Cristo. El caso Pagola 1. Debate sobre Jesús
José Antonio Pagola (nacido el año 1937) se licenció en Teología por la Universidad Gregoriana de Roma (1962), se especializó en Sagrada Escritura por Instituto Bíblico de Roma (1965) y culminó sus estudios con un Master en Ciencias Bíblicas por l’École Biblique de Jerusalén (1966).
1. Primera etapa (1967-2000). Una pastoral abierta y comprometida
De vuelta a su diócesis de San Sebastián, a partir del año 1967, empezó siendo profesor en el Seminario de San Sebastián y en la Facultad de Teología del Norte de España (sede en Vitoria). Pronto tuvo que dejar su trabajo de profesor de facultad, para dedicarse a la pastoral directa, con trabajos al servicio de la formación sacerdotal (seminario) y, sobre todo, de la animación de la diócesis de San Sebastián, de la que fue Vicario General, con el obispo J. M. Setién, por muchos años (hasta el 2000). Mantuvo un contacto directo, reflexivo y sanador con la realidad espiritual, cultural y social de su entorno, en Euzkadi y en el conjunto de España, reflexionando con profundidad y cercanía, desde la raíz del evangelio, sobre la problemática humana y cristiana del momento, en medio de los grandes cambios que se fueron dando entre el año 1970 y el año 2000. Pocos han conocido mejor los valores, problemas y necesidades de los hombres y mujeres, desde sus diversas perspectivas, partiendo de una sociedad tan crispada y creadora como la de su diócesis.
Sus publicaciones de entonces pueden dividirse en tres grupos. (a) Publicó muchos cuadernos o folletos de formato pequeño, editados por su misma diócesis (Ediciones Idatz, San Sebastián), dedicados a los problemas inmediatos del momento: Retiros espirituales y reflexiones sociales, apostolado carcelario y pastoral de los enfermos, comentarios litúrgicos y textos de animación social etc. (b) Pagola publicó también muchos libros menores, editados básicamente por PPC y por SM (Madrid), en los que ha venido desarrollando, en línea de apertura al gran público, algunos de los temas básicos de la discusión cristiana del momento: Sentido de la vida y Resurrección de los muertos, Ética de la paz y Evangelización de la enfermedad. A través de esas y otras publicaciones, Pagola quiso ser un teólogo del pueblo, siempre en contacto directo con los problemas de la realidad. (c) A pesar de sus grandes tareas pastorales, Pagola ha tenido tiempo de publicar algunas obras mayores, que han aparecido sobre todo en Ediciones Sal Terrae (Santander): La Eucaristía, experiencia de amor y de justicia, 1990; Acción pastoral para una nueva evangelización, 1991; Creer en el Resucitado, 1992; Fidelidad al Espíritu en situación de conflicto, 1995.
Algunos dicen que fue el hombre de Setién, su obispo, y evidentemente lo fue, porque así lo exigía su función como vicario. Dicen que fue cura de los “vascos» y lo fue, por ser pastor de una diócesis de Euzkadi. Pero, de hecho, fue hombre para todos: encarcelados y enfermos, pobres y emigrantes, creyentes y no creyentes… Mantuvo encendida y siguió encendiendo la llama del evangelio en tiempo difíciles, a partir del evangelio, en la línea del Concilio Vaticano II y son miles y miles las personas que pueden dar testimonio de ello (entre ellos yo mismo).
2. Segunda etapa. Sólo Jesús: un libro debatido
Con la renuncia de J. M. Setién como obispo de San Sebastián (enero 2000), J. A. Pagola tuvo oportunidad de volver de lleno a sus estudios bíblicos y a su amor primero, que era la historia de Jesús. Pudo prescindir de las actividades administrativas y comenzó unos años de pastoral especializada y de lectura y estudio académico de la bibliografía sobre Jesús que se había escrito en los casi treinta años que él se había dedicado a labores pastorales inmediatas. Siguió teniendo un contacto fuerte con agentes de pastoral (militantes cristianos y catequistas, religiosos y religiosas, sacerdotes y laicos), de manera que ha sido y sigue siendo uno de los hombres que mejor conocen la realidad cristiana de Euzkadi y de España, en el momento actual. Pero quiso crear una distancia de estudio e investigación, para ofrecer a ese mundo, y a un mundo más amplio de hombres y mujeres que se iban desligando de la tradición cristiana, su visión de Jesús, como hombre de Dios y salvador. Resultado de siete largos años de esfuerzo y de su larga experiencia anterior ha sido su nuevo libro sobre Jesús, un libro eminentemente misionero, Jesús. Aproximación histórica, PPC, Madrid 2007, que ha causado los debates de los que ahora trataremos.
