Santo Tomás: Tres pilares fundamentales de la vida cristiana

La Iglesia celebra hoy, 3 de julio, la fiesta del apóstol santo Tomás. Popular entre todos nosotros por el episodio que narra el evangelio de Juan y que justo acabamos de proclamar. Tomás no estaba junto a los demás discípulos cuando se apareció el Señor. Y recibe con incredulidad el testimonio de sus hermanos cuando le dicen: “hemos visto al Señor”… “si no veo…si no toco.. no lo creo”.
Vemos aquí tres detalles a tener en cuenta:
Un primer detalle: No estaba junto a los demás discípulos. ¿Dónde estaban aquellos discípulos? Una pista nos la da Hechos 20,7 cuando afirma: “El primer día de la semana, cuando nos reunimos para partir el pan…” Precisamente unos versículos precedentes al evangelio que hemos proclamado nos dice que cuando el resucitado se aparece en medio de la comunidad de discípulos era “el primer día de la semana”.
Tomás no estaba presente cuando la comunidad estaba reunida. El primer día de la semana en el mundo judío es el domingo. El domingo es el día de la eucaristía. ¡Cuántos hermanos y hermanas nuestros también están ausentes cuando la comunidad se reúne para la fracción del pan, para la misa dominical!
Un segundo detalle: Tomás no cree el testimonio de sus hermanos cuando le dicen: “hemos visto al Señor”. Su corazón está cerrado, hermético, incrédulo. Necesita experimentar en primera persona, necesita comprobar, tocar por él mismo…
Un tercer detalle: Tomás cree cuando toca las llagas y el costado herido del Señor.
Estos tres detalles bien podrían estar hablándonos de tres modos de descubrir la presencia del Señor cerca nuestro. Hay como una triple invitación progresiva a descubrir al resucitado presente y real:
Una estando junto a la comunidad que se reúne para la fracción del pan, para celebrar la eucaristía donde Jesús se hace presente de manera real y total.
Otra por medio del testimonio de los creyentes. Estar abiertos a la confianza y a la belleza del testimonio que otros nos dan con lo que el Señor va haciendo en sus vidas. ¡Qué importante el testimonio!¡Qué importante que nunca falten hombres y mujeres que sigan clamando al mundo: “hemos visto al Señor”!
Y una tercera, reconociendo al crucificado presente en las llagas y heridas de los que sufren hoy a nuestro lado. El resucitado está presente en los corazones rotos de tantos que padecen necesidad y heridas.

Interesante ver aquí también los tres pilares de la vivencia cristiana: La eucaristía, los sacramentos que nos dan la gracia. La catequesis, el anuncio, la proclamación del evangelio, el testimonio de la fe que se comparte y se enseña. Y la caridad que no cierra el corazón al dolor ajeno y reconoce al Señor en sus llagas y heridas.
Eucaristía, catequesis y caridad.
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