Cinco reflexiones sobre budismo y cristianismo.

El día 29 del pasado mes de enero y el 1 del presente he ofrecido algunas reflexiones sobre el budismo, partiendo de una obra de H. de Lubac, que presentaba y comentada. Han surgido algunos comentarios que juzgo importantes y entre ellos escojo cinco: de Jordi, Sofía, J. Silva, Pilar y Emérito Augusto, no porque sean mejores, sino porque son algo más extensos y también porque ofrecen buenas ideas para seguir en el debate. Así, sacados del contexto de la discusión, pueden perder algo de su viveza, pero ganan en unidad. Así los presento, para que mis lectores los puedan ver unidos y para que puedan seguir dialogando, si quieren. Mañana ofreceré, a modo de conclusión, mi semblanza de H. de Lubac, que ha sido impulsor de este debate que sigue y seguirá, pues budismo y cristianismo están llamados a dialogar, desde su propia identidad, sin engañarse, sin rebajas de tipo alguno. Gracias a los cinco “magníficos” (también otros lo son)… y buen debate.


1. Jordi Morrós

Yo me apunto rápidamente al tema del diálogo budismo-cristianismo.

De todo lo que planteas yo me quedo con dos cosas:

2. ¿Se puede hablar de superioridad de una religión sobre otra?

4. Cómo se integran negación y afirmación en el Cristianismo?

En el post de hoy te has centrado en las personas de Buda y el Cristo y en la ausencia de un Dios personal dentro del budismo, pero a mí como cristiano lo que más me interesa es la praxis purificadora del budismo, y en particular la del budismo-zen que es donde me encuentro más en sintonía.

De todas formas has dejado en tu post alguna puerta abierta:
[Los pensadores cristianos no han carecido, todos ellos, de audacia al rechazar las apariencias, ni al establecer de un modo metódico una “teología negativa”.]

Yo soy un cristiano convencido que sin duda los budistas tienen mucho que purificar sobre todo en sus países de origen, pero los cristianos (sobre todo los del mundo desarrollado) también tenemos muchos deberes por hacer para poder continuar presentando el mensaje de Cristo como un mensaje de liberación (en todos los sentidos de la palabra, porque esclavitudes las hay de muchos tipos), y de paso redescubrir la dimensión mística del cristianismo, ya que sobre todo en nuestra sociedad postcatólica parece que la religión sólo es noticia cuando interfiere con la política, y desgraciadamente los ejemplos de esto último son todo lo numerosos que queráis.

2. Sofía

1- Creo que H. de Lubac tiene razón en que al budismo le falta un Dios personal, que ama y que habla. De ontologías entiendo poco y no opino nada.
Sí se pueden comparar el budismo y el cristianismo y Jesucristo y Buda. Todo se puede comparar desde algún punto de vista. Y estamos hablando de caminos de salvación para el ser humano.
2- No creo que haya que hablar de superioridad de una religión sobre otra, pero sí de diferencias y de preferencias, y de elección de una o la otra en el caso de incompatibilidades. Yo desde luego me quedo con el Dios que ama y habla al hombre y no con el vacío.
3- No conozco lo suficientemente el budismo, pero creo que sí hay algo positivo más allá de la negación, porque hay una cierta negación necesaria para una afirmación purificada de negatividades (aunque no sé si se da esta afirmación, pero creo que sí, porque la compasión forma parte del budismo; si se tratara solamente de "no sufrir" no merecería la pena)
4- Hay distintos "cristianismos", distintas interpretaciones de las cuales algunas me resultan totalmente incomprensibles. Desde el Jesús de los Evangelios, lo que importa es la afirmación (del amor, de la vida) y sólo desde este punto de vista es necesaria la negación para hacer posible la afirmación. Pero es más cuestión de sembrar trigo en el propio corazón que de arrancar cizaña.
5- No hay cristos, sino Jesucristo y cristianos unidos a Él y a su destino. Y personas que aun no conociéndole desde la sencillez y honestidad están a favor del amor y la vida y participan sin saberlo de la Vida de Cristo. No conozco suficientemente a los "iluminados" y su relación con el Iluminado Buda, pero yo diría que los veo más sentados en lo algo del monte Tabor transfigurándose que sanando enfermos que les salen al paso en el camino.
El cristiano necesita el Tabor pero sólo para bajar del monte transfigurados a la vida cotidiana.
En la práctica hay técnicas budistas muy aprovechables, pero la filosofía de fondo no me convence.
Paz y bien

