XXXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO/CICLO B/ 11-11-2018

XXXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO/CICLO B/ 11-11-2018

EVANGELIO DEL DÍA: Mc 12,38-44.

En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa.»
Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales.
Llamando a sus discípulos, les dijo: «Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»


COMENTARIO:

Celebramos el Domingo de la Trigésima Segunda Semana del Tiempo Ordinario.
Jesús de Nazaret nos invita a vivir el presente como manifestación y presencia de Dios en la vida de cada uno de nosotros, y nos urge: “Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura. Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal” (Mt 6,34).
En el Evangelio de este Domingo XXXII del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Marcos (Mc 12,38-44).
Jesús les advierte a sus discípulos que se guarden de quienes buscan los exhibicionismos, las ambiciones personales, los aplausos, los deseos de prestigio con la intención de que los vean, aunque su interior esté corrompido y usan la religión para explotar a la gente, principalmente a la más débil.
La generosidad de una pobre viuda en el cepillo del templo sirve a Jesús para resaltar que el valor de un don no se mide por su importancia material, sino por la intención del que lo da. Señor.
Enséñanos a mirar al cielo. Enséñanos a gustar las cosas de arriba. Enséñanos a guardar tus palabras. Amén.

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