Los Santos fueron seres humanos



Un pueblo oprimido y reprimido

La felicidad y la santidad

La felicidad es la santidad. Santidad es ser lo mejor y no sólo "el mejor". ¿Quieres saber cómo ser santo?. Haz bien todas las cosas. Santidad no es huir del mundo, sino que implica la transformación de este mundo

Es saber que podemos dejar marcas del cielo en la vida de todos los que nos rodean. Eso es ser santo. Hacer bien todas las cosas es amar. Este es el secreto de la santidad. El amor es todo lo que las personas buscan.

Quiero decir que los santos no pueden ser percibidos como ejemplos inalcanzables para los seres humanos. Los santos consideran a todo ser humano como igual; su espiritualidad los llevó a trascender las barreras de los juicios y podían comprender el ciclo de la vida desde otra perspectiva; la de el amor incondicional. Fueron seres humanos. Tuvieron infancia y adolescencia. Vivieron momentos difíciles y en algunas ocasiones dudaron y tuvieron que pasar por situaciones oscuras como todos.

Muchos santos tuvieron todo lo que cualquier persona desearía: dinero, belleza, mujer, placeres etc. La diferencia radicó en dar la vuelta a esas situaciones y dedicar su vida hacia el prójimo, los pobres, los enfermos, los necesitados. Ahí radica la diferencia: en estar dispuesto a ayudar a los demás y dedicar su vida al servicio de sus semejantes.

Por eso el santo es un ser humano que logra trascender la fuerza de gravedad de las posesiones, llámese dinero, relaciones, títulos y cualquier cosa que nos haga decir: esto para mí solo. Todos somos seres humanos, con la misma dignidad. Hay muchos santos anónimos. ¿Dónde está la santidad?

En donde haya esa carecterística de calidad evangélica: Vivir las bienaventuranzas, la bienaventuranza del pobre, del que está triste y llora, del que tiende su mano llena de mansedumbre, del que está inquieto con sed y hambre de justicia, del que muestra misericordia y limpieza en su trato, del que vive y quiere la paz, del que es señalado, calumniado, perseguido por ser recto y decir la verdad, del que no se averegüenza de manifestar su fe. El que obra así es bienaventurado, es santo.

Ser santo no es hacer milagros. Ser santo es llevar una vida normal; ir al trabajo, salir a la calle, tratar con la gente, preocuparse por sus inquietudes y problemas, convivir con sus valores y virtudes. ¡Cuántos santos anónimos!

Hay mucho creyente anónimo. Y también santos anónimos. El que esté libre de imperfección que lo indique. Nadie lo puede hacer.

El concepto de lo perfecto, de lo inmaculadamente santo es irreal. Basta con mirar los evangelios para ver que los primeros discípulos (los apóstoles)eran imperfectos. Pero hubo un momento en sus vidas en el que cambiaron. A este momento le llamamos "conversión".

Ver: José Manuel Coviella Corripio
Los santos fueron seres humanos
S. Melchor de Quirós
Ediciones CyC
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