El caso Pagola 2 Debate en la Iglesia. Uriarte y la Comisión de la DF
Ayer publiqué una nota con los rasgos básicos de la teología de Pagola y en especial de su libro sobre Jesús. Hoy retomo el asunto, desde la perspectiva del debate eclesial que ha suscitado. Ciertamente, en el fondo sigue estando el "caso Jesús", con Pagola en medio. Pero ahora han cambiado los protagonistas: por un lado está Mons. Uriarte, que ha dado el Nihil Obstat para la nueva edición de la obra de Pagola. Por otro lado están los miembros de la Comisión para la Doctrina de la Fe, que de un modo al parecer vergonzante, sin firmar el domento, ni presentarlo oficialmente en Madrid, han colgado en la WEB de la CEE una Nota de aviso y aclaración sobre el libro de Pagola.
Desde el juicio negativo del Boletín de la Diócesis de hasta la Nota de Clarificación de la Comisión de la Doctrina de la fe de la Conferencia Episcopal Española. (Madrid, 18 de junio de 2008) han pasado seis densos meses, llenos de rumores de intervenciones e intervenciones reales, que han dado y siguen dando un mal ejemplo de evangelio, una mala imagen de la Iglesia. He leído y escuchado algunas versiones sobre el tema (voces y rumores) y p podría ofrecer algunas pistas para situarlo. Pero prefiero no entrar en ese laberinto, poco propio de una Iglesia que se dice fundada en la verdad de Jesús («os he dicho todo…», Jn 15, 15). Conozco por experiencia esos rumores eclesiásticos y prefiero quedar al margen. Quiero y puedo ofrecer, sin embargo, algunos elementos que ayudan a plantear el tema:
(1). 16. 6. 2008. Nihil Obstat del Ordinario. Mons Uriarte, obispo de S. Sebastián y superior “ordinario” de Pagola ofreció con esa fecha, el “nihil obstat” (nada impide) y el “imprimatur” a una versión renovada del libro de Pagola que, según se dice, saldrá al mercado en septiembre de este mismo año, en castellano y catalán. El obispo asegura que Pagola ha realizado «una relectura de su obra y ofrece en el texto un nuevo capítulo que aclara la naturaleza de su libro y el alcance y los límites de una aproximación histórica a Jesús. Amplía el último capítulo para afirmar más netamente la vinculación entre la historia de Jesús y el desarrollo de la fe católica de la Iglesia e introduce en el cuerpo del libro diversas modificaciones para disipar interpretaciones a las que podían dar lugar algunos pasajes de la primera versión». En ningún momento se dice que Pagola haya cambiado o corregido su teología, sino que insiste en ella y la presenta con nuevos argumentos, mostrando así que no va en contra de la fe de la iglesia, como habían sospechado algunos de sus críticos.
(2) 18. 6. 2008. Dos días después del “Nihil obstat” de Mons Uriarte se aprobó una Nota Aclaratoria de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe de la CEE, que no quiere juzgar la segunda edición del libro de Pagola, ni rechazar la autoridad del Nihil Obstat de Uriarte, sino sólo cumplir su «obligación de ayudar a los miles de lectores de la primera versión a hacerse un juicio de la misma conforme con la doctrina católica. Esta clarificación se centrará en algunas cuestiones de tipo metodológico y doctrinal (1) Desde el punto de vista metodológico, tres son las deficiencias principales de la obra: a) la ruptura que, de hecho, se establece entre la fe y la historia; b) la desconfianza respecto a la historicidad de los evangelios; y, c) la lectura de la historia de Jesús desde unos presupuestos que acaban tergiversándola. (2) Las deficiencias doctrinales pueden resumirse en seis: a) presentación reduccionista de Jesús como un mero profeta; b) negación de su conciencia filial divina; c) negación del sentido redentor dado por Jesús a su muerte; d) oscurecimiento de la realidad del pecado y del sentido del perdón; e) negación de la intención de Jesús de fundar la Iglesia como comunidad jerárquica; y, f) confusión sobre el carácter histórico, real y trascendente de la resurrección de Jesús.
(3) Rumores sobre el origen y sentido de la Clarificación. La nota de clarificación «nota» ha sorprendido a muchos, que no acaban de saber a qué responde. Se da como firmada el día 18, pero nadie la vio hasta que apareció “colgada, sin presentación ni publicidad, en la página web de la CEE, el 27 de junio. Salió sin firma (¿por qué!)… Muchos han dicho que va contra Mons Uriarte (obispo de San Sebastián), más que en contra Pagola, oros añaden que está impulsada por alguna jerarquía de Roma más que por el Presidente de la Conferencia Episcopal española, otros han asegurado que muchos obispos se oponían a ella. Sea como fuere, la Nota ha salido y aquellos que se sientan (nos sintamos) miembros de esta iglesia concreta han de aceptarla, sabiendo que no tiene un valor magisterial, sino simplemente orientativo (como la misma Nota supone). Así la acepto y añado, incluso, que ella puede resultar positiva.
