¡Pastores! ¡Los necesitamos!

Con los dos últimos nombramientos episcopales, Don Fidel Herráez para Burgos y Don Juan José Omella para Barcelona parece que ya le empieza a tocar el turno a las diócesis españolas vacantes. Sin duda, una buena noticia para la Iglesia española que no es bueno que pase mucho tiempo una diócesis sin su pastor. Esta entrada solo para invitar a la oración para que sea el Espíritu Santo el que ilumine la elección y para recordar unas palabras que ofreció el papa Francisco el 21 de junio de 2013 a los participantes en las jornadas dedicadas a los representantes pontificios en la sala Clementina.

Pueden leer todo el discurso en este enlace: http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2013/june/documents/papa-francesco_20130621_rappresentanti-pontifici.HTML

Aquí solo recupero algunos de los pensamientos que se refieren precisamente a los criterios para elegir candidatos al episcopado.

"En la delicada tarea de llevar a cabo la investigación para los nombramientos episcopales, estad atentos a que los candidatos sean pastores cercanos a la gente: este es el primer criterio. Pastores cercanos a la gente. Es un gran teólogo, una gran cabeza: ¡que vaya a la universidad, donde hará mucho bien! ¡Pastores! ¡Los necesitamos! Que sean padres y hermanos, que sean mansos, pacientes y misericordiosos; que amen la pobreza, interior como libertad para el Señor, y también exterior como sencillez y austeridad de vida; que no tengan una psicología de «príncipes». Estad atentos a que no sean ambiciosos, que no busquen el episcopado; se dice que el beato Juan Pablo II, en una primera audiencia que tuvo con el cardenal prefecto de la Congregación para los obispos, éste le hizo la pregunta sobre el criterio de elección de los candidatos al episcopado, y el Papa con su voz particular: «El primer criterio: volentes nolumus». Los que buscan el episcopado... no, no funciona. Y que sean esposos de una Iglesia, sin estar en constante búsqueda de otra. Que sean capaces de «guardar» el rebaño que les será confiado, o sea, de tener solicitud por todo lo que lo mantiene unido; de «velar» por él, de prestar atención a los peligros que lo amenazan; pero sobre todo capaces de «velar» por el rebaño, de estar en vela, de cuidar la esperanza, que haya sol y luz en los corazones; de sostener con amor y con paciencia los designios que Dios obra en su pueblo. Pensemos en la figura de san José que vela por María y Jesús, en su solicitud por la familia que Dios le ha confiado, y en la mirada atenta con la que la guía para evitar los peligros. Por ello, que los pastores sepan estar ante el rebaño a fin de indicar el camino, en medio del rebaño para mantenerlo unido, detrás del rebaño para evitar que nadie se quede atrás y porque el rebaño mismo tiene, por así decirlo, el olfato de encontrar el camino. ¡El pastor debe moverse así!"


Nos unimos en oración pidiendo al Espíritu Santo que sea quien ilumine los corazones para que sigan llegando a nuestras diócesis españolas pastores para una España en un momento delicado donde se nos pide, cada vez más, cercanía a la realidad de la gente, mayor sensibilidad hacia los más pobres con una vida austera y coherencia entre las palabras y la vida.

Sirvan para iniciar nuestra oración desde aquí las palabras que Pablo VI pronunció en la apertura de la segunda sesión conciliar:

"¡Cristo!
Cristo, nuestro principio.
Cristo, nuestra vida y nuestro guía.
Cristo, nuestra esperanza y nuestro término...
Que no se cierna sobre esta asamblea otra luz que no sea la de Cristo, luz del mundo.
Que ninguna otra verdad atraiga nuestra mente fuera de las palabras del Señor, único Maestro.
Que no tengamos otra aspiración que la de serle absolutamente fieles.
Que ninguna otra esperanza nos sostenga, si no es aquella que, mediante su palabra, conforta nuestra debilidad... "
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