Director Ejecutivo de la Academia de Líderes Católicos de Europa Javier de Cendra: "Desgraciadamente, la política hoy no es un espacio de comunión"
"Queremos formar a los líderes católicos, a los presentes y a los futuros, en la Doctrina Social de la Iglesia y en todo lo que la Doctrina Social de la Iglesia tiene que aportar al ejercicio del liderazgo social, con un enfoque no exclusivo, pero particular, en el ámbito de la política"
"La pandemia fue una oportunidad inmensa porque dieron un salto a la formación online y consiguieron pasar de unos nueve mil alumnos, que habían pasado por aulas presenciales, a treinta y pico mil alumnos en programas puramente online en muy poco tiempo, dos años"
"El Consejo, con el cardenal Carlos Aguiar Retes a la cabeza y con un apoyo muy fuerte del arzobispo de Madrid y cardenal, don Carlos Osoro, pensaron que tenía mucho sentido el cambiar su estrategia, que pasaba por centrarse en las Américas, para incluir Europa y convertirse ya, de hecho, en una academia internacional"
"La polarización lo que hace es espantar a la gente. Viendo eso, uno se desvincula de los polítcos. La política tiene sus propias dinámicas y es bueno conocerlas, pero estás lejos"
"La clave aquí está en entender que lo que nos une es la Doctrina Social de la Iglesia. Es la Iglesia. Y que puede haber un político católico en un partido de izquierda o más progresista, otro en un partido más conservador, pero que esas etiquetas, que están bien el ámbito político, no son categorías teológicas"
"Tenemos una Europa débil desde el punto de vista moral, ético y social, cada vez más fragmentada y siempre se ha salvado y ha evolucionado a golpe de crisis"
"El Consejo, con el cardenal Carlos Aguiar Retes a la cabeza y con un apoyo muy fuerte del arzobispo de Madrid y cardenal, don Carlos Osoro, pensaron que tenía mucho sentido el cambiar su estrategia, que pasaba por centrarse en las Américas, para incluir Europa y convertirse ya, de hecho, en una academia internacional"
"La polarización lo que hace es espantar a la gente. Viendo eso, uno se desvincula de los polítcos. La política tiene sus propias dinámicas y es bueno conocerlas, pero estás lejos"
"La clave aquí está en entender que lo que nos une es la Doctrina Social de la Iglesia. Es la Iglesia. Y que puede haber un político católico en un partido de izquierda o más progresista, otro en un partido más conservador, pero que esas etiquetas, que están bien el ámbito político, no son categorías teológicas"
"Tenemos una Europa débil desde el punto de vista moral, ético y social, cada vez más fragmentada y siempre se ha salvado y ha evolucionado a golpe de crisis"
"La clave aquí está en entender que lo que nos une es la Doctrina Social de la Iglesia. Es la Iglesia. Y que puede haber un político católico en un partido de izquierda o más progresista, otro en un partido más conservador, pero que esas etiquetas, que están bien el ámbito político, no son categorías teológicas"
"Tenemos una Europa débil desde el punto de vista moral, ético y social, cada vez más fragmentada y siempre se ha salvado y ha evolucionado a golpe de crisis"
"Plural, popular y profundamente fiel al papa". Así pretende ser la Academia de Líderes Católicos, que está comenzando su andadura en Europa, de la mano de su presidente, Carlos Osoro y su director ejecutvio, Javier de Cendra, con quien conversamos en RD.
Un proyecto que pretende formar a líderes políticos, no a fundar un partido político católico, "ni mucho menos", aclara, y que buscar dar respuestas a la creciente polarización en el Viejo Continente y, también, en España. "La polarización lo que hace es espantar a la gente. Viendo eso, uno se desvincula de los polítcos", lamenta De Cendra.
¿Qué es la Academia?