(4) Aspecto positivo: la nota no condena. En contra de lo que algunos han pensado y dicho, esta “nota” es una simple “notificación de aviso”. Los miembros de la comisión no dicen que Pagola sea un hereje (¡un arriano!), ni condenan ninguna de sus proposiciones, ni vetan la segunda edición de la obra, ni impiden que Pagola predique y enseñe, escriba y publique como buen católico. Al no condenar, ni excomulgar, esta acaba siendo un acta de aprobación (¡casi laudatoria!). Ciertamente, quiere “avisar”, tanto a Pagola (para que repiense algo que ha dicho, como debe hacer todo investigador), como a los lectores (para que lean su libro con cuidado), pero de hecho no condena absolutamente nada y confirma la importancia del libro y de los temas de Pagola, de forma que ella termina incluso diciendo que la obra de Pagola tiene aspectos positivos (num 21).
(5) Verdad de Pagola, verdad de la Comisión. Ésta es la situación en que nos deja la Nota de la Comisión episcopal: ella nos dice (dice a Pagola y nos a sus posibles lectores) «que tengamos cuidado», simplemente eso. Más aún, ella debe recorrerse en dos dirección: de la Comisión al libro de Pagola y del libro de Pagola a la comisión (pues Mons. Uriarte dice que ha consultado con los mejores especialistas, que no piensan como la Comisión). Nos hallamos, según eso, ante dos horizontes de lectura, ambos valiosos, que no pueden concordar entre sí (pues sería malo que concordaran). (a) La Comisión se sitúa en un horizonte dogmático absolutizado y quiere proyectar sus presupuestos sobre el libro de Pagola; evidentemente, al situarse en esa línea, ella tiene que decir: ¡tengan cuidado!, destacado los errores en los que podría caer. Ya no se trata del libro de Pagola en sí, sino de la visión que la Comisión tiene del libro de Pagola. (b) Por su parte, Pagola, con la inmensa mayoría de los exegetas, se sitúa en el horizonte de la historia de Jesús y de la primitiva iglesia cristiana, y tiene que decir a los teólogos dogmáticos (y a los miembros de la Comisión): ¡no se cierren en su pretendida verdad; según eso, las afirmaciones de la Comisión (y las del mismo Pagola) son valiosas en la medida en que ayudan a leer y vivir el evangelio! (como sabían los Padres de Nicea).
(6) Es bueno para la Iglesia que haya “discrepancias”. Es posible que Pagola tenga que matizar algunas de sus afirmaciones, aunque ellas sean buenas (para que algunos lectores como los miembros de la Comisión las entiendan). Pero es también evidente que la Comisión tiene que matizar sus perspectivas (para que algunos lectores como Pagola puedan entenderlas)… Esto significa que nos situamos en dos (o más) perspectivas. Tenemos que buscar al Jesús del evangelio, que es ya un Jesús múltiple… Pagola no ha escrito “la” cristología del Nuevo Testamento, sino “una cristología”, pues al lado de ella puede haber otras, más centradas en el Jesús de Pablo y el de Juan o el de Hebreos… El canon del Nuevo Testamento no incluye sólo una visión de Jesús sino varias, que son complementarias. En la misma tradición dogmática de la Iglesia no hay “una” cristología, sino varias: está la de Antioquía (más cercana al nestorianismo) y la del Concilio de Éfeso (más cercana al monofisitismo)… y la de Calcedonia, que es un compromiso “formal”, pero o una solución…Es bueno que sea así, para que la unidad cristológica sea la unidad del diálogo entre las iglesias y las teologías, sin imposición de unas sobre otras.
(7) Por eso, el problema “Pagola” no acaba, sino que empieza precisamente ahora… Quizá debamos añadir que no se trata de un problema, sino de un “misterio”: el de la búsqueda compartida de Jesús. Desde esa perspectiva quiero dar gracias a la Comisión de la Doctrina de la Fe, porque nos ayuda a ver que hay un problema para todos, un problema abierto al misterio de Cristo, del que Pagola ha querido y quiere dar testimonio con su obra, en su edición no revisada y en su edición revisada. Doy gracias a la comisión por lo que dice, porque nos ayuda a pensar, pero quiero que ella misma revise sus métodos y que relativice su perspectiva. Debo terminar esta nota recordando, con el humor que el asunto lo permite, que el Rdo. José María Iraburu, uno de los acusadores de Pagola, en la número ya citado del Boletín de la Diócesis de Tarazona, criticó también las posturas del Prof. L. F. Ladaria sobre el Pecado (es.catholic.net/sectasapologeticayconversos/745/2347/articulo.php?id=22808). Pues bien, a Ladaria le acaban de nombrar Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe en Roma (9 de julio del 2008). Puede ser que algo se esté moviendo.
