Jesús, hombre-Dios abandonado. Cuando la derrota es triunfo
Elaboré este motivo en mi tesis de filosofía sobre Bultmann- Cullmann en la Univ. Santo Tomas de Roma (1972), y lo he reelabotado más tarde en "R. Bultmann: Dios y la existencia".
El tema es complejo.Hay muertos piadosos como Sócrates, bebiendo la cicuta, con millones de personas que se despiden de este mundo con gran serenidad externa. Pero otros muchos mueren de muertes largas, en medio de grandes dolores. incluso protestando ante el Dios al que aman (de un modo u otro).
Los cristianos creemos que todos morimos, como Jesus de Nazaret, en manos de Dios Padre que nos acoge en su seno, no porque hayamos sido buenos (muchísimos lo han sido), sino porque Dios es la vida de todos los que mueren (1 Cor 15, 22).
En esta línea he comentado hace tres días (en RD y FB) la palabra de Jesús al buen ladrón: ¡Hoy estarás conmigo en el paraíso! (Lc 23, 43).
Anteayer he vuelto al tema en dos parroquias de Madrid, comentando la muerte de Moisés, que entregó su espíritu a Dios en un monte, mirando con gran dolor hacia la tierra prometida,sin poder entrar en ella, como había querido y soñado tras 40 años de desierto.
Los cristianos creemos que todos morimos, como Jesus de Nazaret, en manos de Dios Padre que nos acoge en su seno, no porque hayamos sido buenos (muchísimos lo han sido), sino porque Dios es la vida de todos los que mueren (1 Cor 15, 22).
En esta línea he comentado hace tres días (en RD y FB) la palabra de Jesús al buen ladrón: ¡Hoy estarás conmigo en el paraíso! (Lc 23, 43).
Anteayer he vuelto al tema en dos parroquias de Madrid, comentando la muerte de Moisés, que entregó su espíritu a Dios en un monte, mirando con gran dolor hacia la tierra prometida,sin poder entrar en ella, como había querido y soñado tras 40 años de desierto.
Anteayer he vuelto al tema en dos parroquias de Madrid, comentando la muerte de Moisés, que entregó su espíritu a Dios en un monte, mirando con gran dolor hacia la tierra prometida,sin poder entrar en ella, como había querido y soñado tras 40 años de desierto.
| X.Pikaza
Introducción con R. Bultmann
Escribí una versión más amplia de este tema en un tesis hace 50 años, en una universidad católica, con “nota” y publicación inmediata. Pero desde entonces me han seguido rondando las reflexiones sobre la visión de R. Bultmann, cristiano esencial y desnudo, quizá el mayor estudioso de la Biblia del siglo XX, que insistía en la derrota y quizá derrumbamiento de Jesús en la cruz, partiendo de tres afirmaciones básicas:
- Jesús, judío inmenso, proclamó la llegada del Reino de Dios, según los profetas (Isaías, Daniel etc.) y pasó por la tierra haciendo el bien (Hch10, 38). Pensó que el Reino de Dios vendría en gloria en su misma vida (como decía Dan 7). Pero no llegaba, y le mataron por ser bueno. Viendo que moría, Jesús llamó a Dios gritando: ¿por qué me has abandonado? Murió creyendo, cuando ya no podía creer, como dicen Marcos y Mateo. Más tarde, Lucas y Juan quieren “arreglar” el tema, pero sin lograrlo. Jesús, el bueno, murió gritando y protestando, de manera que en una línea es patrono de la buena muerte de “héroes piadosos”, sino de los que mueren quizá derrumbados por la losa de la vida.
- Precisamente por morir así, los primeros cristianos (con el centurión de Roma, Magdalena, Pedro y Marcos…) han podido decir “éste es el Hijo de Dios”. Así lo confirma la Carta a los Hebreos, cuando añade que murió dando grandes gritos, con lágrimas y llanto de inmensa protesto… Ciertamente, Dios podía estar en (con) él, y los cristianos decimos que estaba, pero no le respondió en este mundo. Precisamente por eso añadimos que es “hijo de Dios”, arjegós o pionero de la vida (sigue diciendo Hebreos) ylo ratifica Pablo añadiendo que murió como hijo de David fracasado (Rom 1-2-3).
