Caso Pagola: La Inquisición tiene miedo a Jesús (R. Aguirre y X. Pikaza)

Un amigo me mandó hace días el trabajo de R. Aguirre sobre el Jesús de Pagola (aparecido en la página web de la Diócesis de Bilbao: www.bizkeliza.org y en la Revista Diocesana: “comunicación – alkarren barri”, nº 156 otsaila 2008, pag. 8). Debe ser el trabajo que algunos compañeros y vecinos de Religiondigital y otros portales anunciaban diciendo que sería la condena definitiva de Pagola, escrita por un grandísimo especialista de la diócesis de Bilbao. Efectivamente, Rafael Aguirre, profesor emérito de la Universidad de Deusto, es una las mayores autoridades científicas y eclesiásticas del momento actual, sobre el Jesús de la Historia. Pues bien, él no ha condenado a Pagola, sino todo lo contrario, como podrá ver quien siga leyendo este post. No lo publiqué inmediatamente porque no soy amigo de prisas y porque lo bueno permanece. He visto después que el texto ha salido también en Redes Cristianas (http://www.redescristianas.net/2008/02/21/ el-miedo-de-la-inquisicion-a-jesusrafael-aguirre/ ) y me alegro, pues muchos ya lo conocerán. A pesar de ello, quiero publicarlo también en el blog, añadiendo mi propia reflexión, tomada de la página final una larga reseña, preparada para la revista Iglesia Viva, que me ha pedido un panorama sobre el Estado de la cuestión sobre el Jesús de la Historia. He conservado para los dos, con un pequeño cambio, el título de Rafael Aguirre, donde se supone que los “inquisidores” parecen condenar, de hecho, a Jesús, no a Pagola. La aportación de R. Aguirre en el caso Pagola es muy importante, pues representa la voz de de los últimos cincuenta años de la exégesis católica. Su foto preside el texto suyo y el mío. Él sale estos días para impartir un curso bíblico en Córdoba, Argentina. Buen viaje.

Rafael Aguirre

El miedo de la Inquisición a Jesús


Esta vez el éxito es justo. Estamos hartos de ver reconstrucciones fantásticas de la vida de Jesus, carentes de todo valor histórico y literario, que, sin embargo arrasan en ventas. Según los últimos datos el Iibro de Jose Antonio Pagola, “Jesus. Una aproxi¬mación histórica” ha vendido 28.000 ejemplares en cuatro meses, una cifra espectacular para una obra de este estilo. Y se trata de un libro serio, riguroso, de carácter histórico, bellamente escrito y de fácil lectura.

No vamos a estas alturas a descubrir a Pagola, una de las personalida¬des mas estimadas pastoralmente en la Iglesia vasca y española. La obra que mencionamos es de madurez, porque el estudio de la persona de Jesus le ha acompañado toda su vida. Pagola conoce toda la investigación actual sobre el tema, que es abundantísima, sobre todo en el mundo anglosajón y ha realizado una síntesis crítica, abier¬ta, ponderada y fascinante.

Normal¬mente los teólogos europeos escriben pensando en sus colegas, llenando sus libros de citas y discusiones académi¬cas. Los anglosajones piensan en ven¬der, se dirigen al gran público e incu¬rren frecuentemente en sensacionalis¬mo. Pagola reúne lo mejor de estas dos tradiciones: quiere llegar al gran públi¬co, su estilo es narrativo y engancha al lector sin perderse en tecnicismos de escuela, pero, al mismo tiempo, es profundamente riguroso (en notas de pie de página, no excesivas, proporcio¬na algunos datos técnicos y justifica¬ciones críticas para quienes estén inte¬resados).
EI propósito de Pagola es hacer un estudio histórico de Jesus y para ello debe leer los evangelios con una serie de cautelas críticas, porque son docu¬mentos confesionales, escritos para transmitir la fe y no crónicas históri¬cas. Leer los evangelios como históri¬cos al pie de la letra es fundamentalis¬mo. Es perfectamente legítimo estudiar crítica e históricamente la Figura de Jesus, porque la fe cristiana asume las exigencias de la razón de la moderni¬dad sin complejos miedos. Más aun, este estudio es una exigencia de la misma fe cristiana: nos interesa mucho conocer todo lo que podamos de la persona y vida de Jesus precisa¬mente porque creemos que a través de ellas Dios se ha revelado de una forma única y excepcional.

