El presidente de las Obras Misionales Pontificias, en las Jornadas de Teología en Compostela Dal Toso: "La tarea histórica de las Iglesias en Europa no se ha agotado"
"Existe el peligro de ser tentado a llevar a cabo la misión sin tener en cuenta a quien nos envía", advierte
"El Mes Misionero Extraordinario debería ayudar al cuidado pastoral misionero de la Iglesia a alcanzar un punto de inflexión y tomar un nuevo rumbo"
| RD/Fides
“De la Maximum illud hasta el Mes Misionero Extraordinario” es el tema de la conferencia que el arzobispo Giampietro Dal Toso, Presidente de las Obras Misionales Pontificias, presentó en la apertura de la vigésima edición de los Días de la Teología, sobre el tema de la misión, que se celebra desde hoy hasta el 6 de septiembre en el Instituto Teológico Compostelano.
En su extenso discurso a Santiago de Compostela, el arzobispo ilustró los antecedentes del Mes Misionero Extraordinario, desde el anuncio dado por el Papa Francisco en el Ángelus de la Jornada Mundial de las Misiones 2017. Ha reflexionado sobre la Maximum illud y sobre la actualidad de la misión de la Iglesia en el mundo, señalando finalmente algunos objetivos específicos del Mes Misionero Extraordinario, “que se presenta como un medio para la renovación del espíritu misionero en todos los fieles y en toda la Iglesia”.
“La Maximum illud ofrece indicaciones más que suficientes para la conversión misionera que el Papa Francisco nos propone - subrayó Mons. Dal Toso -. Creo que el Mes Misionero Extraordinario es una oportunidad maravillosa para hacer llegar a la conciencia de los bautizados y sus comunidades, en cualquier nivel, la necesidad de tener un espíritu de caridad cristiana universal, así como la simplicidad de los medios ... De la misma manera que la Maximum Illud ha cambiado la manera de entender y llevar a cabo la misión en la Iglesia, el Mes Misionero Extraordinario debería ayudar al cuidado pastoral misionero de la Iglesia a alcanzar un punto de inflexión y tomar un nuevo rumbo”.
EUROPA/ESPAÑA - Arzobispo Dal Toso en los días de teología compostelanos: “este mundo todavía necesita la salvación de Cristo" https://t.co/8VyZ5W7TsUpic.twitter.com/MgzWxDVxcQ
— Agencia Fides (@AgenciaFidesEs) September 5, 2019
En particular, al cumplir el mandato misionero, no debemos olvidar al que envía, al mismo Cristo resucitado, por la acción de su Espíritu. "Existe el peligro, -reiteró monseñor Dal Toso-, de ser tentado a llevar a cabo la misión sin tener en cuenta a quien nos envía, y que el Resucitado que nos envía también nos dice: 'Estoy con vosotros todos los días hasta el final de mundo' (Mt 28,20) ... Una nueva impronta evangélica en el cuidado pastoral misionero solo puede venir de colocar el kerygma en su centro. La Maximum Illud propuso abandonar la confianza en los poderes humanos (los poderes coloniales en ese momento) para una evangelización eficaz. También hoy debemos creer en la eficacia del poder de Dios que nos ha sido dado por el anuncio de Cristo muerto y resucitado, y que todavía tiene la fuerza para tocar los corazones de los hombres y hacerles conocer el amor de Dios. Esto es el fundamento de misión y pastoral misionera”.
La Maximum Illud marcó un cambio de época, al no considerar ya a Europa el centro del mundo: es lo que aún vivimos en nuestros días, que se hizo evidente por la globalización que ha ampliado los horizontes. Incluso en la Iglesia, las comunidades evangelizadas más recientemente aparecen con mayor fuerza y calidad: “Son el fruto de todos estos años de anunciar el Evangelio, y en este sentido debemos estar agradecidos por todo lo que se ha puesto en marcha gracias a la Maximum Illud. Hoy, entre las distintas Iglesias locales, se establece cada vez más un movimiento de dar y recibir gracias al cual podemos vivir de manera más consciente la universalidad de nuestra fe”.
El arzobispo subrayó que la tarea histórica de las Iglesias en Europa no se ha agotado, sobre todo para proporcionar recursos teológicos y formativos. Ha concluido su exposición con un deseo: “A finales del siglo XIX, el fervor misionero del pueblo de Dios hizo posible una gran obra misional en el Lejano Oriente, de la cual una de los frutos más visibles es la Maximum Illud. A principios del siglo XXI, Dios nos pide que alimentemos este fervor misionero para que la misión universal de la Iglesia continúe en este mundo, que todavía necesita la salvación de Cristo”.
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