Desandar el camino de Santiago
Todo Camino de Liberación
es Estrecho y Difícil.
Es Estrecha la Puerta
y Angosto el Camino
que lleva a la Vida y son
pocos los que dan con ella.
(Mt 7, 13-14)
A la llegada del arzobispo AM. Rouco Varela a regir la sede episcopal de Madrid, en 1994, escribí el siguiente artículo en el antiguo periódico Hoy : Permítame, señor cardenal soñar un momento. Me le imagino ligero de equipaje, sin alforja, ni túnica de repuesto y con el báculo del peregrino, dispuesto a desandar el camino medieval, para encontrarse con la cultura laica de la gran urbe.
Madrid es rompeolas de todos los pueblos de España y lugar apropiado en este momento, para emprender una nueva evangelización acorde con los signos de los tiempos. Aquí la pastoral es apasionante, si se está dispuesto a afrontar todos los retos que plantea el mundo moderno: la nueva cultura, la juventud, la política nacional, la ciencia, los pobres, el amplio mundo del trabajo...La mies es abundante y operarios haberlos hailos, aunque un poco desilusionados los más válidos y, en general, todos desorganizados. Pero si el obispo viene equipado con el mejor derecho de la Iglesia, el Evangelio, es posible recuperarlos a todos.
La archidiócesis de Madrid necesita recuperar la imagen de la Iglesia como Arca de Noé, en la que caben todos los que navegan hacia Dios, eliminando cualquier signo de favoritismo y exclusión. Porque ocurre no pocas veces que, bajo el pretexto poco evangélico de que "no son de los nuestros", se prescinde de personas muy valiosas y se da demasiado protagonismo a otras menos capacitadas. De esta tentación ha de huir quien quiera ser un instrumento de reconciliación y estar al sevicio del Evangelio.
Todos esperamos de nuestro obispo que sea un hombre de sano discernimiento. Su predecesor, Angel Suquía, le presentó como "un hombre libre, capaz de buscar el diálogo y la colaboración de todos". Sin olvidar "sus dotes de organizador y saber movilizar todas las actividades y recursos al servicio de la misión de la Iglesia y del bien común de la sociedad". No cabe mejor tarjeta de presentación. Perfecta la imagen del pastor de la diócesis, pero el buen pastor debe saber reconocer también a los lobos que revestidos con piel de oveja se han introducido en el rebaño.
A ellos se debe que la comunión se haya roto en la Iglesia de Madrid y que hayan ploriferado cuantiosos grupos con intereses extraños. La espiritualidad en que se han enfundado los delata, porque impide la reconciliación con el mundo moderno que propició el Vaticano II. Su capillismo mira demasiado al pasado y no es apto para anunciar el Evangelio al hombre/mujer laicos de hoy. Además, le ha devuelto a la esposa de Cristo la imagen de fortín al ver enemigos por todas partes. El obispo con la mano en el arado y sin volver la vista atrás es quien puede hacer que la diócesis de Madrid recupere la comunión en un sano pluralismo, en el que se diluyan los brotes involucionistas que han hecho acto de presencia en ella.
La Iglesia se ha dado la teología y la línea pastoral a seguir en el presente y de cara al futuro en la Constitución Pastoal sobre la Iglesia en el mundo actual (Gaudium et Spes). Pero inexplicablemente este documento está casi inédito, siendo el que aporta los materiales adecuados para evangelizar al mundo secularizado de hoy, que lo será cada vez más. Temas tan fundamentales como la atención a la sociedad, a su cultura, al diálogo con otras religiones y los ateos, con la ciencia y la comunidad política plural no se han tenido en cuenta.
Incluso se han minusvalorado y sacrificado en aras de un pietismo de gueto. La Nave de Pedro está llamada a adentrarse sin miedo en el mar, aunque las olas la cubran hasta hacerla zozobrar. ¡No tema los riesgos del mundo moderno!, porque en ellos se oye la voz de Jesús que dice: "rema mar adentro.
Todo esto le puede ser útil a su sucesor el Arzobispo Carlos Osoro.
Ver: Francisco Garcia-Margallo Bazago