No a las celebraciones conjuntas Pedro Langa: "No me cansaré de repetir que el ecumenismo suele avanzar en zigzag, sin que ello signifique retroceder"
"El Papa se desmarca de la mayoría de los obispos alemanes, a quienes proponía esperar una normativa que involucre a toda la Iglesia universal, sobre el tema de los matrimonios interconfesionales, planteado por el episcopado alemán"
"Hay problemas de notable relevancia", dijo el Papa
Todo buen ecumenista conoce las aspiraciones pastorales del episcopado alemán en el capítulo de la intercomunión recogidas en el fascículo “Caminar con Cristo – sobre los pasos de la unidad. Matrimonios mixtos y participación común en la Eucaristía”, aprobado en la última Sesión Plenaria celebrada del 19 al 22 de febrero de 2018 por la Conferencia Episcopal de Alemania (CEA). Quizás no tanto, en cambio, que un pequeño grupo con el cardenal Woelik de Colonia al frente, discrepó en ese punto y decidió consultar a Roma.
La respuesta llegó del prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDFe), monseñor Ladaria, todavía no cardenal. Texto, lo vamos a ver, con el expreso consentimiento del Papa, dirigido al cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Múnich y presidente de la CEA, gran promotor de la comunión de cónyuges protestantes. La carta adjuntaba copia para los obispos que habían planteado sus dudas. Data del 25 de mayo de 2018 y contiene interesantes puntualizaciones, pues Ladaria comunicó a los obispos que el papa Francisco les pedía encontrar, en un espíritu de comunión eclesial, un «resultado posiblemente unánime», debido a la disconformidad de siete obispos diocesanos.
«Eminencia, ilustrísimo señor presidente:
Al término de nuestra fraternal conversación del 3 de mayo de 2018 sobre el documento Mit Christus gehen ["Caminar con Cristo”, cf. arriba] decidimos juntos que yo informaría del encuentro al Santo Padre.
En la audiencia del 11 de mayo de 2018 hablé con el papa Francisco de nuestro encuentro y -le entregué una síntesis de la conversación. El 24 de mayo de 2018 discutí nuevamente la cuestión con el Santo Padre. Tras estos encuentros, quisiera llevar a su conocimiento los siguientes puntos, con el explícito acuerdo del Papa.
1.- Los múltiples esfuerzos ecuménicos de la CEA, en particular la intensa colaboración con el Consejo de la Iglesia evangélica de Alemania, merecen reconocimiento y aprecio. La conmemoración común de la Reforma en 2017 ha mostrado que en los años y decenios pasados se ha encontrado una base que permite dar juntos testimonios de Jesucristo, salvador de todos los hombres, y trabajar juntos de forma constructiva y decidida en muchos ámbitos de la vida pública. Esto nos anima a seguir hacia delante con confianza sobre la vía de una unidad cada vez más profunda.
2.- Nuestra conversación del 3 de mayo de 2018 ha mostrado que el texto de la propuesta suscita una serie de problemas de notable relevancia. Por tanto, el Santo Padre ha llegado a la conclusión de que el documento no está maduro para ser publicado. Los motivos esenciales de esta decisión pueden resumirse así:
a) La cuestión de la admisión a la comunión de los cristianos evangélicos en matrimonios interconfesionales es un tema que toca a la fe de la Iglesia y-tiene una relevancia para la Iglesia universal.
b) Dicha cuestión-tiene efectos sobre las relaciones ecuménicas con otras Iglesias y otras comunidades eclesiales que no deben infravalorarse.
c) El tema concierne al derecho de la Iglesia, sobre todo a la interpretación del canon 844 del CDC. Puesto que en algunos sectores de la Iglesia hay al respecto cuestiones abiertas, ya se ha encargado a los dicasterios competentes de la Santa Sede que lleven a cabo una oportuna clarificación de esas cuestiones al nivel de la Iglesia universal. En particular, parece oportuno -dejar al obispo diocesano el juicio sobre la existencia de una “grave necesidad inminente”.