En esos años tuve ocasión de verle varias veces en los cursillos de catequética de la Facultad del San Pío X de Madrid. Allí hablábamos de Jesús, desde perspectivas distintas, pero convergentes. Allí me confesó su propósito: «De ahora en adelante sólo quiero hablar de Jesús, y del Jesús concreto, el Jesús histórico de los evangelios. No tenemos otra cosa que ofrecer: Sólo Jesús. Nuestra Iglesia y nuestra sociedad le necesita». Esta vuelta a Jesús puede ser un signo del giro que necesita toda la Iglesia católica en el momento actual: Son grandes los problemas, inmensas las complejidades de la vida eclesial y social. ¿Qué haremos? ¿Qué podremos aportar, como iglesia universal y como creyentes particulares? ¡Sólo una cosa: volver a Jesús! Y en esa línea salió el libro, que él me envió y que yo le agradecí como ni muevo libro sobre el mismo tema: Hijo de Hombre. Historia de Jesús Galileo (Tirant, Valencia 2007).
Poco después, el Boletín de Tarazona (www.diocesistarazona.org/otros/dfp2.pdf, diciembre 2007) publicó una nota firmada por su obispo, Demetrio Fernández, y unos trabajos escritos por algunos teólogos vinculados a la Comisión de de la Doctrina de la Fe (J. Rico Pavés, J. A. Sayés, J. M. Iraburu), que ponían serios reparos al libro de Pagola, desde el punto de vista de la tradición católica: se quedaría en la pura historia, negando o silenciando las afirmaciones básica del dogma católico sobre la divinidad de Jesús. Sgún ellos, Pagola corría el riesgo de hacerse arriano, negando la divinidad de Jesús, tal como ha sido definida en los concilios de Nicea, Éfeso y Calcedonia. Respondí entonces en mi blog (//blogs.periodistadigital.com/xpikaza.php) y respondo ahora ofreciendo mi juicio:
1. El libro de J. Pablo está concebido y escrito como aproximación histórica, en la línea de la primera tradición del evangelio. Trata, por tanto, de la vida de Jesús, desde una perspectiva kerigmática (de anuncio cristiano del evangelio), en la línea de Marcos (y Pablo), ocupándose de los “acontecimientos” que van desde el Bautismo por Juan hasta el mensaje de Pascua. Lógicamente, no se ocupa de la Concepción de Jesús por el Espíritu, ni de su nacimiento, ni de su preexistencia; no expone, tampoco, la teología posterior de la Iglesia, tras Nicea, aunque en ningún momento la niega. Se sitúa más bien en la línea de los evangelios y, en especial, del evangelio de Marcos, dejando a un lado (por método), sin negarlas, las definiciones de los Grandes Concilios.
2. Es un libro evangélico: de anuncio de la palabra y de la vida de Jesús. No es un tratado de dogma (no lo niega ni discute), sino un texto de proclamación de la Buena Nueva de la Misericordia de Dios, que se ha revelado y se ha hecho historia en la vida y el mensaje de Jesús. Ningún autor moderno que conozca – y conozco algo lo escrito sobre Jesus hasta el 2007 – ha destacado con la fuerza de Pagola el carácter evangélico de su figura, la Buena Noticia de su Palabra y de su Vida, al servicio del conocimiento de Dios y de la salvación de los hombres, especialmente de aquellos a quienes Jesús amaba: los más pobres y excluidos de la sociedad religiosa y civil de su tiempo. Ciertamente, los dogmas de Nicea/Éfeso/Calcedonia son buenos (y necesarios en su plano), pero se sitúan en un plano posterior.