3. J. Silva

Habríamos de ser más naturales al presentarnos al diálogo con el budismo, no deja de ser simple pose ir en plan de no agresión y de cuidadísimo lenguaje para no herir susceptibilidades. Quien ha hablado con un budista verdadero -no de estos de medio pelo de ahora- se sorprende de la apertura, e incluso de cómo desarma a quien quiere presentarse condescendiente, pues, tal condescendencia para un budista es hipocresía -casi traición- hacia la fe "recibida de los padres".
Yo prefiero a Sócrates, más que a Buda (sólo sé que no sé [leído por CSM]). Pero la antítesis del si cristiano y del no budista podría llevar a la síntesis (vaciar el ego para llenar el yo) de la mística. De Lubac no creo que distinguiera entre religión cristiana y vida cristiana. En cuanto religiones no son comparables; en cuanto a vida es cuestión de autenticidad y esto es algo hiperdiscutible!
En el prólogo de "Amida" (1955), tercer estudio sobre budismo, citado por Lubac mismo en su "Memoria en torno a mis escritos": "Una enfermedad de flojera mina en nuestros días a cierto número de conciencias cristianas. Flojera que, por desgracia, con respecto a su propia tradición espiritual, sólo predispone a la indiferencia o el menosprecio. El que, por ventura, se encuentre en esa situación tal vez pueda ver cómo se renueva su interés por temas que creía manidos al reencontrarlos bajo la transposición búdica de los mismos. ¿No empezará a experimentar mejor el valor de ciertos procesos interiores? Este rodeo por el Extremo Oriente, al picar su curiosidad, ¿no reavivará su gusto?"
Es bueno recordar, Xabier, que no consta en absolutamente ningún documento oficial una condena o un veto a alguna de las obras del p. de Lubac. Él mismo alcanzó a verificar la inexistencia de un tal "veto" oficial, antes de morir.
Respecto de las preguntas de Xabier. De Lubac es hijo de su tiempo y, sin embargo, se adelantó al mismo, tanto que aterró a sus críticos. Sería exagerado después de sus aportes pedirle una mayor claridad. No obstante, sus fuentes no eran sólo los libros sino también personas concretas que estaban en plena inculturación en tierras del budismo. Y... no deja de ser una curiosidad que haya "renunciado" a escribir el que consideraba su libro principal, que de hecho le inspiraba en todo: el libro sobre Mística. Y bien sabemos que la mística viene anunciada, sobre todo, con esperanza tanto para el verdadero encuentro de religiones, así como para la mismma comunión cristiana, y no sólo. Superará, seguramente, veleidades y falsas componendas. Y, no obstante, también necesita madurar. Por honestidad no lo escribió. Lo suyo fue la reiteración de la "Novedad cristiana".

4. Pilar

Yo no estoy de vuelta de nada, me gusta leer a Jäger y Panikkar, pero me gustaría recordar al padre Enomiya Lassalle que ha tendido un puente entre el cristianismo y el budismo con mucho acierto.
Yo no sé si el cristianismo es superior al budismo. Sé que a lo largo de los siglos, necesariamente habrá habido budistas que hayan sido grandes hombres, grandes santos. Así como hay cristianos que son modelos de vida para nosotros y otros que no merecen ese nombre.
Es el hombre en definitiva el que marca la superioridad o inferioridad. No las religiones.
Estas son vehículos para el encuentro con Dios y para la realización humana.
No cabe duda que Cristo es una figura indiscutible e inmejorable desde el punto de vista meramente humano. Y desde la fe, es sobre todo el Hijo de Dios. Tan humano, sólo Dios.
Pero el común de los cristianos somos otra cosa.
Si la fe no nos hace mejores personas, más compasivos y misericordiosos –como el mismo Dios- ¿De qué vale?...
Puesto que tenemos un tesoro, un camino único hacia el Padre abierto por Cristo, una verdad y una vida entregada en amor incondicional, una luz inigualable ... hagámosla brillar sobre el monte. Con nuestras obras, pues por sus frutos los conoceréis.
Jesús tampoco quiso fundar una religión. Ya conoces la famosa frase "Jesús predicó el Reino de Dios, pero después vino la Iglesia», que escribió con ironía A. Loisy.
La liberación que nos trae Jesús es la del amor, única fuerza capaz de transformar al hombre y liberarlo del mal. Ese amor lleva consigo sufrimiento al manifestarse como entrega incondicional. Amar es sufrir por el otro, con el otro y en el otro. Pero ese sufrimiento que lleva consigo el amor es redentor.
Buda opta por el camino de la iluminación coincidente con el de Jesús en la metanoia, la conversión del corazón para la cual es necesaria la luz, la iluminación que nos hace tomar el camino de Jesús para llegar a la verdadera vida.
Las teologías hacen muy diferentes unos caminos de otros, pero la experiencia de toda persona iluminada, sea de la religión que sea, es mucho más coincidente de lo que pensamos.