Desde el juicio negativo del Boletín de la Diócesis de hasta la Nota de Clarificación de la Comisión de la Doctrina de la fe de la Conferencia Episcopal Española. (Madrid, 18 de junio de 2008) han pasado seis densos meses, llenos de rumores de intervenciones e intervenciones reales, que han dado y siguen dando un mal ejemplo de evangelio, una mala imagen de la Iglesia. He leído y escuchado algunas versiones sobre el tema (voces y rumores) y p podría ofrecer algunas pistas para situarlo. Pero prefiero no entrar en ese laberinto, poco propio de una Iglesia que se dice fundada en la verdad de Jesús («os he dicho todo…», Jn 15, 15). Conozco por experiencia esos rumores eclesiásticos y prefiero quedar al margen. Quiero y puedo ofrecer, sin embargo, algunos elementos que ayudan a plantear el tema:
(1). 16. 6. 2008. Nihil Obstat del Ordinario. Mons Uriarte, obispo de S. Sebastián y superior “ordinario” de Pagola ofreció con esa fecha, el “nihil obstat” (nada impide) y el “imprimatur” a una versión renovada del libro de Pagola que, según se dice, saldrá al mercado en septiembre de este mismo año, en castellano y catalán. El obispo asegura que Pagola ha realizado «una relectura de su obra y ofrece en el texto un nuevo capítulo que aclara la naturaleza de su libro y el alcance y los límites de una aproximación histórica a Jesús. Amplía el último capítulo para afirmar más netamente la vinculación entre la historia de Jesús y el desarrollo de la fe católica de la Iglesia e introduce en el cuerpo del libro diversas modificaciones para disipar interpretaciones a las que podían dar lugar algunos pasajes de la primera versión». En ningún momento se dice que Pagola haya cambiado o corregido su teología, sino que insiste en ella y la presenta con nuevos argumentos, mostrando así que no va en contra de la fe de la iglesia, como habían sospechado algunos de sus críticos.
(2) 18. 6. 2008. Dos días después del “Nihil obstat” de Mons Uriarte se aprobó una Nota Aclaratoria de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe de la CEE, que no quiere juzgar la segunda edición del libro de Pagola, ni rechazar la autoridad del Nihil Obstat de Uriarte, sino sólo cumplir su «obligación de ayudar a los miles de lectores de la primera versión a hacerse un juicio de la misma conforme con la doctrina católica. Esta clarificación se centrará en algunas cuestiones de tipo metodológico y doctrinal (1) Desde el punto de vista metodológico, tres son las deficiencias principales de la obra: a) la ruptura que, de hecho, se establece entre la fe y la historia; b) la desconfianza respecto a la historicidad de los evangelios; y, c) la lectura de la historia de Jesús desde unos presupuestos que acaban tergiversándola. (2) Las deficiencias doctrinales pueden resumirse en seis: a) presentación reduccionista de Jesús como un mero profeta; b) negación de su conciencia filial divina; c) negación del sentido redentor dado por Jesús a su muerte; d) oscurecimiento de la realidad del pecado y del sentido del perdón; e) negación de la intención de Jesús de fundar la Iglesia como comunidad jerárquica; y, f) confusión sobre el carácter histórico, real y trascendente de la resurrección de Jesús.
(3) Rumores sobre el origen y sentido de la Clarificación. La nota de clarificación «nota» ha sorprendido a muchos, que no acaban de saber a qué responde. Se da como firmada el día 18, pero nadie la vio hasta que apareció “colgada, sin presentación ni publicidad, en la página web de la CEE, el 27 de junio. Salió sin firma (¿por qué!)… Muchos han dicho que va contra Mons Uriarte (obispo de San Sebastián), más que en contra Pagola, oros añaden que está impulsada por alguna jerarquía de Roma más que por el Presidente de la Conferencia Episcopal española, otros han asegurado que muchos obispos se oponían a ella. Sea como fuere, la Nota ha salido y aquellos que se sientan (nos sintamos) miembros de esta iglesia concreta han de aceptarla, sabiendo que no tiene un valor magisterial, sino simplemente orientativo (como la misma Nota supone). Así la acepto y añado, incluso, que ella puede resultar positiva.