3.- Para el Santo Padre es una gran preocupaciónque en la CEA continúe vivo el espíritu de la colegialidad episcopal. Como ha subrayado el Concilio Vaticano II, «las Conferencias episcopales hoy en día pueden desarrollar una obra múltiple y fecunda, a fin de que el afecto colegial tenga una aplicación concreta» (LG, 23).
Poniendo esto bajo su conocimiento, etc., etc.
Precisamente el 4 de junio de 2018, el papa Francisco recibía a una delegación del Comité Nacional Alemán de la FLM y de la- Iglesia Evangélica Luterana de Alemania (Cf. Boletín de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, 4/06/18). Tras recordar el viaje a Lund (2016), la celebración del Año de la Reforma (2017), y el avance de los últimos 50 años, afirmaba: «La Conmemoración común de la Reforma nos ha confirmado que el ecumenismo seguirá marcando nuestro camino […] No olvidemos comenzar desde la oración, para que no sean los proyectos humanos los que indiquen el camino, sino el Espíritu Santo: solo Él abre el camino e ilumina los pasos a seguir» (Ib.)
El fragmento relativo a nuestro tema está unos renglones más abajo: «Sostengámonos mutuamente en el camino, también llevando adelante el diálogo teológico. Ningún diálogo ecuménico puede avanzar si permanecemos quietos. Hay que seguir: no con el afán de correr hacia adelante para ganar metas ambiciosas, sino caminando juntos con paciencia, bajo la mirada de Dios. Algunos temas, pienso en la Iglesia, la Eucaristía y el ministerio eclesial, merecen reflexiones oportunas y bien compartidas»(Ib.).
El Papa se desmarcaba así de la mayoría de los obispos alemanes, a quienes proponía esperar una normativa que involucre a toda la Iglesia universal, sobre el tema de los matrimonios interconfesionales, planteado por el episcopado alemán. En cuanto a los discrepantes de la mayoría, les concedió el 3 de mayo que llevaran su propia opinión a los vértices de la CDFe y de los Dicasterios para la Unidad de los Cristianos y para los Textos Legislativos. Por lo tanto, después de la carta de Ladaria y en espera de ulteriores profundizaciones, corresponde al Obispo diocesano evaluar los casos indicados y disponer en consecuencia.
En vista de las reacciones a su escrito, monseñor Ladaria aseguró que la carta enviada por su dicasterio con el visto bueno del papa Francisco «no era directamente un freno sino un llamado a la reflexión[…] El tema de la Comunión para protestantes «es un asunto tan grave que una conferencia episcopal de un país debe actuar teniendo en cuenta a toda la Iglesia de modo que se llegue a una solución de toda la Iglesia, porque si en un tema tan central cada uno toma su propio camino, se puede crear un poco de confusión».
También el papa Francisco abordó el asunto en el vuelo de retorno de su viaje a Ginebra (Suiza), adonde fue para la celebración de los 70 años del CEI: la carta del Vaticano a los obispos «no ha sido -aclaró- ningún freno. Hay problemas de notable relevancia» [en el documento Caminar con Cristo]. Es decir, «no está maduro para ser publicado». Ladaria insistió ante los periodistas: «Buscamos reflexionar porque este es un punto que no toca solo a un país, ni solo a una diócesis, sino que toca a la Iglesia universal, y esta era también la preocupación del Santo Padre».
Y llegamos así al 18 de septiembre de 2020, fecha de la carta firmada por el prefecto de la CDFe, cardenal Ladaria; y por el secretario del dicasterio monseñor Morandi. Se dice en ella que las diferencias católico-protestantes sobre la Eucaristía «son todavía demasiado significativas». Dirigida al actual presidente de la CEA, Georg Bätzing, precisa que es necesaria «una profundización teológica que determine temas centrales, como la cuestión de la ‘presencia real’ (del cuerpo de Cristo en la Eucaristía) y del concepto de sacrificio». Llegó cuando la CEA celebraba, del 22 al 24 de septiembre de 2020, su Asamblea Plenaria de otoño en la ciudad de Fulda para debatir temas como la pandemia de la Covid-19, el avance del camino sinodal, el papel de las mujeres en la Iglesia y el resarcimiento de las víctimas de abusos sexuales por parte de religiosos. Como es de suponer, no cayó bien.
