"La barca de la Iglesia está amenazada por vientos contrarios, el mar sobre el que navegamos a menudo está agitado" Francisco clama, "con dolor y vergüenza" por los dos mil muertos en el Mediterráneo, "una llaga abierta en nuestra Humanidad"
"Este es el sentido del signo: los poderes malignos, que nos asustan y no logramos dominar, con Jesús se redimensionan. Él, caminando sobre las aguas, quiere decirnos: “no temas, yo pongo bajo los pies a tus enemigos”: ¡no las personas!, no son esos los enemigos, sino la muerte, el pecado, el diablo: estos enemigos Él los pisa por nosotros"
"En los miedos ¿cómo me comporto? ¿Voy adelante solo con mis fuerzas o invoco al Señor? ¿Y cómo va mi fe? ¿Creo que Cristo es más fuerte que las olas y que los vientos adversos? Pero, sobre todo: ¿navego con Él? ¿Lo acojo, le hago sitio en la barca de la vida, le confío el timón?"
"Pido por la violencia y la guerra. Unámonos en oración a nuestros hermanos de Camerún, y abra las vías del diálogo y la paz. Y rezamos por la martirizada Ucrania, que sufre tanto esta guerra (...). "Deseo asegurar mi oración por las vícdtimas del incendio que ha devastado la isla de Hawai"
"Pido por la violencia y la guerra. Unámonos en oración a nuestros hermanos de Camerún, y abra las vías del diálogo y la paz. Y rezamos por la martirizada Ucrania, que sufre tanto esta guerra (...). "Deseo asegurar mi oración por las vícdtimas del incendio que ha devastado la isla de Hawai"
Jesús caminando entre las aguas ante el propio Pedro, 'hombre de poca fe'. El Evangelio de este domingo sirvió al Papa Francisco para recuperar sus Angelus desde la plaza de San Pedro, tras el paréntesis de la Jornada Mundial de la Juventud.
En su reflexión previa al rezo del Angelus, el Papa se preguntó "¿por qué Jesús realizó este gesto?". Para Bergoglio, "detrás del caminar sobre las aguas hay un mensaje no inmediato para que acojamos nosotros", y nuestros miedos al abismo, la tempestad o la oscuridad. "Y aquí llega Jesús, que camina sobre las aguas, es decir por encima de esas fuerzas del mal, y dice a los suyos: «¡Ánimo!, que soy yo; no temáis»", subrayó el Papa.
"Este es el sentido del signo: los poderes malignos, que nos asustan y no logramos dominar, con Jesús se redimensionan. Él, caminando sobre las aguas, quiere decirnos: “no temas, yo pongo bajo los pies a tus enemigos”: ¡no las personas!, no son esos los enemigos, sino la muerte, el pecado, el diablo: estos enemigos Él los pisa por nosotros", subrayó.
Unos ánimos que Jesús repite hoy, a todos nosotros. "Ánimo, es decir, porque estoy yo, porque ya no estás solo en las aguas agitadas de la vida". Y entonces, preguntó el Papa, "¿qué hacer cuando nos encontramos en mar abierto y a merced de vientos contrarios? ¿Qué hacer en el miedo, cuando se ve solo oscuridad y nos sentimos perdidos? Dos cosas, que en el Evangelio hacen los discípulos: ellos invocan y acogen a Jesús".
Invocar, como hizo Pedro gritando "¡Señor, sálvame!". Así lo pidió, hasta tres veces, el Papa: "Señor, sálvame". Y acoger, como hicieron los discípulos con Jesús en la barca, en el momento en que amainó la tormenta. "El Señor sabe que la barca de la vida, así como la barca de la Iglesia, está amenazada por vientos contrarios y que el mar sobre el que navegamos a menudo está agitado", admitió el Papa.
"Él no nos salva de la fatiga de la navegación, es más – el Evangelio lo subraya – impulsa a los suyos a partir: es decir, nos invita a afrontar las dificultades, para que también estas se conviertan en lugares de salvación, ocasiones para encontrarle a Él. El, de hecho, en nuestros momentos de oscuridad viene a nuestro encuentro, pidiendo ser acogido, como esa noche en el lago", incidió.
"Por tanto, preguntémonos: en los miedos ¿cómo me comporto? ¿Voy adelante solo con mis fuerzas o invoco al Señor? ¿Y cómo va mi fe? ¿Creo que Cristo es más fuerte que las olas y que los vientos adversos? Pero, sobre todo: ¿navego con Él? ¿Lo acojo, le hago sitio en la barca de la vida, le confío el timón? María, estrella del mar, nos ayude a buscar, en las travesías oscuras, la luz de Jesús", concluyó el Papa, quien tras el Angelus recordó el "trágico naufragio en el Mediterráneo" que se ha cobrado medio centenar de vidas.
"Con dolor y vergüenza tenemos que decir que casi dos mil personas, hombres, mujeres y niños, han muerto en este mar tratando de alcanzar Europa. Es una llaga abierta en nuestra humanidad", lamentó Francisco.
Animo a las fuerzas políticas el compromioso de todos aquellos que obran para prevenir los naufragios.
"Pido por la violencia y la guerra. Unámonos en oración a nuestros hermanos de Camerún, y abra las vías del diálogo y la paz. Y rezamos por la martirizada Ucrania, que sufre tanto esta guerra", incidió.
"Deseo asegurar mi oración por las vícdtimas del incendio que ha devastado la isla de Hawai", concluyó.
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