Francisco, sin superar su gonalgia, prosigue su camino en tierras maltesas El Papa, tras los pasos de San Pablo: "Ayúdanos a reconocer desde lejos las necesidades de cuantos luchan entre las olas del mar"
"Haz que nuestra compasión no se agote en palabras vanas, sino que encienda la hoguera de la acogida, que hace olvidar el mal tiempo, da calor a los corazones y los une; fuego de la casa construida sobre roca, de la única familia de tus hijos, hermanas y hermanos todos"
En su segunda jornada en Malta, Francisco quiso encontrarse con un pequeño grupo de miembros de la Compañía de Jesús, antes de dirigirse a Rabat. Allí, entre la oración en la gruta y la celebrada en la basílica, saludó a 14 líderes religiosos, y saludó a enfermos y asistidos por Cáritas
Francisco camina con suma dificultad, la gonalgia dándole quebraderos de cabeza, pero sigue los pasos de San Pablo. Un nuevo apóstol de los gentiles, un apóstol global, 'Fratelli Tutti'
Francisco camina con suma dificultad, la gonalgia dándole quebraderos de cabeza, pero sigue los pasos de San Pablo. Un nuevo apóstol de los gentiles, un apóstol global, 'Fratelli Tutti'
Camina con suma dificultad, bamboleándose, como una barca a punto de naufragar. Como le sucediera a Pablo, que fue refugiado durante tres meses en una gruta en la pequeña Rabat en el año 60. Allí permaneció, y desde ahí evangelizó Malta. Veinte siglos después, el Papa herido, con la gonalgia dando quebraderos de cabeza, volvió al lugar para rezar. Un nuevo apóstol de los gentiles. Un apóstol global, 'Fratelli Tutti', que está siendo recibido, con amor y pasión, por todo el pueblo maltés.
"Padre bueno, concédenos la gracia de un buen corazón, que palpite por amor a los hermanos. Ayúdanos a reconocer desde lejos las necesidades de cuantos luchan entre las olas del mar, golpeados contra las rocas de una costa desconocida", pidió Francisco en la gruta, tras encender el fuego de un cirio y entregarse a una oración privada, profundamente concentrado.
"Haz que nuestra compasión no se agote en palabras vanas, sino que encienda la hoguera de la acogida, que hace olvidar el mal tiempo, da calor a los corazones y los une; fuego de la casa construida sobre roca, de la única familia de tus hijos, hermanas y hermanos todos", subrayó, antes de dirigirse al pueblo, que aguardaba en la basílica y compartir con ellos otro momento de oración.
En su segunda jornada en Malta, Francisco quiso encontrarse con un pequeño grupo de miembros de la Compañía de Jesús, antes de dirigirse a Rabat. Allí, entre la oración en la gruta y la celebrada en la basílica, saludó a 14 líderes religiosos, y saludó a enfermos y asistidos por Cáritas. Posteriormente, en Floriana, presidirá una Eucaristía y el rezo del Angelus, siempre acompañado por monseñor Scicluna quien, junto al cardenal Grech, son dos de los grandes apoyos de esta etapa de pontificado. Ya por la tarde, el esperado encuentro con emigrantes, que están en todas sus palabras, en todas las oraciones del Papa herido.
#PopeFrancis is meeting with the #Jesuits of #Malta@JesuitNewspic.twitter.com/kh71FgQvaN
— Antonio Spadaro (@antoniospadaro) April 3, 2022
Oración en la gruta de San Pablo
Dios de misericordia,
en tu admirable providencia
quisiste que el apóstol Pablo
anunciase tu amor a los habitantes de Malta,
que todavía no te conocían.
Él les proclamó tu palabra
y curó sus enfermedades.
Salvados del naufragio,
san Pablo y sus compañeros de viaje
encontraron aquí para acogerlos
gente pagana de buen corazón,
que los trató con una cordialidad
fuera de lo común,
dándose cuenta de que necesitaban
refugio, seguridad y asistencia.
Ninguno conocía sus nombres,
su procedencia o condición social;
sólo sabían una cosa:
que necesitaban ayuda.
No era tiempo para las discusiones,
para los juicios, los análisis y los cálculos;
era el momento de prestar auxilio;
dejaron sus ocupaciones
y así lo hicieron.
Encendieron un gran fuego,
y los hicieron secarse y calentarse.
Los acogieron con corazón abierto
y, junto con Publio,
primero en el gobierno y en la misericordia,
encontraron alojamiento para ellos.
Padre bueno,
concédenos la gracia de un buen corazón
que palpite por amor a los hermanos.
Ayúdanos a reconocer desde lejos las necesidades
de cuantos luchan entre las olas del mar,
golpeados contra las rocas de una costa desconocida.
Haz que nuestra compasión
no se agote en palabras vanas,
sino que encienda la hoguera de la acogida,
que hace olvidar el mal tiempo,
da calor a los corazones y los une;
fuego de la casa construida sobre roca,
de la única familia de tus hijos,
hermanas y hermanos todos.
Tú los amas sin distinción
y quieres que sean uno
con tu Hijo, Jesucristo, nuestro Señor,
por el poder del fuego que enviaste del cielo,
tu Espíritu Santo,
que quema toda enemistad,
y en la noche ilumina el camino
hacia tu reino de amor y de paz.
℟. Amén.
Oración en la basílica de San Pablo
Oh Dios, tu misericordia es infinita
e inagotable el tesoro de tu bondad,
acrecienta benigno la fe del pueblo a Ti consagrado,
para que todos comprendan con sabiduría
qué amor los ha creado,
qué Sangre los ha redimido,
qué Espíritu los ha regenerado.
Por Jesucristo nuestro Señor.
℟. Amén.
Boletín gratuito de Religión Digital
QUIERO SUSCRIBIRME
Etiquetas