La CDFe se expresaba de este modo después de que, el pasado 20 de mayo de 2020, la Congregación para los Obispos le remitiera Juntos a la mesa del Señor – Opciones ecuménicas para la celebración de la Cena eucarística y de la Eucaristía, documento publicado en septiembre de 2019 tras diez años de trabajo del grupo ecuménico constituido por teólogos católicos y protestantes y fundado en 1946 en Paderborn. El documento, con investigaciones exegéticas e históricas, sostiene la convivencia a lo largo de los siglos de diferentes formas de cena eucarística, tesis que, según los autores del escrito, legitimaría la superación de las diferencias teológicas interconfesionales sobre la Eucaristía y que no justificaría el mantenimiento de la «separación de las Iglesias».
Los obispos de la CEA presentan Algunas objeciones a los resultados del Grupo de Trabajo Ecuménico de Teólogos Protestantes y Católicos,que llegó el año pasado a un acuerdo sobre la intercomunión. Para Roma, las diferencias doctrinales sobre la Eucaristía son «todavía tan importantes» que cierran el camino a una comunión compartida ya que diversas concepciones sobre la misa se excluyen mutuamente.
Según Bätzing, la carta vaticana no debe entenderse -son titulares de algunos medios sensacionalistas- como una «sonora bofetada» ni a los obispos alemanes ni a él personalmente. Entiende que algunas críticas de la Congregación al documento «son apropiadas, otras no»; y matiza diciendo que Juntos a la mesa del Señor es sólo una contribución al debate.
También ha intervenido al respecto el presidente del PCPUC, cardenal Kurt Koch, en reciente entrevista a Herder Korrespondenz comentando que «si los obispos alemanes dan más valor a un documento de un grupo ecuménico de teólogos que a una carta de la CDFe, entonces en la jerarquía de valores hay algo que no funciona». La carta de la CDFe es, a juicio de Koch, un «serio y argumentado estudio de Juntos a la mesa del Señor». Y en el documento del grupo de teólogos católicos y protestantes, se tocan cuestiones teológicas que «no pueden simplemente decidirse en una Iglesia local».
El catecismo de la Iglesia Católica recuerda: La Eucaristía es el sacrificio mismo del Cuerpo y de la Sangre del Señor y Jesucristo está presente en la Eucaristía de modo único e incomparable (cf. n. 1374). Los protestantes no creen lo mismo en la Cena del Señor. Los obispos alemanes ya habían fijado incluso el primer momento en el que ambas confesiones pudieran compartir comunión: el Congreso de la Iglesia Ecuménica de Frankfurt a celebrar en 2021. Ahora, el documento excluye también una posible «decisión individual de conciencia» que lleve a un católico a ‘comulgar’ en un servicio protestante o viceversa. Considero excesivos, pues, algunos comentarios difundidos por ahí a raíz de esta última carta vaticana. No me cansaré de repetir que el ecumenismo suele avanzar en zigzag, sin que ello signifique retroceder. Este puede ser un caso. Lo que se nos viene a decir es, sencillamente, que subsisten aún expresiones menesterosas de mayor análisis y, en definitiva, de más diálogo.
Si el Año de la Reforma 2017 logró celebrarse con gran cordialidad y cordura y el mismo Octavario fue, a la postre, una Christusfest, gracias al diálogo de años antes entre teólogos católicos y luteranos que lo hizo posible (cf. Del conflicto a la comunión), ¿por qué no esperar que en este asunto de intercomunión se logre otro tanto? No por más correr se llega antes a la meta. Lo que hace falta es hacerlo por el camino adecuado, lo demás vendrá por añadidura. Tampoco dialogar es, sin más, tener razón, pero sí ponerse en el camino ideal de alcanzarla. El artífice de la unidad, no lo olvidemos, es el Espíritu Santo, que nunca falla.
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