- No quiero volver aquí con más extensión sobre el tema, pues lo expuse presenté de forma tanteante en Historia de Jesús (Estella 2015), donde puede verse lo que pienso sobre el tema. Aquí recojo algunas reflexiones de R Bultmann, tras guerra, con millones de muertos yel del exterminio de millones judíos (1939-1945). En ese contexto, R. Bultmann puso de relieve que la historia de Jesús es la crónica de un fracasado, la revelación suprema del Dios perdedor en la historia (algo que a veces olvidamos, haciéndole vencedor falso).
Murió llamando a Dios, humanamente fracasado
En su Teología del Nuevo Testamento (1948-1953), Bultmann afirma que no conocemos la actitud definitiva de Jesús ante su muerte, de manera que, en un sentido, él pudo haberse “derrumbado” humanamente. Es evidente que no murió luchando en batalla por su pueblo, como Judas Macabeo, ni filosóficamente como Sócrates. No se le puede alzar un monumento a los “caídos en guerra” por la patria, con gran honor en la batallas).
((Así dice Bultmann en Exegética, Mohr, Tübingen 1967, 453, recogiendo reflexiones anteriores del tiempo de la guerra: Jesús pudo “derrumbarse” (zusammengebrechen) ante la muerte, que no fue redentora por su posible heroicidad humana, sino porque él murió anunciando un reino para todos yDios le acogió en sus manos de Padre, ratificando así su anuncio y camino de Reino)).
Ciertamente, sus discípulos dirán que murió en manos del Dios verdadero Lucas) habiendo culmina su camino de Dios que muere por los hombres (Juan), estando así presente en la vida de los hombres… Fue muerte en Dios, muerte de un hombre posiblemente derrumbado, … Pero humanamente fue un fracasado…. Jesús murió con millones y millones de fracasados de la historia, empezando por Moisés, mirando hacia la tierra prometida, pero poder sin entrar en ella.
Una reflexión tanteante
La resurrección de Jesús es la experiencia del triunfo de un fracasado. En sentido profundo, los primeros “resucitados” (los acogidos primeros de Dios) son los fracasados, como intuía de algún modo Isaías (Cantos del Siervo), como proclamaba Sab 1-2 (muerte del justo asesinado), como sabe y dice Pablo cuando habla del "escándalo salvador del fracaso, de la muerte en cruz: 1 Cor 1. Los que mueren triunfantes, con funerales de Estado o Catedral suelen ser opresores o bandidos.
Bultmann interpretó así la muerte de Jesús según Pablo, cuando insiste en el heco de que Jesús, Dios presente en la historia, fue humanamente un fracasado. Hizo sin duda algunas cosas memorables propias de auténtico mesíss (como dirá el evangelio de Marcos, pero no logró su intento de ser mesías histórico de Israel, muriendo (siendo ajusticiado como malhechor) en el intento.
Bultmann interpreta incluso la muerte de Jesús con tintes heideggerianos discutibles de angustia (pero no angustia de héroe, como le gustaría a Haidegger), sino de perdedor en la línea de Ser y tiempo.
Pablo sostiene que Dios ha realizado y revelado de hecho su salvación en la Cruz pascual de Jesús crucificado, no como falso héroe de Nietzsche, sino como pobre hombre derrotado. Bultmann ha situado también la muerte de Jesús desde la perspectiva de fondo del evangelio de Juan y de los sinópticos.
Jesús ha sido un muerto del que se han reído sus adversarios. No un muerto que da pena, sino un muerto que daba burla. No fue un héroe, en el sentido en que después hemos tendido a presentarle en pinturas y sermones de iglesia. No fue un “héroe” superior, sino un hombre fracasado, burlado, humillado.