-La Academia surgió en el año 2006 en Chile. En ese momento era la Academia Latinoamericana de Líderes Católicos. Surgió porque el fundador, José Antonio Rosas, de nacionalidad y chilena y mexicana, había tenido un pasado en el ámbito de la política en México y se dio cuenta de que en un momento de turbulencia en ese país, de muchas revuueltas sociales, la voz de los católicos no era claramente identificada. Él echó en falta algo en ese marco de la soiedad civil y quiso remediarlo. Entonces lanzó una academia con la idea de formar a los líderes católicos, a los presentes y a los futuros, en la Doctrina Social de la Iglesia y en todo lo que la Doctrina Social de la Iglesia tiene que aportar al ejercicio del liderazgo social, con un enfoque no exclusivo, pero particular, en el ámbito de la política.
-No solo en los partidos políticos, sino también en lo que es la política.
-Su idea era la formación de católicos para que pudieran participar en el ámbito de la sociedad civil, y especialmente en el ámbito de la política, a través de plataformas políticas y, en su caso, de los partidos políticos. Pero lo hizo centrándose en la formación, más que en la participación directa. Entendiendo, además, que su misión era la de formar a los católicos que tenían vocación para entrar en la política, de manera que pudieran aportar la luz que da la fe católica y el Evangelio y la doctrina, en ese ámbito.
Entonces, separó muy bien lo que era la formación del ejercicio posterior de la política. Y eso empezó en el año 2006 y, poco a poco, se fue extendiendo con una fórmula que ha probado ser muy sabia y que ha tenido mucho éxito por el tiempo. Que empezó despacio, pero luego se ha ido acelerando, y que fue el buscar, primero, el apoyo explícito de los pastores, de los obispos de las diócesis en las que quería entrar para formar a los jóvenes de esa de esa diócesis.
Y luego, el apoyo de universidades que pudieran dar la garantía, el rigor, de que la formación no solamente era una buena formación en el ámbito de la Iglesia, sino que era una buena formación en el ámbito del ejercicio liderazgo, con esa metodología que luego se ha ido cristalizando en tres dimensiones: formar la cabeza, formar el corazón y formar las manos. Las manos, en el sentido de desarrollar las habilidades necesarias con eficacia.
-Muy al día de lo que dice el papa.
-Eefectivamente. Aquello fue creciendo, al principio, poco a poco, y luego se fue extendiendo por toda Latinoamérica. Y llegó el momento de la pandemia, que fue un momento difícil porque todos sus programas habían sido presenciales. Considera que para formar a las personas hace falta hacerlo en comunidad, de maestros y de profesores.
Sin embargo, la pandemia fue una oportunidad inmensa porque dieron un salto a la formación online y consiguieron pasar de unos nueve mil alumnos, que habían pasado por aulas presenciales, a treinta y pico mil alumnos en programas puramente online en muy poco tiempo, dos años. Y eso, además, también facilitó la internacionalización. Al poder hacer programas online, podían invitar a ponentes de todo el mundo, y cada vez a más a gente que estaba interesada en participar en esos programas y que no podía desplazarse, pero que podía, perfectamente, conectarse a través de la red.
Con programas de buena calidad y con una buena difusión gracias a medios como este, que me invita y que es un placer y un honor, fueron dándose a conocer.
El año pasado dieron el salto a Estados Unidos, sobre todo pensando en atender a las comunidades latinas en Estados Unidos. Lo hicieron en Washington de la mano de la Universidad Católica de América y de la mano de la Conferencia de Obispos de Estados Unidos, que está al otro lado de la calle de la sede de la CUA, con lo cual, fue magnífico.
Tuvieron mucho apoyo y eso les abrió el camino, gracias también a algunos de los miembros del Consejo Internacional, a ofrecer programas en Nueva York y en Chicago.
Después de la pandemia y habiendo comprobado el éxito de la formación online, vimos que tenía mucho sentido el plantear la entrada en Europa. Y ahí, el Consejo, con el cardenal Carlos Aguiar Retes a la cabeza y con un apoyo muy fuerte del arzobispo de Madrid y cardenal, don Carlos Osoro, pensaron que tenía mucho sentido el cambiar su estrategia, que pasaba por centrarse en las Américas, para incluir Europa y convertirse ya, de hecho, en una academia internacional, que era un nombre que tenía desde el principio, pero que en fondo no había pasado de ser un deseo.
