CONSEJOS DEL PAPA FRANCISCO PARA VIVIR EL ADVIENTO.
CONSEJOS DEL PAPA FRANCISCO PARA VIVIR EL ADVIENTO.
El Papa Francisco señala que el tiempo de Adviento “es un tiempo de esperanza, que el Señor nos propone vivir para disponernos mejor a acogerlo en nuestra vida y en nuestro mundo”.
Nos invita a “ponerse en camino”, para lo que propuso 3 actitudes (homilía en la Misa de la Casa Santa Marta)
“¿cuáles son las actitudes que debo tener para encontrar al Señor?
¿Cómo debo preparar mi corazón para encontrar al Señor?”.
“…la liturgia nos señala 3 actitudes: vigilantes en la oración, trabajadores en la caridad y exultantes en la bendición.
LAS ACTITUDES DEL ADVIENTO
1.-VIGILANCIA: debo orar, con vigilancia.
*Papa Francisco: Jesús exhorta a estar atentos y a velar, para estar listos para recibirlo en el momento del regreso.
Nos dice: «Mirad, velad y orad, porque no sabéis cuándo será el tiempo [...] para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo». (vv. 33-36).
*La persona vigilante es aquella que acoge la invitación a velar, es decir, a no dejarse abrumar por el sueño del desánimo, la falta de esperanza, la decepción; y al mismo tiempo rechaza la solicitud de las tantas vanidades de las que desborda el mundo y detrás de las cuales, a veces, se sacrifican tiempo y serenidad personal y familiar.
La persona que está atenta es la que, en el ruido del mundo, no se deja llevar por la distracción o la superficialidad, sino vive en modo pleno y consciente, con una preocupación dirigida en primer lugar a los demás. Con esta actitud somos conscientes de las lágrimas y las necesidades del prójimo, y podemos captar también las capacidades y cualidades humanas y espirituales.
* La persona atenta se dirige luego también al mundo, tratando de contrarrestar la indiferencia y la crueldad en él, y alegrándose de los tesoros de belleza que también existen y que deben ser custodiados.
Se trata de tener una mirada de comprensión para reconocer tanto las miserias y las pobrezas de los individuos y de la sociedad, como para reconocer la riqueza escondida en las pequeñas cosas de cada día, precisamente allí donde el Señor nos ha colocado.
La vigilancia no debe entenderse solamente como defensa del mal que nos acecha, sino como expectación confiada y gozosa de Dios que nos salva y libera de ese mal.
*La vigilancia es una atención concentrada hacia el paso del Señor por nuestras vidas y presente en nuestra historia.
2.-AMOR: Tolerar siempre con la caridad pero activa.
Debo ser trabajador en la caridad –la caridad fraterna: no solo dar una limosna, no; también tolerar a la gente que me molesta, tolerar en casa a los niños cuando hacen demasiado ruido, o al marido o a la mujer cuando están en dificultad, o a la suegra”.
*¿Cuáles son las cualidades del amor?: (1 Cor 13, 4-7)
1. El amor tiene gran ánimo, el amor es bondadoso;
2. no tiene envidia, no se jacta, no se engríe,
3. no se porta indecorosamente, no busca su propio provecho,
4. no se irrita, no piensa en el mal;
5. no se alegra de la injusticia,
sino que se alegra con la verdad;
6. todo lo cubre, todo lo cree, todo lo espera,
7. siempre permanece
3.-LA ALEGRÍA: También “la alegría de bendecir al Señor”.
La alegría del adviento va unida a la esperanza cristiana, y por tanto, a la constancia y a la paciencia, a la “confianza operante”, pues se trata de unir la fe en Dios con el compromiso humano.
Alegría cristiana significa apertura al amor y a la verdad. “La verdadera alegría: es sentir que un gran misterio, el misterio del amor de Dios, visita y colma nuestra existencia personal y comunitaria”.
Para alegrarnos, no sólo necesitamos cosas, sino también amor y verdad: necesitamos al Dios cercano que calienta nuestro corazón y responde a nuestros anhelos más profundos.
Este Dios se ha manifestado en Jesús, nacido de la Virgen María. Por eso el Niño, que ponemos en el portal o en la cueva, es el centro de todo, es el corazón del mundo” (Benedictus XVI. Angelus, 13-XII-2009).
Hoy, en medio de tantos peligros y tantos “desiertos”, proclamar que Dios jamás nos abandona y que es nuestro “compañero incansable en el camino” reconforta nuestra alegría y nos fortalece en la esperanza.
4.-LA FE: También “la alegría de bendecir al Señor”.
La alegría del adviento va unida a la esperanza cristiana, y por tanto, a la constancia y a la paciencia, a la “confianza operante”, pues se trata de unir la fe en Dios con el compromiso humano.