EI libro de Pagola esta sirviendo para alimentar y madurar la fe de muchos creyentes. Pero quiero subra¬yar que mucha gente que vive en la periferia de la fe o se debaten entre dudas o son, simplemente, no creyen¬tes, están descubriendo con sorpresa y admiración un Jesus del que tenían una imagen muy deformada; un Jesus, no mero maestro intemporal, sino contextualizado en su tiempo, para el que la experiencia de Dios le descubre la dignidad y los sufrimien¬tos de los seres humanos, que anun¬cia con palabras y gestos la misericor¬dia infinita y contracultural de un Dios “amigo de los hombres” …

También se han dirigido críticas contra el libro de Pagola desde sectores ultraconservadores. Se vuelve a repetir el triste espectáculo de conde¬nar como hereje a aquel de quien se discrepa, sin dialogar ni esgrimir argu¬mentos. En el caso que nos ocupa, los críticos, además de formular unos jui¬cios de intención inadmisibles, demuestran una ignorancia supina sobre la exégesis moderna y la investi¬gación histórica sobre Jesús, además
de tergiversar las relaciones entre el estudio histórico de Jesus y la cristolo¬gía dogmática. La resurrección, el valor salvífico de la muerte de Jesus, su divinidad, son afirmaciones metaem¬píricas y nos demostrables histórica¬mente. Pagola muestra la profundidad y el horizonte insospechado que histó¬ricamente Jesus abre a la existencia humana e, incluso, señala también los primeros pasos del surgimiento de la fe cristológica, entrando en la experien¬cia pascual y alargando los límites de una investigación propiamente históri¬ca. También hay que decir que Jesus plantea unos retos muy serios a la Igle¬sia que quiere continuar sus pasos y Pagola no se arredra al mostrar estas exigencias (una comunidad fraterna sin poder, sin discriminaciones de la mujer, transida por un talante positivo y misericordioso ante el mundo … ).

Este Iibro tiene aspectos discutibles, como toda investigación históri¬ca, pero ha sabido recoger consensos muy amplios entre los especialistas, y ha encontrado una acogida muy positi¬va entre los estudiosos y entre el gran público, creyente y no creyente, inte¬resado en conocer la Figura que esta en el origen no solo de la fe cristiana, sino de la misma cultura occidental. Desgraciadamente tampoco han faltado los inquisidores, de momento pocos y desprestigiados, carentes de razones y sobrados de ignorancia y prejuicios.


X. Pikaza

¿Miedo al Jesus de la historia?


Algunos han acusado a J. A. Pagola, por un libro titulado Jesús. Aproximación histórica, PPC, Madrid 2007, de herético y arriano (http://www.diocesistarazona.org/abajo02.html ). En otro lugar he dicho que es un libro ejemplar, concebido y escrito como aproximación histórica a Jesús, desde la primera tradición cristiana (http://blogs.periodistadigital.com/xpikaza.php/2008/01/02). No es un libro de dogmática, sino una narración de la Buena Nueva de Dios, que se ha revelado en la vida y el mensaje de Jesús, un libro que sintetiza y expone en forma temáticas los resultados básicos de la investigación crítica, que nos permiten descubrir al Jesús histórico como presencia definitiva de Dios. Está bien organizado, dividido y ordenado, siguiendo las facetas y momentos de su vida y de su obra (Judío, Vecino de Nazaret, Buscador de Dios, Profeta, Sanador, Maestro, Creyente, Mártir, Resucitado…), vinculando rasgos sociales y personales, que permiten un buen conocimiento de su historia y mensaje básico.
El libro no ha sido condenado por ninguna instancia oficial, pero lo critican muchos que no quieren aceptar la exégesis histórica, pues tienen miedo de ella (como si la historia de Jesús –la ciencia– pudiera destruir su fe). Estos parecen los motivos de su miedo.

(1) Hasta ahora, algunos dogmáticos habían creído tener el monopolio de la fe y la buena comprensión del Cristo. No les molestaba la exégesis científica, mientras sus resultados no entraran en su campo o en la vida real de la Iglesia. Pues bien, sin ser dogmático en sentido clásico, Pagola ha presentado una figura de Jesús que no sólo es coherente, sino que es capaz de alimentar la fe de los cristianos y de guiar la vida de la Iglesia. Es normal que esos dogmáticos se sientan nerviosos, pues temen perder su monopolio en la fe y la vida eclesial. El libro de Pagola ayuda a pensar de un modo personal, situándose en amor y libertad ante Cristo; algunos tienen miedo de ello, como si el acceso directo a la Escritura pudiera "pervertir a las monjitas" (perdonen la expresión, pero así se ha dicho).