-Una Europa, Javier, que no pasa por sus mejores momentos en cuanto a política. Estamos hablando de una Europa, y de una España también, extremadamente polarizadas en lo político y en lo social. Hay mucho blanco y mucho negro. Mucha falta de capacidad de encontrarse, y probablemente la Academia pueda cumplir una función en ese sentido.
-Absolutamente de acuerdo. La Academia Eeuropea es parte de la Academia Internacional. Participa de su carisma fundacional y de su identidad. Y, por supuesto, de todos de todos los aprendizajes, que son muchos.
Uno de los aprendizajes ha sido cómo crear comunidades en las que haya mucha pluralidad dentro de la iglesia, incluso con personas de buena voluntad que están fuera de ella. Un enfoque muy popular, en el sentido de no hacer distinciones por clases sociales, por clases económicas o clases políticas, y muy fiel al papa. Muy fiel a la Iglesia.
Con esas tres 'P'; plural, popular y profundamente fiel al papa, ha conseguido crear espacios de comunión donde hay un diálogo que va de corazón a corazón. Porque va de corazón a corazón, pasa por la cabeza también y ayuda a todos a andar en verdad, a avanzar juntos en la verdad y a corregirse mutuamente.
Eso lo ha demostrado la Academia en estos años en América Latina. Y nosotros esperamos que ahora lo demuestre en Europa.
Europa está muy polarizada en el ámbito político, España lo está también. Estamos en un momento en el que la política, desgraciadamente, no es un espacio de comunión ni de promoción del bien común.
-Hay que defender la vigencia y la oportunidad de la política porque nos construye, también, como sociedad. Esto no se soluciona echando a los políticos y dejando un vacío.
-El papa Francisco, el papa Juan Pablo II, Pablo VI, todos, hablan de la política como la forma más alta de ejercer la caridad social y la caridad que atañe a las estructuras políticas, económicas, jurídicas.
El papa Francisco, en 'Fratelli tutti', de manera magistral, explica la vinculación, muy cercana, entre la la caridad de la familia y la caridad social como dos dimensiones de la misma realidad, que es el amor. Y, por tanto, anima a todos los políticos de buena voluntad, no solo creyente, pero en particular a los cristianos, a trabajar para bien común. Y para trabajar para bien común, hay que haber descubierto una llamada a hacerlo.
Entonces, lo que está haciendo el papa Francisco es decir que ejercer la política es la respuesta a una llamada, a una vocación primera que nosotros creemos que es una llamada de Dios a servir a los hermanos. Eso es lo que hay que recuperar. Y hay que formar a los jóvenes y acompañar a los que ya tienen experiencia política para que descubran o redesdescubran esa vocación y sean capaces de llevarla a la realidad. Porque, lo vemos mucho, la polarización lo que hace es espantar a la gente. Viendo eso, uno se desvincula de los polítcos. La política tiene sus propias dinámicas y es bueno conocerlas, pero estás lejos.
La Doctrina Social de la Iglesia, lo que hace es leer los signos de los tiempos y plantear una serie de principios que luego hay que ver cómo se llevan a la realidad de cada momento y que permiten, y no sólo permiten, sino fomentan maneras distintas de abordarlo desde sensibilidades distintas. La Iglesia es enormemente diversa porque es universal
-Y, salvando las distancias, lo que ha ocurrido con la Iglesia después de algunos escándalos es que mucha gente de buena voluntad ha decidido apartarse. Mantienen su fe, pero no se fían de la institución. Entonces, igual que hay que salvar a la Institución, también hay que salvar el ejercicio de la política. ¿Se puede ser creyente, responsable y constructor de Iglesia en sociedad perteneciendo a cualquier partido político?
-Sí. Estoy convencido, y la razón de fondo es la sigiente. El corpus de la Doctrina Social de la Iglesia, lo único que hace es poner especial atención a las realidades sociales, políticas y económicas para leerlas a la luz de la relación y para poder dar orientación a los católicos en el ámbito social.
La Doctrina Social de la Iglesia, como se basa en los Evangelios, en las enseñanzas de Cristo y en la continuidad de la Iglesia, lo que hace es leer los signos de los tiempos y plantear una serie de principios que luego hay que ver cómo se llevan a la realidad de cada momento y que permiten, y no sólo permiten, sino fomentan maneras distintas de abordarlo desde sensibilidades distintas. La Iglesia es enormemente diversa porque es universal.
