Se estaría colocando veto a otro papa sudamericano Al pueblo de Dios corresponde rezar, pero también los laicos podemos pensar y hablar, antes del “Extra omnes”

Cardenal Gerhard Müller: “Vamos a elegir al sucesor de Pedro, no al sucesor de Francisco"

Cardenal Angelo Bagnasco: “Los (candidatos) italianos están mejor enterados de los organismos de la Curia romana, del Vaticano y más cercanos y habituados, claramente, a la Santa Sede”

Massimo Franco: “En esta ocasión, la “palabra de orden tácita” es “ningún suramericano – jesuita”

Francisco 1936 - 2025

Las multitudinarias manifestaciones de afecto y devoción hacia el papa Francisco por su funeral, en todos los rincones del mundo, dentro y fuera de la Iglesia católica, contrastan con las manifestaciones minoritarias de quienes están en contra del estilo y las reformas de la Iglesia impulsadas por él.

En la edición del 23 de abril de 2025 del programa Porta a porta de la RAI[1], el reconocido periodista italiano Bruno Vespa pregunta a Simona Segoloni, presidenta de la coordinación de teólogas italianas: “hemos tenido un papa de grande corazón, de grande pasión, pero poco teólogo, de alguna manera”. Pregunta provocadora a la que su invitada responde: “Poco teólogo en el sentido ordinario del término. Pero, de todas formas, un jesuita, entonces, con una amplia formación; menos atento en el sentido de académico universitario; tal vez esto sí, pero no sin inteligencia y categorías para pensar la fe”.

Vespa responde con otra pregunta: “¿Qué cosas nos enseñó, según usted?”

Bruno Vespa

A lo que Segoloni responde acertadamente: “Fundamentalmente, nos enseñó en primer lugar, la autenticidad evangélica; esto está en el corazón de su magisterio y desde aquí, como en cascada, el resto de enseñanzas: la atención a los últimos, la atención a la reforma de la Iglesia, sus enseñanzas sobre la cuestión de la mujer. Todas las demás cuestiones brotaron de su profunda y radical voluntad de vivir el Evangelio y de testimoniarlo a los demás. Pienso, que esto sea lo esencial”

Simona Segoloni

La ironía del entrevistador dibuja un estereotipo del papa fallecido que no es infrecuente en algunos círculos católicos, para los que la idoneidad del personaje se mide por sus títulos académicos. Y aunque Francisco los tenía, su sabiduría y su inteligencia de la fe, tienen más valor, incluso académico, que un doctorado en universidades pontificias. Como los Padres de la Iglesia, Francisco tuvo la Sapientia cordis para entender y enseñar la fe cristiana. Además, sus enseñanzas hacen parte ya del Magisterio de la Iglesia.

De otra parte, este tiempo de Sede vacante se presta para todo tipo de programas televisivos más o menos informados sobre diversas cuestiones, de si el papa era liberal o conservador o sobre el “pettegolezzo”, como dicen los italianos, de los candidatos y de las apuestas sobre el cónclave; también hay debates sobre política como el número de jefes de gobierno o de miembros de la realeza que tomarán parte en el funeral, sobre el retiro de las condolencias enviadas por parte del gobierno israelí, etc.

Tres corrientes en el conclave 2025

A propósito de apuestas para el cónclave, el noticiero TG1 de la RAI, en la edición de las 20:00 del 24 de abril 2025[2], informó cómo entre los 135 o 133, cardenales que entrarán al cónclave se conformarían tres tendencias: Continuidad con Francisco, Moderados y conservadores. Dichas “tendencias no oficiales serían sensibilidades diversas que emergen”.

