La Misa sobre el Mundo (Teilhard de Chardin)



La Humanidad en marcha

En el seno del Universo es iumposible amar al prójimo sin acercarse a Dios, y recíprocamente amar, sea a Dios, sea al prójimo, sin hacer que progrese en su totalidad física la sintesis terrestre del Espíritu: puesto que son precisamente los progresos de esta síntesis los que nos permiten acercanos entre nosotros, al mismo tiempo que nos hacen subir hacia Dios.

Porque amamos, para amar más, nos vemos felizmente reducidos a participar, más y mejor que nadie, en todos los esfuerzos, en todas las inquietudes, en todas las aspiraciones y asimismo en todos los afectos de la Tierra en la medida en que todas estas cosas contienen un principio de ascensión y de síntesis.

El desprendimiento cristiano subsiste totalmente en esta actitud engrandecida. Pero en vez de "dejar a trás", arrastra; en vez de cortar, empina: no más ruptura, sino travesía; no más evasión, sino emergencia. La Caridad, sin dejar de ser ella misma, es expande como una fuerza ascensional, como una esencia común, en el corazón de todas las formas de actividad humana, cuya diversidad tiende luego a sintetizarse en la rica totalidad de una operación única. Como Cristo mismo y a su imagen, se universaliza, se universaliza, se dinamiza, y por eso mismo, se humaniza.

En resumen, para casar con la nueva curvatura adoptada por el Tiempo, el Cristianismo se ve llevado a descubrir por debajo de Dios los valores del Mundo, mientras que el humanismo se ve llevado a descubrir por encima del Mundo el lugar de un Dios.


Poesía de San Juan de la Cruz

CANTICO ESPIRITUAL

CANCIONES ENTRE EL ALMA Y EL ESPOSO

ESPOSA

¿Adónde te esconsdiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido,
salí tras ti clamando, y ya eras ido.

Pastores los que fuerdes
allá por las majadas al otero:
si por ventura vierdes
aquel que yo más quiero,
decidle que adolezco, peno y muero.

Buscando mis amores,
iré por esos montes y riberas,
ni cogeré las flores,
ni temeré las fieras
y pasaré los fuertes y fronteras.

PREGUNTA A LAs CRIATURAS

¡Oh bosques y espesuras,
plantadas por la mano del Amado,
oh prado de verduras,
de flores esmaltado,
decid si por vosotros ha pasado!

RESPUESTA DE LAS CRIATURAS

Mil gracias derramando,
pasó por estos sotos con presura,
y, yéndolos mirando,
con sólo su figura
vestidos los dejó de su hermosura.

¿No veis en esta mística encarnatoria de Teilhard un anticipo de la teología del C. Vaticano II que entra en diálogo con el mundo secularizado?

¿Acaso la caridad cristiana, para ser tal, no ha de expandirse en el corazón de todas las formas de la actividad humana a semejanza de Cristo?
Volver arriba