Entonces, la traslación de la Doctrina Social de la Iglesia al ámbito de la política permite que se lleve a través de partidos políticos de todo el arco ideológico, por decirlo así. Pero con una clave, que es fundamental, y es que la Doctrina Social de la Iglesia, casi, casi, por definición, nunca puede estar completamente plasmada y respetada en ninguna opción política. Más bien, lo que le toca a los católicos en la política es hacer que la opción política en la que han entrado refleje cada vez con mayor fidelidad los principios y la doctrina. Luego, cada uno, según su sensibilidad y sus circunstancias, lo hará con unos acentos o con otros.
La clave aquí está, pienso, en entender que lo que nos une es la Doctrina Social de la Iglesia. Es la Iglesia. Y que puede haber un político católico en un partido de izquierda o más progresista, otro en un partido más conservador, pero que esas etiquetas, que están bien el ámbito político, no son categorías teológicas.
-Y que no sean barreras para el encuentro.
-Y que si se convierten en barreras, entonces hay que hacer una reflexión personal. Primero está la persona. La Doctrina Social de la Iglesia nos habla de redes sociales; las personas, por delante.
La dignidad del otro exige escuchar mucho, reconocer todo lo bueno, y cuando uno encuentre qué puede aportar al otro, esté también abierto a que el otro le aporte también. Es una conversión permanente. Eso es lo que la Academia considera su misión fundamental, animar a los jóvenes a, teniendo vocación para no meterse en líos en la calle, como dice Francisco, 'entrar en el lío'. Y luego, a los que están en la política, invitarles a regenerar su vocación, a reilusionarse y a trabajar en el sitio en el que estén tratando de impregnar la realidad.
-Y a recordar por qué es necesaria la política, que no es otra cosa que intentar cambiar la realidad y hacer un mundo más vivible para todos. En este sentido, la conexión con el Evangelio es evidente.
-Eso es. Y luego, yo creo que ya es cuestión de cada cual. Está en el ámbito de la conciencia bien formada el que cada uno tenga que decidir si, en un momento dado, el partido en el que está ha entrado en una dinámica que hace que ya no pueda continuar ahí.
-El otro gran trabajo, mucho más de fondo, tal vez, es entender que los partidos deberían dejar de ser estructuras tan monolíticas que obligan a cualquiera de sus miembros a votar a ciegas. La imagen en el Congreso del portavoz o el responsable parlamentario levantando un dedo, dos o tres, es sumamente clarificadora de lo que a veces pasa.
-Sí. O sea, en España, desde luego, y en las democracias avanzadas, los miembros del Congreso de los Diputados o del Senado, de alguna manera tienen libertad. Otra cosa es que sea lógico, en toda institución humana, que haya orden. Que haya unas líneas. Es lógico porque si no hubiera esto, sería imposible crear una sociedad que funcionase. Pero siempre respetando la libertad, y más en el ámbito de la primaria donde la libertad de conciencia es fundamental. Y un partido sano es un partido en el que hay mucho debate en amistad, riguroso y en el que se busque siempre consenso dentro del partido. Pero que cuando no hay consenso, el tema de conciencia sea de libertad y que no haya consecuencias de multas o de expulsiones. Eso es algo que, con mucha claridad y con mucho realismo, hay que denunciar. O hay que plantear que eso no debe ser así. Y desde el punto de vista de la Constitución Española no debe ser así. Es una deriva que reduce la calidad de la asistencia.
La respuesta es NO, no va a formar una plataforma política y, desde luego, no va a vincularse a partidos en concreto. Lo que hace es, con personas concretas, generar mancomunidad. Mancomunidad epistémica y mancomunidad de amistad. Una comunidad de amistad, además, en torno al Señor. En torno a Cristo, que para eso es una academia católica
-No te quiero robar mucho más tiempo, pero entiendo que la Academia no se plantea en ningún momento la creación de un partido político católico por antonomasia, ni nada por estilo, precisamente porque lo que pretende es los contrario; que haya presencia de lo católico en todos los puntos.
