En el fuego de la Luz. A Rafa Redondo (1941-2025)
| José Arregi
Te nos has “con las palmas al viento, sin otro asidero que el aire, donde alienta el Ser, mi verdadero hogar”.
Has sido compañero atento, testigo inspirado del Silencio, voz vibrante de la Presencia “del Testigo puro que en nuestro fondo alienta, late y clama por ser expresada”.
Has cumplido tu plena aspiración, la aspiración de todos los seres, el fotón, el fuego y el aire, la piedra y el agua, el tomate, el mirlo, el bonobo y el homo sapiens-demens que somos: “Optar por desertarse, despojarse de hogar y patria, para restituirse. Manto tejido de la Nada, urdimbre de mi resurrección. Vacío sudario de la muerte de la muerte”. “Ser Nadie, tan solo la oquedad donde lo Otro se aposenta”.
Eres por fin libre. “Libre ante el temor a la nada de la muerte, incapaz de arrebatar nuestra disposición a ser nada, el mínimo y dulce Francisco de Asís tenía un secreto: darlo todo. Sabía bien que su desasimiento, esa experiencia de Vacío, es la liberación, porque nadie, ni la muerte, puede arrebatar la presencia del Ser que habita en la misma muerte, en la elegida pobreza de optar por no ser nadie, por ser Nadie”.
Ya puedes “vivir la nada siéndola”. Ya no eres nadie. Ya eres Nadie. “Nada en nadie. Todo en Nadie”.
Has culminado el silencioso viaje al centro del ser en medio de todas sus turbulencias: “soltarse, rendirse, des-prenderse; des-aparecer, sin apenas dejar huella, mientras nuestro pequeño personaje arde en el fuego de la Luz”.
José Arregi, Aizarna, 12 de abril de 2025
www.jarregiolaizola
NOTA: todos los entrecomillados son citas literales del libro de Rafa El brotar del asombro. Intuiciones, fulgores, pensamientos…, Mensajero, Bilbao 2012