(2) Estos dogmáticos (pocos ya, por fortuna y gracia) se creían portavoces de un Cristo asegurado, por encima de la exégesis bíblica y la búsqueda histórica. Pagola no les ha criticado, pero ha tenido el atrevimiento de no dejarse “modelar por ellos”, mostrando que el Jesús de la Iglesia ha de ser el Jesús histórico, pues los concilios (y la fe común) depende del testimonio de los evangelios (debiendo ajustarse a ellos). Eso ha debido molestar a los que pensaban tener su verdad asegurada de antemano, en un Jesús-Dios, sin depender del Jesús de la historia. Piensan que debe quitarse a Jesús algo humano para que sea divino. Pues bien, es lo contrario: cuando mejor se conozca y acepte la humanidad de Jesús se conocerá y aceptará mejor su divinidad, como dice el Concilio de Calcedonia. En la línea más pura de ese concilio se sitúa Pagola, rescatando la mejor tradición de la antigua iglesia y teología de Antioquía (sin dejarse dominar del todo por lá línea alejandrina). ¡Eso eso hacer Iglesia! El Papa León Magno en su "Tomus" se sentiría feliz con el libro de Pagola.

(3) Los críticos de Pagola (y de otros) quieren absolutizar un tipo de pensamiento ontológico, que parece vinculado a los concilios (Nicea, Calcedonia), pero que no forma parte de sus definiciones ni de la tradición normativa de la Igleia. Les cuesta volver al Jesús hombre y dejarse interpelar por su llamada y por su historia. Parecen tener miedo de Jesús y del mismo dogma de Cacedonia (donde Jesús sólo es Dios verdadero si es hombre verdadero). Pero algunos me han dicho que el problema no es libro de Pagola (¿no habrá detrás razones de política eclesial) sino el miedo a dejar que hable el Jesús histórico, el miedo a encontrare otra vez, en este tiempo de crisis, con el evangelio desnudo y radical, en la línea de Francisco de Asís, a quien también habría encantado este libro.

(4) La obra de Pagola tiene que enfrentarse con una (¿pequeña?) generación de teólogos que, tras el Vaticano II, y pensando que la línea de diálogo con la modernidad ha fracasado, reafirman una forma de doctrina tradicional dogmática, identificando el Jesús histórico con un tipo de Cristo de la fe, elaborado a partir de una lectura sesgada de los evangelios (no con el Cristo de la fe, que es el Jesús históric, creído y confesado a la luz pascual). Estos teólogos y hombres de Iglesia rechazan la pretendida falta de solidez de la exégesis histórico/científica, que estaría centrada en aspectos superficiales de economía, psicología, sociología y arqueología, declarando que el verdadero Jesús histórico es el Cristo canónico y dogmático de un tipo de fe pascual (no de la fe pascual en sí). De esa forma proyectan sobre la historia un dogma que es venerable y que debe mantenerse a su nivel, pero que no puede introducirse, sin crítica dogmática, en la historia de Jesús.

(5) Lo que está en el fondo es el miedo al Jesús de la historia. Algunos piensan así: "renemos un dogma, tenemos una iglesia y unas instituciones aseguradas, de manera piramidal, desde arriba, nos sentimos seguros, en medio de los cambios, por encima de los cambios". Pues bien, entre los cambios de la Iglesia actual está la fidelidad al ser humano, en su libertad, en su historia… Está la fidelidad a la historia de Jesús, pues sólo en ella, en su humanidad concreta, se revela Dios. Lo que está en juego es el dogma de la encarnación. Algunos dogmáticos lo aceptan “pero sólo como dogma separado” (como un trofeo que se pone en la pared o se canta en misa), sin dejarse interpelar por su luz (por su gracia y exigencia). Pagola no ha hecho más que dejarse iluminar de manera práctica por ese dogma: ha estudiado la humanidad de Jesús (de un modo bueno, aunque no definitivo), para que en ella, en esa humanidad, pueda descubrirse al Jesús Hijo de Dios, la revelación salvadora del Padre de la Misericordia.

(6) Se trata en el fondo de un tema de seguridad, de inmunidad… Parece que algunos quieren un Jesús desligado de hecho de la historia, un Jesús no encarnado de verdad… Parece que creen en un Dios al que se le “da” sólo aquello que se “quita” al hombre. Pues bien, Pagola ha mostrado en este libro que al Dios de Jesús se le da (se la reconoce) precisamente aquello que se “da” (que se descubre y reconoce) en los hombres. No se puede decir “cuanto más Dios, menos hombres”, sino al revés: “cuanto más se descubra en Jesús lo humano, más y mejor se descubrirá y confesará lo divino”, porque la gloria de Dios es el hombre, porque el ser divino se expresa en el ser humano en plenitud, que para nosotros, cristianos, es Jesús de Nazaret. Pagola no ha llegado al final del trabajo cristianos, pero está en buen camino.
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