Ni cara al pueblo ni de espaldas al pueblo: Cristo es el centro

No en pocas ocasiones dialogando sobre este asunto se escuchan expresiones muy curiosas y sobre todo reveladoras de cómo siente el pueblo la celebración de la misa. Muy interesante para tomar el pulso del “sensus litúrgico” de una buena mayoría del pueblo de Dios (y de muchos pastores, por cierto).

Hay quien te habla de la misa que se celebraba de espaldas al pueblo (los más veteranos del lugar) y la mayoría concluye con un tajante: prefiero como se hace ahora que el cura está cara al pueblo.

Bueno, aunque para muchos de los lectores de estas líneas este asunto ya será un tema muy “sabido” permítanme un par de pensamientos para quien les pille de nuevo.

La misa, la eucaristía no se celebra ni cara al pueblo ni de espaldas al pueblo. La mirada de los ojos y del corazón están en Cristo. Él es la orientación, el motivo y el fin de la eucaristía.

Como decía Benedicto XVI en Teología de la Liturgia:
“La idea de que sacerdote y pueblo en la oración deberían mirarse recíprocamente nació sólo en la época moderna y es completamente extraña a la cristiandad antigua. De hecho, sacerdote y pueblo no dirigen uno al otro su oración, sino que juntos la dirigen al único Señor”.

Por ese motivo, el Ordenamiento General del Misal Romano en el nº 308 dice muy claro:

“Igualmente, sobre el altar, o cerca de él, colóquese una cruz con la imagen de Cristo crucificado, que pueda ser vista sin obstáculos por el pueblo congregado”

Muy significativo lo que recoge S. Heid refiriéndose a la importancia del arte litúrgico:

“Si se nos pregunta hacia dónde miraban el sacerdote y los fieles durante la oración, la respuesta debe ser: ¡a lo alto, hacia el ábside! La comunidad orante durante la oración no miraba, de hecho, adelante al altar o a la cátedra, sino que elevaba a lo alto las manos y los ojos. Así el ábside llegó a ser el elemento más importante de la decoración de la iglesia, en el momento más íntimo y santo de la actuación litúrgica, la oración”

Así que ahora si en alguna ocasión sale este tema, no estaría mal que ayudemos a dejar de hablar de la misa “cara al pueblo” o “de espaldas al pueblo” y recordemos cual es el verdadero centro de la celebración.

Habrá que entender bien a qué se refería la Instrucción Inter Oecumenici del 64 con aquello de:
“Es bueno que el altar mayor se separe de la pared para poder girar fácilmente alrededor y celebrar versus populum”.



En la foto: mosaico del ábside de la catedral de Pisa con Cristo en majestad, rodeado por la Virgen y San Juan Evangelista fue terminado con el rostro de san Juan por Cimabue en 1302.
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