3. Es un compendio de la investigación crítica sobre Jesús, realizada en los últimos cincuenta años, en Europa y América, tanto entre católicos como entre protestantes y judíos. Desde la nueva perspectiva social y eclesial de su trabajos anteriores en la diócesis, en sus «siete años sabáticos» (2000-2007), Pagola ha descubierto y recreado de un modo evangélico actual la historia de los evangelios. Éste ha sido un descubrimiento sorprendente. Él conocía de primera mano las complejidades de la administración diocesana y de la estructura dogmática eclesial, pero sólo la investigación crítica sobre Jesús le ha permitido descubrir plenamente la actualidad del evangelio. De esa forma ha visto que, en contra de lo que algunos han pensado (pero en la línea de lo que han dicho los últimos papas. y en especial Benedicto XVI), la «razón científica es buena» y puede incluso ayudarnos a entender a Jesucristo. De esa forma has reconciliado una vez más a Jesús con la ciencia, como hizo Santo Tomás y como han hecho los buenos teólogos. El libro de Pagola es fiel a la crítica científica, siendo así (¡y por eso!) fiel a Jesucristo. La ciencia no «demuestra» la verdad del evangelio, pero ayuda a situarlo y entenderlo.
4. Es un libro muy bien organizado. No es sistemático (en el sentido escolar), pero está bien dividido y ordenado, siguiendo las diversas facetas y momentos de la vida y obra de Jesús como Judío de Galilea, Vecino de Nazaret, Buscador de Dios, Profeta del Reino, Sanador, Maestro, Creyente, Mártir, Resucitado etc. etc. No es una biografía lineal y cronológica (imposible de reconstruir), pero ofrece un conjunto de semblanzas, bien trabadas, de Jesús siguiendo el orden básico de Marcos (de Galilea a Jerusalén, de Juan Bautista hasta el Calvario y la tumba vacía). Por su misma temática, cada uno de sus quince capítulos, con epílogo y anexos, puede leerse de un modo casi autónomo, sin agobio ni fatiga. Todos los capítulos están escritos con sencillez y soltura, de una forma narrativa (no demostrativa), para intelectuales (con citas ejemplares, a pie de página) y para lectores sin formación especializada (en lenguaje comprensible). Es un libro que ayuda a leer los evangelios (que siguen siendo «los libros» sobre Jesús).
5. Es un libro que vincula y condensa el aspecto social y religioso de Jesús, el espiritual y el histórico, el personal y el social. A veces se ha dicho que los “liberadores” no son piadosos, y que los piadosos no son liberadores… Pues bien, la novedad de este libro está en que Pagola es “liberador” (valga la palabra, en su sentido evangélico), siendo piadoso (también en sentido evangélico): habla de Dios hablando de los pobres, habla de la justicia destacando la misericordia, habla de la transformación económica de la sociedad ocupándose de la oración… En el centro del libro pone la sanación (Jesús que puede curar y cura a nuestra sociedad) y la enseñanza, condensada en las parábolas, que nos ofrecen el nuevo conocimiento de la realidad, dentro de un mundo que parece estar perdiendo sus orientaciones. Ciertamente, Pagola conoce y destaca la distancia entre Jesús y nuestro tiempo, pero, al mismo tiempo (a diferencia de muchos exegetas y teólogos dogmáticos) se atreve a introducir y poner en marcha la novedad de Jesús en nuestro tiempo. Ésta es la finalidad del libro: que podamos ver y entender, mirar y ensanchar el espíritu, desde Jesús.
6. No es un libro total, pero es un libro muy evangélico. No quiere decir todo, no resuelve (ni nadie puede resolver) los últimos enigmas de la vida de Jesús (pues los enigmas primeros son por principio indemostrables), pero cuenta de una forma verosímil y bien fundada los acontecimientos básico de Jesús y del origen del fenómeno cristiano. Por opción y método, no habla de Ignacio de Antioquía, ni de Ireneo de Lyón (que serían voces fundamentales en otra perspectiva); tampoco puede hablar de Nicea/Éfeso/Calcedonia (pues para ello tendría que haber escrito otro libro, titulado La Cristología del Nuevo Testamento y de la Iglesia). Pero lo que él dice no va en contra de los Padres, ni de los concilios (Nicea…), ni de los teólogos escoláticos (Tomás de Aquino, Duns Escoto), ni de las encíclicas modernas de los papas, sino que se sitúa en un momento anterior, en la línea de la «cristología canónica», que es la del Nuevo Testamento, en la línea de los sinópticos (antes, incluso, de algunos desarrollos de Mateo y Lucas). Así volviendo a las fuentes primeras puede poner en marcha un movimiento de renovación cristiana.