Los santos que nunca serán canonizados



Benda: un agnóstico que pondera a un contemplativo


Santos no canonizables

El Panteón Romano

En Roma existe todavía, bastante bien conservado, el “Panteón”, o sea un templo donde se rendía culto a todos los dioses de los pueblos que componían la inmensa maraña del Imperio Romano. Posteriormente, la Iglesia cristiana (que de suyo ha sido siempre alérgica a los “dioses”, ya que no admite más que un solo Dios) imitó de alguna manera el comportamiento pagano, instituyendo el “panagion” o cuadro de honor de “todos los santos”/

La Iglesia nunca ha declarado “dioses” :sólo se ha contentado con declarar “santos”. Ella tiene su lista, que no siempre ha sido coherente. Recientemente hemos visto desaparecer del calendario tradicional los nombres de algunos “santos” por la sencilla razón… de que no han existido. (sigue)

En los primeros siglos la declaración de santidad se hacía por la base : Era el pueblo con su clero y sus obispos el que aclamaba “santo” aquel cuya vida o cuya muerte lo hubiera hecho acreedor a su inserción en la lista de honor de los héroes. Pero posteriormente, cuando la Iglesia fue cayendo en la trampa del juridicismo, intentó también someter el calendario de héroes cristianos a unas reglas rígidas, que habrían de tenerse en cuenta en un largo y complicado proceso. Y precisamente por eso se habla de “proceso de canonización” ….
Otro mundo posible.

También la nueva teología política surgida del Concilio Vaticano II, con vocación de teología fundamental, es una teología que quiere entrar en diálogo con el hombre y mundo de hoy y con la secularización que les caracteriza. Así intuyeron los teólogos europeos de la primera mitad del siglo XX que habría de hacerse la teología en el futuro. Muchos de ellos tuvieron después gran influencia en el Concilio, algunos incluso viven todavía y siguen haciendo una teología muy valiosa por la atención que presta a la problemática de los pueblos y a los valores del hombre y mujer contemporáneos.

Ha sido la Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual (Gaudium et Spes) la que la ha hecho posible, al despertar la conciencia de que el mensaje cristiano no aparta a los hombres de la edificación del mundo, sino que les impone el deber de hacerlo (GS 34, 3). Y, por si quedaba alguna duda, dice más adelante: se equivocan los cristianos que, pretextando que no tenemos aquí ciudad permanente, creen que pueden descuidar las tareas temporales, sin darse cuenta de que la propia fe les obliga al más perfecto cumplimiento de todas ellas, según la vocación de cada uno (GS 43, 1).

Asimismo el Vaticano II considera un deber de la Iglesia escrutar permanentemente los signos de los tiempos en cada época histórica, para poder responder mejor a los interrogantes de la humanidad (GS 4, 1). Según la subcomisión conciliar Signos de los tiempos, estos pueden definirse como fenómenos que, por su generalización y frecuencia caracterizan una época y a través de ellos se expresan las necesidades y aspiraciones comunes de la sociedad.

Más aún, el Concilio pretende que el pueblo de Dios aprenda a discernir en los acontecimientos, exigencias y deseos de los que participa con todos sus contemporáneos, los signos de la presencia de Dios y sus planes sobre el mundo (GS 11). El Papa Juan XXIII había usado ya la expresión signos de los tiempos en algunos de sus discursos pre-conciliares y conciliares, con la intención de que la Iglesia abriera sus ventanas al mundo y saliera de ella todo "el polvo imperial" acumulado durante muchos siglos. Su intención no era otra que la de hacer inteligible y aceptable el anuncio del Evangelio, que es la misión de la Iglesia.

Ver: JM. Gonzalez Ruiz, los Santos que nunca serán canonizados, y Franciso Garcia-Margallo Bazago, Cristianismo y Secularidad. Manual de Nueva Teología Política Europea.
Volver arriba