En la corriente de Continuidad con la línea de Francisco, estaría una mayoría de 59 cardenales, que no asegura en principio la mayoría necesaria de 92 votos para elegir un sucesor con las ideas y el estilo de Francisco. Además, dentro de este grupo de progresistas y reformistas, habría dos corrientes: un grupo de 47 cardenales, apoyaría las probables candidaturas de Matteo Maria Zuppi (italiano) y/o de Luis Antonio Tagle (filipino). Los restantes 12 cardenales, serían votantes de Jean-Claude Hollerich, jesuita (luxemburgués), abierto a nuevas reformas en una Iglesia todavía más incluyente.

corriente de Continuidad con Francisco

Por su parte, los moderados, aunque siguen la línea de Francisco, no apoyan la apertura en algunos temas sociales como el de la homosexualidad, serían 49 cardenales, de los cuales, 36 apoyarían las candidaturas de Pietro Parolin (italiano) y/o de Fridolin Ambongo Besungu (congolés); los restantes 13 cardenales tendrían posiciones aún más conservadoras que los anteriores y votarían por Pierbattista Pizzaballa (italiano).

moderados

Finalmente, estaría el grupo minoritario de los conservadores o tradicionalistas, contrarios a las reformas de Francisco. Son 25 cardenales, algunos de cuales, son bien conocidos por su explícito rechazo a la apertura del pontificado que termina. Los candidatos de esta corriente serían: Peter Erdö (húngaro), Gerhard Ludwig Müller (alemán) y Timothy Michael Dolan (estadounidense). Inicialmente, es poco probable que alguno de estos candidatos consiga la mayoría necesaria para ser elegido papa.

conservadores

El periodista Francesco Capotta[3] de Il Tempo, hace notar, en un informe para el programa de Porta a porta del 24 de abril 2025, que los cardenales no se agrupan necesariamente como progresistas o tradicionalistas según el pontífice que los creó cardenales. Un ejemplo lo demuestra: el cardenal Müller (77 años), claramente conservador fue creado cardenal por Francisco, papa reformista, en el consistorio del 22 de febrero 2014; mientras que el “progresista” cardenal Tagle (62 años) fue creado cardenal por Benedicto XV, papa conservador, en el consistorio del 24 de noviembre de 2012.

De todos modos, nueve serían las probables candidaturas dentro del cónclave que está por iniciar: 6 europeos, de los cuales: 3 candidatos italianos, 1 luxemburgués, 1 de Hungría, 1 de Alemania. Un asiático, de Filipinas; un africano, de la República Democrática del Congo y un norteamericano, de los Estados Unidos. Ningún latinoamericano, esto no sería casualidad.

De acuerdo con los invitados de Porta a porta, la norma no escrita de este cónclave, sería la prohibición de la elección de otro suramericano. Lo que significaría implícitamente la desaprobación de la administración realizada por el papa Francisco. Se evitaría de esta manera, cerrar las puertas a más reformas en la línea inclusiva y sinodal del fallecido pontífice. Se venera la memoria del papa, pero no se quiere otro Francisco.

cardenal Gerhard Muller

En ese sentido, se podría interpretar lo dicho por el cardenal Gerhard Müller en una entrevista al noticiero italiano TG1: "Vamos a elegir al sucesor de Pedro, no al sucesor de Francisco". Frase dogmáticamente cierta, pero que subraya –de nuevo implícitamente- la deseada discontinuidad con el pontificado de Francisco, de “una iglesia pobre para los pobres”, “donde entren todos, todos, todos”, “quién soy yo para juzgar”, “el celibato una cuestión que se puede discutir”, mujeres al mando de dicasterios, vivienda en casa santa Marta, archivar la mozzetta y los zapatos rojos, etc., etc. En todo caso, están en todo su derecho los detractores de Francisco de plantear y propagandear sus propias ideas. 

¿Cuál será entonces el rasgo de los candidatos al pontificado, que un grupo influyente de cardenales electores y no electores quieren evitar?

A este respecto, en el programa Porta a porta del 22 de abril 2025[4], el mismo entrevistador, Bruno Vespa, pregunta al cardenal Angelo Bagnasco (82 años), arzobispo emérito de Génova Italia:

-Cardenal Bagnasco, ¿por qué se vuelve a hablar de un papa italiano?

El cardenal responde: No sabría qué decir.

Vespa: ¿En qué son diferentes los italianos de los demás?