-Exacto. La Academia, una vez que ha ayudado a que los que tienen vocación se acerquen a la Academia, y que los que están ejerciendo la política la descubran y quieran acercarse a ella, lo que busca es formar en Doctrina Social de la Iglesia. Formar en grandes dilemas que hay que abordar en el ámbito de la política, en habilidades de negociación, y muchas otras que son necesarias. Y luego, crear una comunidad en la que todos los que están puedan sentirse acompañados, puedan ir formándose y puedan ir o bien decidiendo cómo quieren ejercer esa vocación, o si ya están en un partido que puedan sentir el aliento, el apoyo de la Academia.
Por lo tanto, la respuesta es NO, no va a formar una plataforma política y, desde luego, no va a vincularse a partidos en concreto. Lo que hace es, con personas concretas, generar mancomunidad. Mancomunidad epistémica y mancomunidad de amistad. Una comunidad de amistad, además, en torno al Señor. En torno a Cristo, que para eso es una academia católica.
Y aclarado este punto, la Academia quiere entrar en Europa y esto es importante. Desde Latinoamérica viene una corriente muy fuerte de impulso espiritual, porque Europa es un gran continente que llega a unos niveles de progreso extraordinarios. Es un sitio extraordinario y muchos quisieran tener este nivel de vida.
Y aquí vamos a un tema muy de fondo, pero dicho de una manera muy rápida, muy sencilla y a riesgo de simplificar demasiado. Nosotros, como cristianos, creemos que la historia tiene teleología, y que la historia va verdaderamente avanzando, a grandes rasgos, en alguna dirección, porque para eso Cristo ha muerto, ha resucitado, ha envíado a su espíritu y nos lleva. Dios quiere salvar a toda la humanidad. Pero en la historia eso no predestina a nada. La historia tiene sus momentos buenos y sus momentos malos. Las sociedades, las civilizaciones, se crean, maduran, entran en declive y desaparecen. Todo eso ocurre.
Europa está en un momento, desde el punto de vista económico, político y cultural extraordinario. Llevamos 70 años, esencialmente, en paz. 70 años con un crecimiento económico extarordinario, con un crecimiento tecnológico extraordinario, con una consolidación democrática extraordinaria
Europa está en un momento, desde el punto de vista económico, político y cultural extraordinario. Llevamos 70 años, esencialmente, en paz. 70 años con un crecimiento económico extarordinario, con un crecimiento tecnológico extraordinario, con una consolidación democrática extraordinaria.
¿Qué es lo que ocurre? Que llevamos tanto tiempo en esta situación extraordinaria que la sociedad se va debilitando. Ya lo decía Aristóteles hace 2.500 años. Decía: tiempos malos dan lugar a personas fuertes que se ponen sobre los hombros la tarea de revitalizar una sociedad. Personas fuertes crean sociedades buenas. Sociedades buenas tienden a crear personas débiles, no porque sean malas, sino porque están acostumbradas a la abundancia. Y personas débiles crean sociedades débiles, fragmentadas. Es en lo que estamos.
Europa, siendo muy fuerte en todos los indicadores, se ha acomodado. Habla de valores muchas veces, pero ya no se plantea cuáles son. Ha desvirtuado mucho sus valores, que están en el Tratado de la Unión Europea y se interpretan de una manera muy laxa. No se llevan a las últimas consecuencias. A veces, se les da la vuelta… Y eso tiene como consecuencia una sociedad débil.
Tenemos una Europa débil desde el punto de vista moral, ético y social, cada vez más fragmentada y siempre se ha salvado y ha evolucionado a golpe de crisis. Lo que ahora buscamos, y es nuestra aportación en humildad y reconociendo todo lo bueno que se ha conseguido, ojo. Pero como ya dijo Juan Pablo II en Santiago de Compostela: "no te olvides tus raíces", que el árbol es espectacular, pero hemos visto árboles muy grandes caer. Porque las raíces se pudren, eso no lo ve nadie, pero, de repente, el árbol enferma y muere.
