Su trágica, y cruel, historia ha conmocionado al país Francisco recibe a un migrante de Camerún que perdió a su esposa y su hija en el desierto
El papa Francisco recibió hoy a un migrante de Camerún que llegó hace unas semanas en barco a la isla italiana de Lampedusa después de que su hija y su esposa murieran de sed tratando de cruzar el desierto
Fueron "capturados y encerrados en un campo de detención en Túnez. "Nos llevaron al desierto y nos dijeron que fuéramos a Libia. Nos dejaron allí sin agua ni comida. Sólo pudimos empezar a caminar"
"Queríamos darle un futuro a la niña. Como francófonos, esperábamos que pudiera estudiar en Túnez y que allí también fuera más fácil para nosotros. No planeábamos cruzar el mar, sólo intentar vivir más pacíficamente"
"Después de contar la historia de mi familia, recibí amenazas, no podía esperar más. La situación en Libia empeora día a día, cada mañana te despiertas sabiendo que podría ser la última porque podrían secuestrarte, llevarte a una de las cárceles o simplemente matarte"
"Queríamos darle un futuro a la niña. Como francófonos, esperábamos que pudiera estudiar en Túnez y que allí también fuera más fácil para nosotros. No planeábamos cruzar el mar, sólo intentar vivir más pacíficamente"
"Después de contar la historia de mi familia, recibí amenazas, no podía esperar más. La situación en Libia empeora día a día, cada mañana te despiertas sabiendo que podría ser la última porque podrían secuestrarte, llevarte a una de las cárceles o simplemente matarte"
| RD/EFE
El papa Francisco recibió hoy a un migrante de Camerún, conocido en Italia con el nombre de Pato, que llegó hace unas semanas en barco a la isla italiana de Lampedusa después de que su hija y su esposa murieran de sed tratando de cruzar el desierto entre Libia y Túnez.
La historia del hombre, llamado Mbengue Nyimbilo Crepin, ha sido seguida con gran interés por la prensa italiana y ha causado conmoción en el país, ya que la familia trataba de llegar a Túnez y su trágico destino se convirtió en símbolo de la vulnerabilidad de infinidad de migrantes subsaharianos.
Los cuerpos de la madre, Fati, de treinta años, y de la hija, Marie, de seis, fueron encontrados este verano en el desierto, después de que la familia fuera abandonada allí por milicias encargadas de deportar a los migrantes, debido a que los conflictos entre tunecinos y subsaharianos son cada vez más frecuentes.
Se perdió la pista del padre, Pato, quien el pasado 6 de noviembre logró llegar a Italia en una embarcación precaria y concedió varias entrevistas a los medios locales para recordar su historia y la de su familia.
"Queríamos darle un futuro a la niña"
"Queríamos darle un futuro a la niña. Como francófonos, esperábamos que pudiera estudiar en Túnez y que allí también fuera más fácil para nosotros. No planeábamos cruzar el mar, sólo intentar vivir más pacíficamente", relató Pato en una entrevista publicada por el diario italiano La Repubblica.
Según relató, fueron "capturados y encerrados en un campo de detención en Ben Guarden", en Túnez.
"Nos llevaron al desierto y nos dijeron que fuéramos a Libia. Nos dejaron allí sin agua ni comida. Sólo pudimos empezar a caminar"
"Al día siguiente nos llevaron al desierto y nos dijeron que fuéramos a Libia. Nos dejaron allí sin agua ni comida. Sólo pudimos empezar a caminar", añadió.
Así, el pontífice recibió al camerunés en su residencia del Vaticano, la Casa Santa Marta, y tras escuchar al hombre, rezó por sus familiares.
Francisco también recordó el privilegio de nacer en lugares donde se puede estudiar y trabajar: "El privilegio es una deuda, lo que haces no es un añadido, es un deber", indicó según un comunicado de la Santa Sede.
Finalmente, antes de despedirse, el papa pidió "por las personas que no han podido venir, por los que se encuentran en campos de detención y por tantos, muchos que sufren".
"Francisco: El privilegio es una deuda, lo que haces no es un añadido, es un deber"
En la entrevista mencionada, Pato señaló: "Después de contar la historia de mi familia, de la muerte de Fati y Marie, recibí amenazas, no podía esperar más. La situación en Libia empeora día a día, cada mañana te despiertas sabiendo que podría ser la última porque podrían secuestrarte, llevarte a una de las cárceles o simplemente matarte".
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