Bagnasco: que son italianos…, Lo que puedo pensar, que está ante los ojos de todos, es que probablemente siendo italianos, lo que no era una broma, pueden estar más al tanto de los organismos de la Curia romana, del Vaticano y más cercanos, claramente, a la Santa Sede y por lo tanto están más habituados…

un nuevo papa italiano

Al respecto, otro invitado al panel, Massimo Franco, editorialista del diario Corriere della sera, comenta:

-Yo no digo nada sobre los candidatos, pero me llama la atención que todos los llamados “papables” son (en su mayoría) italianos o europeos. En el último cónclave la “palabra de orden” tácita era “ningún italiano”; en esta ocasión, la “palabra de orden tácita” es “ningún suramericano – jesuita”. Lo que podría significar que hay un cambio de actitud en una parte de los episcopados. Pienso que el tema, más que la nacionalidad, y esto tal vez se relacione con alguna preferencia por un italiano, es recuperar una capacidad de gobierno y de unidad de la Iglesia. Porque sobre las estructuras de gobierno de la Iglesia, la impresión es que han sido muy debilitadas objetivamente en estos años y que por lo tanto, hay la necesidad de reconstruir un centro de gobierno. La Secretaría de estado ha sido vaciada totalmente.

Massimo Franco

De nuevo interroga Vespa al cardenal Bagnasco:

-¿Cuáles son los pasos para un acercamiento a la individualización de una figura? Es decir, en las Congregaciones, ahora no sé si sea posible lo que dice Franco, después de la experiencia de Benedicto XVI, -por ejemplo-, evitar un papa italiano. Ustedes tratarán de hacer un identikit territorial y no solamente espiritual, ¿Cómo se define al momento de entrar al cónclave?

Bagnasco: “Un dato fundamental, seguramente es el Depósito de la fe; porque si la misión del papa es la de confirmar la fe de los hermanos, es decir, de todo el Pueblo de Dios, está claro que la claridad, la determinación, la valentía de la fe, debe tener. En segundo lugar, el testimonio de la fe. Aquí me refiero a la figura del papa Francisco, en todas las obras, el testimonio de la fe y el testimonio del amor de Cristo, que toma forma de mil maneras, de acuerdo con las necesidades del tiempo. Todo el Colegio cardenalicio está y debería estar en esta perspectiva. Lo demás, es casi secundario: la personalidad, la historia, la geografía, etc., todo esto viene después respecto al munus petrino”.

Porta a porta

Sin embargo, que el cónclave pueda llegar a tener otro tipo de influencias e intereses, además del fin religioso, lo demuestran el caso Becciu en el cónclave actual y las prohibiciones de la Constitución apostólica Universi Dominici Gregis que Juan Pablo II promulgó el 22 de febrero de 1996 “sobre la vacante de la sede apostólica y la elección del romano pontífice”, que en los números 78 a 83 establece una serie de normas que buscan evitar malas prácticas del pasado en la institución milenaria del cónclave:

“Si en la elección del Romano Pontífice se perpetrase ―Dios nos libre― el crimen de la simonía, determino y declaro que todos aquellos que fueran culpables incurrirán en la excomunión latae sententiae, y que, sin embargo, sea quitada la nulidad o no validez de la provisión simoníaca, para que ―como ya establecieron mis predecesores― no sea impugnada por este motivo la validez de la elección del Romano Pontífice. (78)

Confirmando también las prescripciones de mis Predecesores, prohíbo a quien sea, aunque tenga la dignidad de Cardenal, mientras viva el Pontífice, y sin haberlo consultado, hacer pactos sobre la elección de su Sucesor, prometer votos o tomar decisiones a este respecto en reuniones privadas. (79)

De la misma manera, quiero ratificar cuanto sancionaron mis Predecesores a fin de excluir toda intervención externa en la elección del Sumo Pontífice. Por eso nuevamente, en virtud de santa obediencia y bajo pena de excomunión latae sententiae, prohíbo a todos y cada uno de los Cardenales electores, presentes y futuros, así como también al Secretario del Colegio de los Cardenales y a todos los que toman parte en la preparación y realización de lo necesario para la elección, recibir, bajo ningún pretexto, de parte de cualquier autoridad civil, el encargo de proponer el veto o la llamada exclusiva, incluso bajo la forma de simple deseo, o bien de manifestarlo tanto a todo el Colegio de los electores reunido, como a cada uno de ellos, por escrito o de palabra, directa e inmediatamente o indirectamente o por medio de otros, tanto antes del comienzo de la elección como durante su desarrollo. Quiero que dicha prohibición se extienda a todas las posibles interferencias, oposiciones y deseos, con que autoridades seculares de cualquier nivel o grado, o cualquier grupo o personas aisladas, quisieran inmiscuirse en la elección del Pontífice. (80)