¿Y a qué nos referimos nos referimos con morir? No nos referimos a que el proyecto político o social muera. Nos referimos al punto de vista espiritual de Europa, a la Unión Europea, sobre todo, que se construyó después de la Segunda Guerra Mundial, cuyos padres eran cristianos, extraordinarios en lo político, extraordinarios sabios, capaces, eficaces, eficientes, generadores de consensoa… Si Europa se olvida de eso y se olvida de sus raíces, que son judeocristianas, que son griegas, que son romanas, y entra en el relativismo, en el pensamiento débil, que es lo que estamos, en poner poca atención a la demografía, a la familia, a la vida; la crisis demográfica es impresionante, si europa se debilita en eso, tendrá que aceptar la inmigración grande, que es una riqueza, pero si es porque hay una descuidada demografía, vamos a encontrar que lo que podía haber sido un regalo, de repente es un problema.
-Es la solución a un problema, no es nada de oportunidad.
-Aquí tenemos temas duros y en los que es muy fácil caer en la controversia y en la polarización. Y lo que qiuiere la Academia es analizarlos con rigor, en profundidad y en comunidad. Escuchando todos los puntos de vista, pero constantemente diciendo, como es academia en el sentido propio de Platón, de una institución dedica a la verdad, queremos fomentar de manera particular ese debate, y que luego cada uno lo lleve a la arena principalmente política. Y no sólo, porque también formamos a líderes en la sociedad civil o en la empresa. Y que lo lleve como considere según su conciencia, pero sabiendo que lo hace en comunidad, que me parece muy importante, también. O sea, es muy difícil entrar a las bravas en un partido político, si uno no tiene en ese partido relaciones de amistad o no tiene una visión compartida con unos cuantos. Si no tiene el apoyo económico de otros.
Con esto, y lo dejo muy claro, no me refiero a entrar en política por la puerta de atrás, o entrar con estrategias para tratar de encontrar poder. No; la Academia es formación en el ámbito estrictamente prepolítico. Lo insisto para que no se nos malinterprete. Y el ámbito de la Academia es el ámbito de la libertad.
-¿Dónde os podemos encontrar?
-La Academia tiene, de alguna manera, una sede, ahora mismo, como doble. Por una parte, y como es obvio, en el Arzobispado de Madrid. El cardenal Carlos Osoro es el presidente de la sede de Europa, por tanto esa es la sede. Pero es verdad que yo, como director ejecutivo, he aportado la sede física de la Universidad Francisco de Vitoria, con la Facultad, que aporta, además del cariño, un espacio físico, un equipo de personas que le dedican tiempo, unos ciertos recursos… Dicho esto, no es de la Universidad Francisco de Vitoria. La Universidad da este paso y espera que haya muchos que se sumen. Y el que Religión Digital haga esta entrevista me alegra muchísimo porque se ve que la Academia es plural y que queremos que haya muchos más espacios.
-Nos queremos sumar a un proyecto abierto de políticos y de constructores de sociedad. Nosotros, del mundo de la comunicación, que no deja de ser también política en algún sentido, pero apoyando también desde el Evangelio y desde nuestra visión, que es muy plural también, a una construcción de un mundo mejor.
-Ya añado, quiero decirlo, dónde está y cómo hemos conseguido que esto avance rápido. Muchas veces los proyectos que son de Dios avanzan más rápido de lo que somos capaces de pensar y planificar. Se han dado algunas condiciones. Una de ellas, es que dentro de la UFV y de la Facultad de Derecho, Empresa y Gobierno, se ha constituido una Escuela de Gobierno y Liderazgo, la escuela de Liderazgo Isabel la Católica, que participa en esta misión, en este deseo de crear la política y que ha confiado en nosotros y ha puesto unos recursos que nos permiten, por ejemplo, formar a muchos de los alumnos de este primer programa de líderes católicos europeos, unos 40 de toda la Comunidad de Madrid, de universidades públicas y privadas, y también jóvenes profesionales, que están todos juntos durante nueve sábados aprendiendo en esta metodología de manos cabeza y corazón, y complicarse gracias a la generosidad.
Es decir, que se crea esta autopista. Esta corriente en la que hay muchos, y que nos alegra el poner nuestro granito de arena al principio, para que esto vaya creciendo.
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