Dios hoy



TEOLOGIA DE LA
CULTURA


Teología de la música

Dios anda entre los neutrinos, entre los pinceles y también entre las notas musicales. Juan Sebastián Bach dijo -se dice- que daría toda su obra por haber compuesto un kirie de canto gregoriano. El canto gregoriano es uno de los más preciados -hoy despreciados- tesoros culturales y musicales que ha producido Europa.

El canto gregoriano es una de las delicatessen, de las exquisiteces musicales más sabrosas para el paladar musical más refinado de un Juan Sebastián Bach. Aunque tuvo que adular al Señorón de Brandenburgo, a quien hoy conocemos por los conciertos que "esponsorizó" y que luego ordenó se arrojaran al cubo de la basura musical, sin duda, Juan Sebastián Bach no se sentía inferior ante ningún Vivaldi, pero, en cambio reconocía que el canto gregoriano es una cima cultural todavía más elevada y esto afirma el gran Bach, "el Himalaya de la música", en frase de Andrés Segovia.

El canto gregoriano es tanto un producto musical como teológico. No tiene cabida en todas las teologías o religiones. Solamente en la cristiana. Es un producto made in Europa y made en la religión cristiana. Hasta hace poco toda Europa se unía como una comunidad musical desde la Edad Media entonando las mismas melodías del canto gregoriano. A partir del Concilio Vaticano II se suprime de un plumazo el latín y se arrincona el canto gregoriano.

En mi infancia, en una aldea de Navarra como en el resto de Europa, todos cantábamos gregoriano. La supresión brutal y radical del canto gregoriano es una pérdida cultural de incalculables y calculables consecuencias para Europa y la comunidad cristiano. Al mismo tiempo, han desaparecido mchos coros de muchas parroquias; muchos órganos están desafinados y abandonados esperando como el arpa de Bécquer a que venga un organista a despertarle del sueño de la muerte. ¡Qué dirían Mozart, Tomás de Victoria, Palestrina, Monteverdi, Cabezón, Bach si volvieran a la tierra y vieran este lamentable estado musical de cosas!

Miguel de Unamuno, jugando en el equipo cultural español se erigió en abogado defensor de la contrarreforma católico-española, presentando este movimiento y juego teológico-cultural a ganar, como algo positivo y no sólo como la página negra oscurantista, fundamentalista y fanática de la que debemos sentirnos avergonzados. Al defender a este equipo, el autor de la La Agonía del Cristianismo (título "desconcertante" que desconcertó a muchos que jamás leyeron el libro) citó las vidas mismas de Teresa de Ávila y Juan de la Cruz por no hablar de su obra mística/literaria como joyas culturles de contrarreforma.

Al reconocer que el equipo protestante produjo la música inefable de un Bach, exclamó don Miguel con su habitual ironía:
"En eso se disuelve el protestantismo, en música celestial". Aquí, don Miguel se pasó de rosca tribal.

El juego entre los equipos protestannte y católico fue fértil al crear variaciones culturales de indudable valor al tema cristiano/artístico, pero si el equipo católico pudo volar libremente en los cielos de la imagen, el protestante tal vez en compensación llegó a las cimas musicales de la misa en Si menor, de los motetes, de las cantatas, de los preludios, fantasías y fugas, de los oratorios, magnificat y Pasiones del incomparable Sebastián Bach. "Si me dijeran a botepronto: diría, sin pensar quién es el europeo número uno de todos los tiempos, me dijo una vez Madariaga.

Si en algo descuella hoy en el concierto más -más o menos armónico- de los pueblos y culturas es, sin duda, en su sequoias musicales. Hoy los japoneses estudian y tocan a Bach a Mozart, a Beethoven. No ha dado Japón, al que tanto debe la familia humana, unos compositores tan colosales que hoy figuren en el repertorio de los conservatorios y los conciertos. Una parte sustancial de este extraordinario repertorio musical made in Europa es la música dirijida y gobernada por la teología cristiana. Fijémomos en el poema medieval de gran belleza lírica "Dies irae, dies illa.

Este poema bellísimo inspira la melodía gregoriana que se convierte en su compañera inseparable. Escuchan Mozart, Verdi y Devorak esta composicion gregoriana y poema medieval y crean sus célebres réquiems, creando tres obras musicales inspiradas en un mismo tema religioso. Esta es la mejor Europa en opinión de los Bach y de cualquiera que tenga dos dedos -culturales- de frente.

Ver: José Antonio Jáuregui, Dios hoy

Ediciones NOBEL
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