no genera tensión, sino que simplemente nos invita a pensar en cómo movernos hacia la misión desde la comunión, tal como nos dice el papa Francisco.
Me parece, que algo similar va a ocurrir con el tema de la sinodalidad. Es una categoría eclesiológica, por consiguiente, es una categoría personal: toca las fibras de lo que somos como comunidad, toca las fibras de lo que somos como pueblo de Dios que camina en la historia; y por supuesto, mientras más vayamos hablando de sinodalidad, mientras más vayamos reflexionando sobre este tema, mejor vamos a entenderlo. Pienso que eso es lo que va a ocurrir en los EE.UU., en América Latina y en muchas otras partes del mundo, África. Mientras la comunidad eclesial siga hablando y reflexionando sobre sinodalidad, vamos a ir descubriendo dimensiones que nos van a permitir estar más a gusto. Sentirnos en un lugar medio en el cual vamos a comenzar a decir tenemos mucho en común y desde ahí vamos a salir a la misión; así que dichas categorías que nos dividen, que tienden a caricaturizar la experiencia cristiana diciendo que es o conservadora o liberal, como una realidad de opuestos, yo creo que no ayuda mucho.
Creo que al final de cuentas tenemos que reconocer y afirmar el hecho de que somos bautizados, que somos cristianos, que somos discípulos de Cristo y que queremos construir el Reino de Dios y experimentar el Reino de Dios aquí y ahora.
Su trabajo de investigación sobre los latinos en EE.UU., le mereció un premio, ¿qué nos puede contar al respecto?
Hay una organización en los EE.UU., que se llama CARA, que significa Center for Applied Research in the Apostolate que es la organización más grande que hay en los EE.UU., dedicada al estudio del catolicismo en esa nación desde una perspectiva de la sociología de la religión.
Esta organización CARA está vinculada a Georgetown University en Washington, y en el año 2022 me concedieron una medalla que se llama la medalla Cardenal Cushing[1]; esa medalla se otorga a investigadores o líderes de organizaciones católicas que apoyan la investigación desde una perspectiva sociológica para entender mejor el catolicismo estadounidense. La recibí porque por cerca de 15 años he estado dedicado a la investigación sobre cómo los latinos en los EE.UU., estamos transformando el catolicismo.
En los años 60’s había apenas 6 millones de latinos viviendo en EE.UU., hoy en día cerca de 63 millones vivimos allí; de esos 63 millones, cerca de 32 millones somos católicos. Somos el tercer país latino más grande del continente, que eso es algo que nos tiene que ayudar a pensar también con relación a actividades que se hacen en América Latina. Cuando hacemos congresos de teología, de pastoral, de espiritualidad, de ministerios, no olvidar que el tercer país latino más grande es EE.UU.
He hecho varios estudios nacionales sobre parroquias católicas con ministerio latino, ministerio hispano, colegios católicos trabajando con familias latinas; he hecho estudios sobre organizaciones que trabajan en la pastoral y estos estudios combinan la teología práctica con ciencias sociales. Entonces, entro en este diálogo como un teólogo, teólogo pastoral con sensibilidades eclesiológicas usando los instrumentos de las ciencias sociales; y son estudios que han sido muy bien recibidos. Usualmente los reportes los publicamos en inglés y en español.
Estos estudios han permitido que muchas diócesis y muchísimas parroquias en los EE.UU., organizaciones, agentes pastorales los usen como plataforma para reorganizar sus planes pastorales, para avanzar conversaciones sobre evangelización, sobre misión y bueno, al mismo tiempo reconocer que la presencia hispana en los EE.UU., es un don de Dios para la Iglesia y para la sociedad en ese país.
¿En cuál sitio web se pueden seguir las publicaciones del Boston College?
Bueno, para mi trabajo, usualmente para saber el tipo de trabajo, de publicaciones, simplemente poner mi nombre y Boston College y eso le va a llevar a la página electrónica de la Escuela de Teología y Ministerio de Boston College, en donde yo enseño y ahí aparece mi perfil profesional y aparece la lista de mis publicaciones. Algunas de ellas están disponibles ahí en esa misma página.
Pero también invito a quienes están leyendo este artículo, a que sigan el trabajo que Boston College está haciendo con relación a sinodalidad, que sigan el trabajo del doctor Rafael Luciani, el trabajo del doctor Felix Palazzi von Büren, venezolanos, quienes hacen un trabajo fenomenal.
Mantenerse atentos a estas conversaciones, tanto en el área de lo que hacemos en Boston College, pero en conexión y en diálogo con lo que ocurre en el resto del continente.
Muchas gracias, Dr. Hosffman.
Con todo gusto.
[1] https://www.bc.edu/bc-web/bcnews/faith-religion/ministry/hosffman-ospino-awarded-cardinal-cushing-medal.html