Y él nos vuelve a decir¿Porqué sois tan cobardes?¿ Aún no tenéis fe?(Marcos 4, 35-41)
¡Jesús, Él Maquinista del Metro.! ¡No eres la última parada de la estación de metro!
En nuestro vagón de cada día En la rutina de la línea de metro de todos los días Estamos inquietos por llegar a nuestro destino. Nos sentamos y vivimos de memoria como al hombre que no le bombea el corazón.
¡No te reconocemos en los demás pasajeros! ¡Te rechazamos y no queremos reconocer que eres un pasajero más, que estás al lado del niño de la silleta acompañado por su madre!
¡Y la verdad que te importa y mucho que nuestro vagón pueda descarrilar!!
¡Siempre estamos tentados a no Creer contigo, que estás y habitas en nosotros!
¡Eres uno de los nuestros, y has optado por Amor el hacerte hombre frágil como nosotros, con las mismas alegrías, sufrimientos e injusticias!
¡Fuiste zarandeado como pocas personas lo han sido!
No nos dices hasta cuando durara el chiirrioso viaje de nuestro vagón Ni cuándo llegará la calma al finalizar nuestro trayecto
Y él nos vuelve a decir ¿Porqué sois tan cobardes? ¿ Aún no tenéis fe? (Marcos 4, 35-41)