Los obispos denuncian la "campaña propagandística e ideológica" en torno a este debate No rotundo de la Iglesia española a la eutanasia: "Es una derrota social y un exponente de la cultura del descarte"
“Nunca es lícito causar la muerte de un enfermo, ni siquiera para evitarle el dolor y el sufrimiento, aunque él lo pida expresamente. Ni el paciente, ni el personal sanitario, ni los familiares tienen la facultad de decidir o provocar la muerte de una persona”
Mario Iceta reclama "una ley de cuidados paliativos en España". "No existe una demanda social para la eutanasia, sí para los cuidados paliativos"
"La eutanasia y el suicidio asistido son objeto en nuestro tiempo de campañas propagandísticas a su favor. El debate actual sobre estos asuntos no es propiamente planteado como una cuestión médica, sino más bien ideológica”
"La eutanasia y el suicidio asistido son objeto en nuestro tiempo de campañas propagandísticas a su favor. El debate actual sobre estos asuntos no es propiamente planteado como una cuestión médica, sino más bien ideológica”
No rotundo de la Iglesia a la eutanasia. “Nunca es lícito causar la muerte de un enfermo, ni siquiera para evitarle el dolor y el sufrimiento, aunque él lo pida expresamente. Ni el paciente, ni el personal sanitario, ni los familiares tienen la facultad de decidir o provocar la muerte de una persona”, asumen los obispos españoles, en el documento 'Sembradores de esperanza', aprobado por práctica unanimidad en la pasada Asamblea Plenaria y que hoy ha presentado en Madrid el obispo de Bilbao, Mario Iceta.
En sus conclusiones, el texto, que presenta 60 preguntas y respuestas, es claro: “La eutanasia constituye una derrota social y un exponente de la cultura del descarte”. Iceta, presidente de la Subcomisión de Familia y Vida y médico, hizo su tesis doctoral precisamente sobre el sufrimiento y los cuidados paliativos, e hizo una propuesta. "Se echa en falta una ley de cuidados paliativos en España".
“No es lícita la acción u omisión que por su naturaleza y en la intención causa la muerte con el fin de evitar cualquier dolor”, destaca el texto, que también admite que “no es lícito prolongar a toda costa la vida de un paciente” cuando no existe posibilidad de curación. En el documento, que se lleva trabajando dos años, "han participado enfermos, voluntarios, médicos....". "
Es un documento propositivo, hay caminos que recorrer con los enfermos".
Campañas propagandísticas
El documento arranca con una clara alusión al preacuerdo entre PSOE y Unidas Podemos, que incluye el compromiso para elaborar una ley de eutanasia. “La eutanasia y el suicidio asistido son objeto en nuestro tiempo de campañas propagandísticas a su favor. El debate actual sobre estos asuntos no es propiamente planteado como una cuestión médica, sino más bien ideológica”, sostienen los obispos, en lo que se atisba como el comienzo de una legislatura en la que la Iglesia batallará, y mucho, en los aspectos éticos y religiosos.
"No existe una demanda social para la eutanasia, sí para los cuidados paliativos", añadió Iceta, quien abogó por "reflexionar y no tener respuestas preconcebidas". "Queremos que el documento se conozca y se reflexione", apuntó el prelado, mostrándose abierto al debate sobre este tema.
La Iglesia española es especialmente crítica con las “campañas encaminadas a suscitar opiniones favorables a la eutanasia y el suicidio asistido”, que en su opinión “buscan una situación terminal y dramática especialmente llamativa que interpele la sensibilidad colectiva”, junto a una serie de “eufemismos ideológicos y semánticos” y la presentación de los autodenominados como “defensores de la vida como retrógrados, intransigentes, contrarios a la libertad individual y al progreso”.
La eutanasia, incompatible con la civilización
“Otro elemento de la estrategia consiste en transmitir la idea de que la eutanasia es una cuestión religiosa”, constatan los obispos, que también critican que se quiera “trasmitir a la sociedad la idea de que la eutanasia es una demanda urgente de la población y propia de nuestros tiempos”.
Por contra, la doctrina de la Iglesia apunta a que “con la eutanasia o el suicidio asistido se elimina la vida de quien sufre para que deje de sufrir. Y eso es incompatible con la civilización verdadera, porque un ser humano no pierde la dignidad por sufrir”.
“Resulta especialmente contradictorio defender la eutanasia precisamente en una época como la actual, en la que la medicina ofrece alternativas, como nunca hasta ahora, para tratar y cuidar a los enfermos en la última fase de sus vidas”
, subraya el documento episcopal, que reitera que “eutanasia y suicidio asistido son éticamente inaceptables”.
Un modo de homicidio
Más aún: “La eutanasia se considera como un modo de homicidio, que se da normalmente por compasión y en el contexto de una enfermedad”. Como añadió el obispo Iceta, “la eutanasia es una ilicitud ética” y “socava la relación médico-paciente”. Y es que, para la Iglesia, “la introducción de la eutanasia desnaturaliza la medicina”.
En otro punto, los obispos sostienen que la admisión de la eutanasia y el suicidio asistido para casos extremos “abre la puerta a que se aplique a situaciones cada vez menos extremas”, advirtiendo que una vez aprobada la ley, “las condiciones requeridas se relajan en modificaciones posteriores de la ley y así, de practicarse solo a petición expresa y consciente del enfermo, se pasa a aplicar en personas incapaces de expresar su consentimiento”. Para ello, ponen el ejemplo de la ley de eutanasia aprobada en Holanda en 2002, que “abre la puerta a practicar la eutanasia sin petición del paciente, algo que ya ha ocurrido allí donde está legalizada con normativas en teoría garantistas”.
“Si se aprueba legalmente la eutanasia, esta pasa a considerarse como un procedimiento normal y aceptable”, añade el documento
“La eutanasia y el suicidio asistido dañan a toda la sociedad. No es una cuestión meramente privada que atañe solo al enfermo y a su familia”, concluyen los obispos, que insisten en que “plantear la eutanasia a voluntad significa que estas relaciones pierden su valor y la vida social queda herida y debilitada: se atenúan los vínculos constitutivos de la sociedad que, de este modo, irremediablemente se deshumaniza”.
Sedación paliativa
En cuanto a la sedación paliativa, sólo será “éticamente aceptable cuando exista una indicación médica correcta, se hayan agotado los demás recursos terapéuticos, se haya informado y dialogado con el paciente y su familia y contado con su consentimiento”, y sólo para “para aliviar el sufrimiento causado por síntomas refractarios”. Aunque ello acortara el acortamiento de la vida del enfermo.
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