El Santo Padre experimentó una cálida acogida de las autoridades y del pueblo iraquí tras llegar a esta sufrida nación de Medio Oriente
En un hecho histórico para la Iglesia, por primera vez un Papa visita Irak, tierra de Medio Oriente desde donde Dios llamó al patriarca Abraham. Se trata de un viaje a una nación asolada las últimas décadas por la violencia y la huida de cerca de un millón de católicos. Para ellos y para todos los iraquíes, el Santo Padre llegó como peregrino y portador de paz y esperanza.
Es esta primera jornada fue recibido en Bagdad por el Primer Ministro. Luego se reunió con el Presidente de la República y dirigió un contundente discurso a las autoridades civiles y al Cuerpo Diplomático. Por la tarde, Francisco sostuvo un encuentro con el personal consagrado de Irak en la Catedral de Nuestra Señora de la Salvación, que hace una década fue escenario de un sangriento atentado. Hoy fue el lugar de la esperanza y de la reconciliación, según la exhortación que el Sucesor de Pedro dirigió a todos los presentes.