“Así debemos vivir este camino, esta voluntad de encontrar al Señor”
El Papa Francisco manifestó además que “Él es el Señor de las sorpresas” y por eso renovó su invitación a no estar parado.
“Estoy en camino para encontrarlo a Él, en camino para encontrarme, y cuando nos encontremos veamos que la gran sorpresa es que Él me está buscando, antes de que yo comenzara a buscarlo”.
Esta “es la gran sorpresa del encuentro con el Señor. Él nos ha buscado antes. Él siempre es el primero.
Él hace su camino para encontrarnos”.
En definitiva, Dios “no está buscando, nos está esperando, y solo nos pide a nosotros el pequeño paso de la buena voluntad”. Sin embargo, el cristiano debe tener “el deseo de encontrarlo” y después Él “nos ayuda”.
“Muchas veces verá que queremos acercarnos y Él sale a nuestro encuentro. Es el encuentro con el Señor: esto es lo importante. El encuentro”.
La fe no es una teoría, una filosofía, una idea, sino que es un encuentro: Un encuentro con Jesús”.
¿qué calidades o características ha de tener la fe de los cristianos actuales?
a) Una fe, centro y fundamento de la vida.
Si Dios es el fundamento y está en el centro de la vida del hombre, nuestra adhesión a él tiene que estar también en el centro.
b) Una fe, experiencia personal.
Creer en Dios, vivir la fe, es tener experiencia personal de Dios, y de Jesucristo.
Una experiencia que brota y arranca del encuentro personal con él y que lleva a descubrir que solamente él da respuesta a los interrogantes, anhelos y preguntas más íntimas y vitales.
c) Una fe compartida y celebrada en comunidad
El cristiano no vive su fe en solitario.
Fe personal y fe eclesial se requieren mutuamente
d) Una fe encarnada y vivida en el mundo
No es posible creer en el Dios y Padre de Jesucristo al margen o huyendo de este mundo.
Y la razón es bien clara: «Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo único» (Jn 3,16).
e) Una fe testimonial
La fe es para anunciarla a todo el mundo sin ningún complejo de superioridad, porque servimos al Reino de Dios, pero tampoco sin ningún complejo de inferioridad, como pidiendo permiso para anunciarla.
f) Una fe que se vive en el amor
No es tarea fácil vivir como cristianos en un mundo secularizado, en esa crisis de civilización que afecta sobre todo al occidente por el olvido y la marginación de Dios.
¡¡¡VEN, SEÑOR JESÚS!!!
www.marinaveracruz.net
El Papa Francisco señala que el tiempo de Adviento “es un tiempo de esperanza, que el Señor nos propone vivir para disponernos mejor a acogerlo en nuestra vida y en nuestro mundo”.
Nos invita a “ponerse en camino”, para lo que propuso 3 actitudes (homilía en la Misa de la Casa Santa Marta)
“¿cuáles son las actitudes que debo tener para encontrar al Señor?
¿Cómo debo preparar mi corazón para encontrar al Señor?”.
“…la liturgia nos señala 3 actitudes: vigilantes en la oración, trabajadores en la caridad y exultantes en la bendición.
LAS ACTITUDES DEL ADVIENTO
1.-VIGILANCIA: debo orar, con vigilancia.
*Papa Francisco: Jesús exhorta a estar atentos y a velar, para estar listos para recibirlo en el momento del regreso.
Nos dice: «Mirad, velad y orad, porque no sabéis cuándo será el tiempo [...] para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo». (vv. 33-36).
*La persona vigilante es aquella que acoge la invitación a velar, es decir, a no dejarse abrumar por el sueño del desánimo, la falta de esperanza, la decepción; y al mismo tiempo rechaza la solicitud de las tantas vanidades de las que desborda el mundo y detrás de las cuales, a veces, se sacrifican tiempo y serenidad personal y familiar.
La persona que está atenta es la que, en el ruido del mundo, no se deja llevar por la distracción o la superficialidad, sino vive en modo pleno y consciente, con una preocupación dirigida en primer lugar a los demás. Con esta actitud somos conscientes de las lágrimas y las necesidades del prójimo, y podemos captar también las capacidades y cualidades humanas y espirituales.
* La persona atenta se dirige luego también al mundo, tratando de contrarrestar la indiferencia y la crueldad en él, y alegrándose de los tesoros de belleza que también existen y que deben ser custodiados.
Se trata de tener una mirada de comprensión para reconocer tanto las miserias y las pobrezas de los individuos y de la sociedad, como para reconocer la riqueza escondida en las pequeñas cosas de cada día, precisamente allí donde el Señor nos ha colocado.
La vigilancia no debe entenderse solamente como defensa del mal que nos acecha, sino como expectación confiada y gozosa de Dios que nos salva y libera de ese mal.