5. Emérito Agusto

Desde luego, juzgar el Budismo desde los presupuestos cristianos pone de manifiesto una seria carencia de ecuanimidad. Sanciona ya la supremacía del cristianismo sobre el budismo. Por tanto, desde esa prepotencia ¿para qué iniciar el diálogo?
Yo diría que no se debe hablar de un “diálogo religioso”. Todas las “religiones” son exclusivistas. De lo contrario ya se habría producido la concordancia, por no decir la unificación. Creo que, para un diálogo sereno, hay que partir de lo que se tiene en común. Por eso, no debemos cuestionarnos cristianismo y budismo, sino Jesús (no Cristo) y Buda.
Sabemos que el Budismo no es exactamente una “religión”. Buda no tuvo la “culpa” de que se le endiosara; igualmente Jesús de Nazaret a quien se le ha elevado a la categoría de Hijo de Dios por naturaleza. Por tanto, no se trata de comparar a Cristo (el Verbo) y a Buda (el Iluminado) en cuanto “fundadores” de una religión, sino a Jesús y a Siddartha Gautama en cuanto “maestros de vida”. Buda y Jesús parten de una realidad patente, el HOMBRE, y en concreto el hombre que SUFRE. Ambos perciben el “dolor” que existe a su alrededor. Y a partir de ahí, trazan un “camino” de “liberación”.
Pienso que el tema da para mucho. Y como parece que va a continuar varios días, de momento pongo punto y… seguido. El tiempo y el espacio se acortan ante este sugestivo tema. Pero el reloj manda.
Bihar arte.
En cuanto a la “vaciedad” budista, pienso que no se debe entender como el “vacío” absoluto”, nihilista, sino como “desprendimiento”. De Jesús se dice que “se despojó de su condición divina”, la kenosis, (vacío).Y es precisamente en este despojamiento, “haciéndose uno de tantos”, donde Jesús se encuentra con los “hombres” y asume su “vida”. El mismo dirá: “Quien quiera venir conmigo que se niegue a sí mismo”.

Buda no funda una religión (tampoco Jesús). Lo que ocurre es que cada uno es hijo de su tiempo y de su cultura. Jesús vive una cultura en la que dios es alguien “personal”, definido. Se trata de un dios con el que se puede establecer una “relación”. Pero el hombre no puede conseguir su “destino” si no es con la ayuda de ese dios. Es más, afirma que “en él está la salvación”.
Buda no rechaza a los dioses. Sólo dice que la “salvación” no viene de ellos.
La salvación es producto del esfuerzo humano, y sólo a través de la ascesis se consigue la “liberación”: “no esperéis nada de los dioses despiadados”. Por tanto Buda, sin negar la trascendencia, pone al HOMBRE como fundamento de cambio en el mundo.

Quizás una diferencia bastante notable es que la filosofía del budismo es individualista. Jesús predica la solidaridad, el “despojarse del ego” para darse, y “salvar” a los demás. Es así como se consigue la propia “salvación”: “Porque tuve hambre y me disteis de comer…”

Y por acabar, comparto la reflexión final de Pilar: "Las teologías hacen muy diferentes unos caminos de otros, pero la experiencia de toda persona iluminada, sea de la religión (yo añado: o "arreligión") que sea, es mucho más coincidente de lo que pensamos.”

Totalmente de acuerdo en que “el budismo es una de las experiencias más hondas de la historia humana.” Ahora bien, Xabier, intentar buscar una radical convergencia o divergencia con el cristianismo no sólo es tarea ardua, sino también inadecuada.

Xabier, planteas: “¿Si un amor es puramente compasivo no acaba siendo medroso y falto de creatividad, no corre el riesgo de esquivar las pruebas, de renunciar a los problemas?”
Si se entiende por “compadecer” solamente el enternecerse, una mera aflicción, sentir pena…, pues es posible. Pero si entendemos el término en su sentido genuino “com-padecer” (padecer con), desaparece todo sentimentalismo y se produce la “sim-patía” (la con-pasión), la identificación del padecimiento con el otro. Por tanto YA no es es un elemento negativo.
Por encontrar un cierto paralelismo, recuerda la parábola del Samaritano. Es “la alegría en calmar el dolor de los otros”. Quien importa es el otro.

Añades además: “¿Le falta el gozo de la gratuidad? ... ¿el amor positivo a los demás, la vivencia de la comunión, el encuentro interhumano como signo primigenio del misterio? Desde la experiencia de Jesús puedo decir a los budistas: ¿por qué no habláis más de Dios? ¿qué os parece nuestro Dios?”
Creo que este no puede ser punto de encuentro entre cristianos y budistas. ¿Por qué? Pues porque para Buda no existía “ese Dios-misterio”. Decía el otro día que Buda no es “ateo”, no rechaza a los dioses. Simplemente, no se fía de ellos. La “salvación es consecuencia del esfuerzo humano”. “¿Desde la experiencia de Jesús…? En aquella época no se conocía el cristianismo. Los postulados budistas no pueden valorarse “desde”. “¿Que qué os parece nuestro Dios?” les preguntas. Si yo fuera budista te contestaría: La mayoría de los cristianos “confían” tanto en Dios que se “refugian” en él. Ese Dios “consuelo de los afligidos, refugio de pecadores, salud de los enfermos…", no me sirve. El cristianismo manipula a Dios. Ese Dios es más bien un ídolo que un “padre amoroso”… Por tanto, la pregunta la considero puramente retórica.

Y terminaría subrayando una frase del libro de De Lubac sobre amor cristiano y compasión busdista: “El Bodisatva, dice Asanga, lleva en el fondo de sus entrañas el amor a las creaturas, como el amor de un padre hacia su hijo único. Como una paloma acaricia a sus crías y las recoge bajo sus alas, así hace el Compasivo con las creaturas, que son sus hijos...”
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