(4) Aspecto positivo: la nota no condena. En contra de lo que algunos han pensado y dicho, esta “nota” es una simple “notificación de aviso”. Los miembros de la comisión no dicen que Pagola sea un hereje (¡un arriano!), ni condenan ninguna de sus proposiciones, ni vetan la segunda edición de la obra, ni impiden que Pagola predique y enseñe, escriba y publique como buen católico. Al no condenar, ni excomulgar, esta acaba siendo un acta de aprobación (¡casi laudatoria!). Ciertamente, quiere “avisar”, tanto a Pagola (para que repiense algo que ha dicho, como debe hacer todo investigador), como a los lectores (para que lean su libro con cuidado), pero de hecho no condena absolutamente nada y confirma la importancia del libro y de los temas de Pagola, de forma que ella termina incluso diciendo que la obra de Pagola tiene aspectos positivos (num 21).
(5) Verdad de Pagola, verdad de la Comisión. Ésta es la situación en que nos deja la Nota de la Comisión episcopal: ella nos dice (dice a Pagola y nos a sus posibles lectores) «que tengamos cuidado», simplemente eso. Más aún, ella debe recorrerse en dos dirección: de la Comisión al libro de Pagola y del libro de Pagola a la comisión (pues Mons. Uriarte dice que ha consultado con los mejores especialistas, que no piensan como la Comisión). Nos hallamos, según eso, ante dos horizontes de lectura, ambos valiosos, que no pueden concordar entre sí (pues sería malo que concordaran). (a) La Comisión se sitúa en un horizonte dogmático absolutizado y quiere proyectar sus presupuestos sobre el libro de Pagola; evidentemente, al situarse en esa línea, ella tiene que decir: ¡tengan cuidado!, destacado los errores en los que podría caer. Ya no se trata del libro de Pagola en sí, sino de la visión que la Comisión tiene del libro de Pagola. (b) Por su parte, Pagola, con la inmensa mayoría de los exegetas, se sitúa en el horizonte de la historia de Jesús y de la primitiva iglesia cristiana, y tiene que decir a los teólogos dogmáticos (y a los miembros de la Comisión): ¡no se cierren en su pretendida verdad; según eso, las afirmaciones de la Comisión (y las del mismo Pagola) son valiosas en la medida en que ayudan a leer y vivir el evangelio! (como sabían los Padres de Nicea).
(6) Es bueno para la Iglesia que haya “discrepancias”. Es posible que Pagola tenga que matizar algunas de sus afirmaciones, aunque ellas sean buenas (para que algunos lectores como los miembros de la Comisión las entiendan). Pero es también evidente que la Comisión tiene que matizar sus perspectivas (para que algunos lectores como Pagola puedan entenderlas)… Esto significa que nos situamos en dos (o más) perspectivas. Tenemos que buscar al Jesús del evangelio, que es ya un Jesús múltiple… Pagola no ha escrito “la” cristología del Nuevo Testamento, sino “una cristología”, pues al lado de ella puede haber otras, más centradas en el Jesús de Pablo y el de Juan o el de Hebreos… El canon del Nuevo Testamento no incluye sólo una visión de Jesús sino varias, que son complementarias. En la misma tradición dogmática de la Iglesia no hay “una” cristología, sino varias: está la de Antioquía (más cercana al nestorianismo) y la del Concilio de Éfeso (más cercana al monofisitismo)… y la de Calcedonia, que es un compromiso “formal”, pero o una solución…Es bueno que sea así, para que la unidad cristológica sea la unidad del diálogo entre las iglesias y las teologías, sin imposición de unas sobre otras.
(7) Por eso, el problema “Pagola” no acaba, sino que empieza precisamente ahora… Quizá debamos añadir que no se trata de un problema, sino de un “misterio”: el de la búsqueda compartida de Jesús. Desde esa perspectiva quiero dar gracias a la Comisión de la Doctrina de la Fe, porque nos ayuda a ver que hay un problema para todos, un problema abierto al misterio de Cristo, del que Pagola ha querido y quiere dar testimonio con su obra, en su edición no revisada y en su edición revisada. Doy gracias a la comisión por lo que dice, porque nos ayuda a pensar, pero quiero que ella misma revise sus métodos y que relativice su perspectiva. Debo terminar esta nota recordando, con el humor que el asunto lo permite, que el Rdo. José María Iraburu, uno de los acusadores de Pagola, en la número ya citado del Boletín de la Diócesis de Tarazona, criticó también las posturas del Prof. L. F. Ladaria sobre el Pecado (es.catholic.net/sectasapologeticayconversos/745/2347/articulo.php?id=22808). Pues bien, a Ladaria le acaban de nombrar Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe en Roma (9 de julio del 2008). Puede ser que algo se esté moviendo.