teresa de Avila "Oh nudo que ansí juntàis

experiencia personal en la enfermedad

“OH NUDO QUE ASÍ JUNTÁIS DOS COSAS TAN DESIGUALES” (Santa Teresa de Jesús)

Viqui Molins, stj

Vacaciones forzadas. Tan forzadas que me trasladaban de un lado a otro por largos pasillos blancos y anodinos, en camilla o en silla de ruedas.

Tan forzadas que estaba dependiente en absoluto del personal de una clínica. Pero, vacaciones, al fin. Es decir, una etapa en la que no hago ninguna de las actividades que hasta ahora podía hacer. Que ya –en honor a la verdad, dado que mi fecha de nacimiento cada vez está más lejana, con todas las consecuencias que eso comporta - mi oficio se ha limitado mucho y puedo empezar a decir con San Juan de la Cruz –el otro loco de amor místico- que ya “sólo en amar es mi ejercicio”. Un ejercicio que suelo hacer patente repartiendo abrazos a aquellos que los han echado de menos en las travesías por el desierto, en las pateras y en las calles de las grandes ciudades –albergue de los sin papeles- desde hace unos años. Ahora, convertidos en mis “nietos”, y alegrando mi vejez con su amistad juvenil, me hacen feliz y me recuerdan que Dios me ha dado, a lo largo de mi vida, lo que he necesitado para hacer realidad esta preciosa frase de uno de los versos sencillos, pero más bellos, de Santa Teresa, mi santa, mi compañera de viaje y mi carisma de Congregación: “Oh nudo que ansí juntáis…”

Es curioso y difícil de expresar: puedo vivir varios frentes actuales con fuerza y con interés: el político, pendiente de la vuelta de Puigdemón, de la investidura de Illa…

De las discusiones de dos ancianos en USA anhelando el poder. De los descontentos de algunas dictaduras actuales,  de las angustias de los pueblos en guerra, las consecuencias del cambio climático, el gozo de unas olimpiadas que paso horas contemplando en la pequeña pantalla… En fin, la respuesta a la Gaudium et spes del Vaticano II de que “nada humano es ajeno a los seguidores de Cristo”.

Pero, en medio de todo esto, vivir de lleno aquello que da sentido a la vida y que tan bien definió Santa Teresa con ese “nudo” que sabe unir dos cosas tan desiguales como son Dios y yo, Dios y las cosas que me rodean, Dios y mi debilidad, Dios y todos los que gozan o sufren a mi alrededor, y en los que le veo a Él…

Y, perdonadme esa página de confidencia –amigos míos de varias publicaciones que amo-. Creo que los que vivimos una experiencia constante de la acción de Dios en la humanidad, en nuestras vidas, en nuestros acontecimientos, no estaría mal que de vez en cuando nos explayáramos comunicando así las grandezas del Señor –que no las nuestras, que no las hay- convencidos de esta maravillosa verdad que Teresa de Jesús decía llena de confianza al Señor:       

                      “Oh nudo, que ansí juntáis

dos cosas tan desiguales:

no sé por qué os desatáis,

pues atado fuerza dais

a tener por bien los males.

Juntáis quien no tiene ser

con el Ser que no se acaba,

sin acabar acabáis,

sin tener que amar, amáis,

engrandecéis nuestra nada.”

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