*La vigilancia es una atención concentrada hacia el paso del Señor por nuestras vidas y presente en nuestra historia.
2.-AMOR: Tolerar siempre con la caridad pero activa.
Debo ser trabajador en la caridad –la caridad fraterna: no solo dar una limosna, no; también tolerar a la gente que me molesta, tolerar en casa a los niños cuando hacen demasiado ruido, o al marido o a la mujer cuando están en dificultad, o a la suegra”.
*¿Cuáles son las cualidades del amor?: (1 Cor 13, 4-7)
1. El amor tiene gran ánimo, el amor es bondadoso;
2. no tiene envidia, no se jacta, no se engríe,
3. no se porta indecorosamente, no busca su propio provecho,
4. no se irrita, no piensa en el mal;
5. no se alegra de la injusticia,
sino que se alegra con la verdad;
6. todo lo cubre, todo lo cree, todo lo espera,
7. siempre permanece
3.-LA ALEGRÍA: También “la alegría de bendecir al Señor”.
La alegría del adviento va unida a la esperanza cristiana, y por tanto, a la constancia y a la paciencia, a la “confianza operante”, pues se trata de unir la fe en Dios con el compromiso humano.
Alegría cristiana significa apertura al amor y a la verdad. “La verdadera alegría: es sentir que un gran misterio, el misterio del amor de Dios, visita y colma nuestra existencia personal y comunitaria”.
Para alegrarnos, no sólo necesitamos cosas, sino también amor y verdad: necesitamos al Dios cercano que calienta nuestro corazón y responde a nuestros anhelos más profundos.
Este Dios se ha manifestado en Jesús, nacido de la Virgen María. Por eso el Niño, que ponemos en el portal o en la cueva, es el centro de todo, es el corazón del mundo” (Benedictus XVI. Angelus, 13-XII-2009).
Hoy, en medio de tantos peligros y tantos “desiertos”, proclamar que Dios jamás nos abandona y que es nuestro “compañero incansable en el camino” reconforta nuestra alegría y nos fortalece en la esperanza.
4.-LA FE: También “la alegría de bendecir al Señor”.
La alegría del adviento va unida a la esperanza cristiana, y por tanto, a la constancia y a la paciencia, a la “confianza operante”, pues se trata de unir la fe en Dios con el compromiso humano.
“Así debemos vivir este camino, esta voluntad de encontrar al Señor”
El Papa Francisco manifestó además que “Él es el Señor de las sorpresas” y por eso renovó su invitación a no estar parado.
“Estoy en camino para encontrarlo a Él, en camino para encontrarme, y cuando nos encontremos veamos que la gran sorpresa es que Él me está buscando, antes de que yo comenzara a buscarlo”.
Esta “es la gran sorpresa del encuentro con el Señor. Él nos ha buscado antes. Él siempre es el primero.
Él hace su camino para encontrarnos”.
En definitiva, Dios “no está buscando, nos está esperando, y solo nos pide a nosotros el pequeño paso de la buena voluntad”. Sin embargo, el cristiano debe tener “el deseo de encontrarlo” y después Él “nos ayuda”.
“Muchas veces verá que queremos acercarnos y Él sale a nuestro encuentro. Es el encuentro con el Señor: esto es lo importante. El encuentro”.
La fe no es una teoría, una filosofía, una idea, sino que es un encuentro: Un encuentro con Jesús”.
¿qué calidades o características ha de tener la fe de los cristianos actuales?
a) Una fe, centro y fundamento de la vida.
Si Dios es el fundamento y está en el centro de la vida del hombre, nuestra adhesión a él tiene que estar también en el centro.
b) Una fe, experiencia personal.
Creer en Dios, vivir la fe, es tener experiencia personal de Dios, y de Jesucristo.
Una experiencia que brota y arranca del encuentro personal con él y que lleva a descubrir que solamente él da respuesta a los interrogantes, anhelos y preguntas más íntimas y vitales.
c) Una fe compartida y celebrada en comunidad
El cristiano no vive su fe en solitario.
Fe personal y fe eclesial se requieren mutuamente
d) Una fe encarnada y vivida en el mundo
No es posible creer en el Dios y Padre de Jesucristo al margen o huyendo de este mundo.
Y la razón es bien clara: «Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo único» (Jn 3,16).
e) Una fe testimonial
La fe es para anunciarla a todo el mundo sin ningún complejo de superioridad, porque servimos al Reino de Dios, pero tampoco sin ningún complejo de inferioridad, como pidiendo permiso para anunciarla.
f) Una fe que se vive en el amor
No es tarea fácil vivir como cristianos en un mundo secularizado, en esa crisis de civilización que afecta sobre todo al occidente por el olvido y la marginación de Dios.
¡¡¡VEN, SEÑOR JESÚS!!!
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