Viva Cristo Rey y San Dimas Ladrón


Dudas y posibilidades históricas
Muchos se preguntan por la historicidad del hecho. Así me dice Don Dudante (perdona que te llame así): «Qué pena me da con lo bien que razona Pikaza, con lo bien traídos que están los argumentos y las citas, con lo moralizantes que son sus enseñanzas... que la sustancia primera de todo eso, que el fondo, que el relato original, que la base documental, que TODO sea un MONUMENTAL CUENTO! Cuentos que provienen de niños y que los mayores razonan, alimentan, llenan de citas, revuelven, de los que sacan deducciones».
Gracias, don Dudante. Has planteado las cosas mejor de lo que yo las habría planteado. Voy a decirte en lo que creo, como datos históricos:
1. Crucificaron a Jesus, por razones políticas (y de paso religiosas), los buenos jefes de aquel tiempo. El Rey de los Cristianos es un pretendiente real crucificado.
2. Posiblemente había al lado de su cruz otras dos cruces… de “lestai”, pretendientes “reales” también crucificados. Pero el tema puede ser simbólico. Lo cierto es que no crucificaros a sus “doce fieles”. Los buenos “pares” del Cristo se escaquearon… y aparecieron sólo más tarde, aunque ellos sean los fundadores oficiales de la Iglesia.
3. Es probable que los si hubo dos crucificados a los lados de Jesús juraran en hebreo, como dice Marcos.
4. La distinción que hace Lucas entre el “bueno” y el “malo” es un cuento moralizante… Por eso se “cuenta”. Es para mayores, no para niños. Es un cuento que ilustra unas verdades permanentes… y que los cristianos, muchas veces, hemos desvirtuado, lo contamos mal… para protegernos y no situarnos ante la verdad durísima y bellísima de nuestro Rey crucificado y sus amigos.
Finalidad del cuento de los ladrones
La ha recogido J. M. González, en un comentario de ayer. Acepto lo que él dice y lo matizo:
1) Oponer a la negatividad de las burlas de sacerdotes y soldados una conclusión positiva… Hay alguien que puede aceptar como rey a un crucificado… y es ese otro crucificado. Desde abajo (en posición de ventaje) es creer… Un crucificado puede creer.
2) Ofrecer un resumen de la historia humana: todos los hombres estamos representados aquí… entre los que insultan-matan y los que padecen-mueren… No salimos de este cuadro… Por otra parte, toda la historia se resume en estos dos crucificados… Todos tenemos en el fondo algo de malhechores, ante el Cristo de la cruz, a quien también tomaron como malhechor.
3) Presentar a “un” malhechor como un testigo imparcial de la inocencia de Jesús. Todos los jueces de Jesús se equivocan por interés. Sólo un “diablo” crucificado es capaz de descubrir la verdad
4) Nuevo ejemplo de perdón otorgado durante la pasión, en una serie de casos, según el Evangelio de Lucas: a. El sirviente del sumo sacerdote (al que Jesús curó la oreja). b. Los que crucificaron a Jesús (perdonados: no sabían lo que estaban haciendo). c. Las primeras palabras que Jesús en Lucas fueron las pronunciadas en la sinagoga de Nazaret al proclamar la liberación de los oprimidos (4,18); sus últimas palabras cumplen esa promesa ofreciendo el paraíso a un malhechor colgado en una cruz. d. Durante su ministerio perdonó pecados (5,20; 7,48) y llevó la salvación (19,9). Este episodio es, otro ejemplo de la misericordia del buen Jesús.
San Dimas y el mal Gestas
Ya dije ayer lo que podían ser estos “malhechores”. Uno, al que llamamos “malo” quería seguir en su “historia” de “bandido”, pidiendo a Jesús le ayudara a bajar de la cruz y seguir la “santa causa” (que era en el fondo lo que hacían los que se burlaban…). Se corrió entre los Padres de la iglesia un dicho famoso que distinguía dos tipos hombres:
Un Rey (o gobernante) es un bandido que ha triunfado;
Un Bandido es un rey o emperador (o gobernante) que ha fracaso
Sin duda, los Padres tenían razones para decir es su tiempo (¿las tendrían en el nuestro?). Pero volvamos al tema. El otro malhechor de la cruz… es un hombre que “renuncia” a su camino de dominio violento y se apunta al “reino de Jesús”. No quiere morir el la cruz: quiere el Reino, pero reconoce que hay otra manera de alcanzarlo. En ese sentido, podemos decir que, si no es “arrepentido”, es convertido: alguien que cree que el camino de los reyes puede cambiar.
Al “buen” ladrón se le ha llamado Dymas… Sus historias han corrido de boca en boca. Se decía en la Edad Media que era un funcionario de tierra de galilea que, como los buenos bandoleros de la famosa Andalucía del siglo XIX y principios del XX, robaba a los ricos y maños para dárselo a los pobres. Debió pasar de la Sierra Morena a las sierras de Judea y un día tuvo la mala suerte de robar en el Templo e de tratar mal a Sara, que era una hija de Caifás, el gran sacerdotes (¿bandido?) y de apoderarse de ciertos bienes de la administración de Pilatos… para dárselos a unos niños y peregrinos pobres. Es claro que le cogieron y colgaron. Su fiesta se celebra el 25 de Marzo, con la fiesta de la Virgen que concibe… Es patrono de los condenados a cadena perpetua, los prisioneros, los ladrones, los empleados y los directores de pompas fúnebres. San Dimas, oro pro nobis.