Los Cardenales electores se abstendrán, además, de toda forma de pactos, acuerdos, promesas u otros compromisos de cualquier género, que los puedan obligar a dar o negar el voto a uno o a algunos. Si esto sucediera en realidad, incluso bajo juramento, decreto que tal compromiso sea nulo e inválido y que nadie esté obligado a observarlo; y desde ahora impongo la excomunión latae sententiae a los transgresores de esta prohibición. Sin embargo, no pretendo prohibir que durante la Sede vacante pueda haber intercambios de ideas sobre la elección. (81)

Igualmente, prohíbo a los Cardenales hacer capitulaciones antes de la elección, o sea, tomar compromisos de común acuerdo, obligándose a llevarlos a cabo en el caso de que uno de ellos sea elevado al Pontificado. Estas promesas, aun cuando fueran hechas bajo juramento, las declaro también nulas e inválidas. (82)

Con la misma insistencia de mis Predecesores, exhorto vivamente a los Cardenales electores, en la elección del Pontífice, a no dejarse llevar por simpatías o aversiones, ni influenciar por el favor o relaciones personales con alguien, ni moverse por la intervención de personas importantes o grupos de presión o por la instigación de los medios de comunicación social, la violencia, el temor o la búsqueda de popularidad. Antes bien, teniendo presente únicamente la gloria de Dios y el bien de la Iglesia, después de haber implorado el auxilio divino, den su voto a quien, incluso fuera del Colegio Cardenalicio, juzguen más idóneo para regir con fruto y beneficio a la Iglesia universal”. (83) [5].

Todas estas prohibiciones seguramente son fruto de experiencias oscuras del pasado en la historia de la Iglesia. Los cardenales electores y no electores reunidos en Congregaciones generales anteriores al Cónclave tienen una grave misión que cumplir. Ojalá, que en el análisis y evaluación del pontificado del papa Francisco que están realizando, escuchen también la voz unánime del pueblo de Dios que aprueba la santidad del difunto papa y concuerda con las reformas en la estructura de la Iglesia por él impulsadas. Al pueblo de Dios corresponde rezar, pero también los laicos podemos pensar y hablar, antes del “Extra omnes”. ¿No estará esperando el pueblo de Dios un nuevo pastor que además de la confirmación en la fe y el testimonio del amor de Cristo, continúe con las reformas de Francisco? ¿A quiénes beneficia un giro de 180 grados en la conducción de la Iglesia? ¿Permitirá la mayoría progresista de los cardenales poner veto a algunos de ellos por su proveniencia geográfica? ¿La Iglesia latinoamericana todavía cuenta en la búsqueda de un candidato formado en la misma escuela sinodal y misionera del papa Francisco?

[1] https://www.raiplay.it/video/2025/04/Porta-a-Porta---Puntata-del-23042025-9318d066-7aff-4f91-bd1c-d417c0d6922f.html

[2] https://www.rainews.it/notiziari/tg1/video/2025/04/Tg1-ore-2000-del-24042025-c9eaebff-bf69-46d4-9d96-7e7a26e6ba96.html

[3] https://www.raiplay.it/video/2025/04/Porta-a-Porta---Puntata-del-24042025-eac01100-9cea-496d-be46-7d70bf1c8fa8.html

[4] https://www.raiplay.it/video/2025/04/Speciale-Porta-a-Porta---Puntata-del-22042025-0798f5a0-08ad-4e1e-9145-56ddefb4b89f.html

[5] https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/apost_constitutions/documents/hf_jp-ii_apc_22021996_universi-dominici-gregis.html

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