Es posible que muriera en un estado de conciencia “alterada”. No es redentor por tener un aguante superior, aunque ha podido aguartar muchísimo, al estilo de películas como la Pasión de Mel Gibson. Pero no es redentor por lo mucho que le han torturado y ha sufrido, sino porque ha amado y ha dado su vida, en manos de Dios, ofreciendo a todos su camino y promesa de Reino ...
La pobre gente no suele tener el “privilegio” de actuar como héroe… Jesús no fue un héroe en sentido externo, sino un hombre de tantos, de los miles y millones de personas que no tienen madera de héroes, sino carne de humillados, derrotados, crucificados en todos los caminos de la historia. Sólo de esa forma puede ser salvador de los que no somos heroes, de los que nos derrumbamos, de los que podemos morir portestando y gritando "por qué me has, me han abandonado", a no ser que nos del un opiáceo.
Jesus fue un mesías humano, no un super-héroe de película o de mito. Fue amigo de Dios, siendo amigo de los niños y nos pobres, los esclavos y los locos, las prostitutas. Los héroes triunfan de otra manera, casi siempre humillando a la pobre gente.
Jesús no quiso humillar a nadie, ni dar lecciones de heroísmo y aguante… Fue un hombre de dolores (como pre-siente Isaías II); no buscó los dolores, no se lanzó a las llamas para sufrir (como los falsos amorosos, los mentirosos de 1 Cor 13). Sólo así pude ser y sigue siendo uno de tantos (Flp 2,7), de los miles y millones que mueren cada día sin poder aspirar a heroísmos.
Por eso me place repetir la frase de Bultmann: Jesús pudo morir humanamente derrumbado (en aleman: zusammengebrochen), pero manteniendo con su muerte su anuncio de Reino, su amor a los pobres, su compromiso de Reino.
Murió así mientras otros se reían de él y le insultaban diciéndole que bajara de la cruz si era mesías y si Dios (como él solía decir) le sostenía. Evidentemente, no todos “imaginan” la muerte de Jesús de esa manera, de forma que los lectores del FB o RD pueden pensar las cosas de otra forma. Pero lo que dice Bultmann tiene coherencia humana y divina. A un hombre que le matan por tortura suprema no se le puede pedir que mantenga la cabeza clara y la voluntad firme.
Dios no se encarnó en un super-hombre, sino en un hombre de gran sensibilidad humana (masculina y femenina, por utilizar ese estereotipo), un Dios hecho hombre, igual a nosotros en todo menos en el pecado (Hbr 2, 17). C
Un hombre como Jesús pudo morir pensando humanamente que había fracasado (murió como Mesías de David ajusticiado, impotente, sin respiración, sin fuerza en los pulmones y en su mente), pero llamando a Dios y queriendo escuchar su respuesta.
Jesús asumió la vida humana, en su totalidad, muriendo como un “esclavo” (Flp 2, 6-11). De esa manera puedo y quiero añadir que su muerte ha sido“santa”, presencia del Dios que da su vida (que sabe perder y pierde… para que ganemos nosotros, los hombres). Evidentemente, la iglesia posterior ha podido poner y ha puesto palabras piadosas piadosas en la boca de Jesús moribundo.
Dicen algunos que en el paso (trago, trance) de la muerte se recibe una luz bellísima de gozo y paz. No sé si es así, si lo es así bendito sea. Lo único que sé (que creo) es que en la muerte, al otro lado lado de esta misma vida, es decir, en la profundidad insondable y verdadera del ser humano (de un modo especial en Cristo), está la Vida de Dios. Creo firmemente) que los muertos como Jesús (como un hombre cualquiera…) resucitan en la vida de Dios,, porque el mismo Dios muere en ellos.
Hay muertos que mueren callando, agazapados hacia dentro, benditos sean; Dios escucha su silencio. Pero Jesús murió gritando. Su grito fue y sigue siendo la llamada de millones y millones de personas a los que Dios responde con el abrazo de su amor, pero no en este tipo de vida actual, sino en el borde, cuando la copa rebosa y nuestro vino aparece en su plenitud como Vino de Dios.