Al mal ladrón le llamaron don Gestas. No sé de dónde viene el nombre “Dimas”, pero el de Gestas es claro: es un tipo que las ha hecho (gestas), un tío sin posible defensa, un ladrón de caminantes y de pobres, un cuatrero y carterista, un violador y un asesino, incluso un montruo terrorista… Se dice incluso que bebía la sangre de los niños, que colgaba a sus víctimas por los pies y que cortaba los pechos a las chicas guapas, porque él era feo. Fue el prototipo de malo al que hay que matar para limpiar la tierra de su escoria… Dios bueno, aléjanos de don Gestas y de sus tropelías.
Pero las diferencias entre “ladrones” no son tan claras… pero el imaginario de fondo es positivo
El evangelio no las pone. Dice que los dos son “kakurgos”, tipos que hacían cosas malas, según la estimación de sacerdotes y políticos, que eran los que mandaban. Eran “bandidos” fracasados, no habían logrado engañas y sentarse en los consejos de administración del templo, ni en el palacio del Rey…, ni en el cuartel de los soldados. Había que matarlos… Pues bien, con uno de esos a los que “hay que matar” empieza Jesús su camino de paraíso. Este evangelio es muy realista… Jesús no empieza su camino de reino-paraíso, su proyecto de nueva humanidad con gente piadosísima, con buenísimos funcionarios del templo y del ejército, sino con los “bandidos”… Empezó su tarea con pobres y publicanos, con leprosos y expulsados, con gentes que estaban fuera de ley… es lógico que acabara entre “ladrones”
Con los triunfadores (sacerdotes y soldados de la vida oficial) no se puede hacer nada, según este evangelio. Ellos seguirán a lo suyo. Con “ladrones” se puede empezar. Si, todo es un cuento, como decía Don Dubitativo, pero un cuento que nos introduce en el mello de la vida… En otro tiempo, los cristianos podían crear un imaginario a partir del evangelio, un imaginario de Santos a quienes rezar (de nuevo Sancte Dyme, ora pro nobis), de santos a quienes dedicarles pueblos (hay en California un pueblo dedicado a San Dimas), de santos a quienes poner de patronos (he conocido a un buen Dimas, protegido por su patrono…). Actualmente tenemos dificultades en recrear un imaginario cristiano. Me gustaría que alguien nos escribiera un día la novela de San Dimas, bandido y compañero de Jesús, el primero de todos los salvados de la Era Cristiana. Él y Jesús murieron casi juntos. Jesús un poco antes, no tuvieron que rematarle, como dice el evangelio de Juan. Sigue diciendo otra historia, que, al morir, Jesús se fue derecho al cielo, dio un abrazo a su Padre, se limpió (andaba muy manchado) y le dijo: Padre mío, espera un poco, luego hablaremos, que tengo que abrir la puerta a Dymas, que está llegando y todavía no tengo a Pedro de portero… Y dicen que añadió, con fuete voz, llamando a tres ángeles: ¡Preparadle un buen baño, de sales y espuma, que viene rendido!
Si alguien quiere entrar en el tema, cf. F.de la Calle, “Hoy estarás conmigo en el Paraíso ¿Visión inmediata de Dios o purificación en el más allá? Biblia y Fe 3 (1977) 276-289
J.M. García Pérez, “El relato del buen ladrón Lc 23, 39-43” EstBib 44 (1986) 263-304
Y todo acaba con un verso (cortesía de J. M. González)
¿JESÚS REY?
Parece una broma
afirmar que Jesús es Rey
y pensar en su realeza
a la manera de los reyes medievales
e incluso contemporáneos.
¿Cómo imaginar al obrero de Nazaret
crucificado sobre un monte,
siendo un rey poderoso,
coronado de oro y brillantes,
sobre tronos de marfil,
dirigido por un protocolo,
y custodiado por guardias de mal genio?
¡Se habría sacado esa corona
y habría destrozado ese trono!
Menos mal que en el entusiasmo piadoso
no le han dado otros títulos
que hasta podrían ofenderlo:
Conde de Nazaret,
Duque de Jerusalén,
Comandante de la Otán,
o Emperador de Occidente.
Sonaría ridículo. Y grosero.
Miguel Ortega Riquelme
“Un nombre sobre todo nombre”
Ed. Paulinas; 1980
Postdata
Me dijo un amigo que Dimas aspiraba a ser rey de Galilea, para hacerse luego Rey de Jerusalén. No lo consiguió. Al pobre le mataron. Pero, al llegar al cielo, Jesús le hizo Rey de los buscadores de Cielo. Por eso me gusta unir las fiesta de Cristo Rey y de San Dimas Bandido… A cabo de un tiempo, Cristo logró cambiar y convertir también a Gestas, de manera que dejó de beber leche de niños… y tras un largo aprendizaje, de niñero, educador de adultos y convertidor de reyes… llegó a ser también San Gestas.
No sé si estas historias son del todo ciertas… Pero sé que Jesús es “rey” de otra manera. Feliz fiesta de Cristo Rey a todos.