Denuncia una "hoja de ruta" que usa la pandemia para aprobar "leyes liberticidas" Jesús Sanz acusa al Gobierno de querer "imponer" en España "su fracasada dictadura represiva"
El arzobispo de Oviedo sostiene que el Gobierno "ensaya un confinamiento de diseño para ir introduciendo leyes liberticidas que manipulan ideológicamente la educación, e imponen cauces matachines para una eutanasia sin debate y sin escucha de la sociedad civil a la que se niega la palabra"
"Hay mandatarios que tienen en un puño a su país, con algunas medidas dudosas e intermitentes, que no responden tantas veces a su eficacia sanitaria sino al cálculo oportunista de los controles demagógicos"
El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, sostiene que el Gobierno "ensaya un confinamiento de diseño para ir introduciendo leyes liberticidas que manipulan ideológicamente la educación, e imponen cauces matachines para una eutanasia sin debate y sin escucha de la sociedad civil a la que se niega la palabra". En su ya habitual diatriba anti Ejecutivo de los domingos, bajo el título 'Cuatro pandemias para una eutanasia', el prelado repasa las cuatro crisis que, en su opinión estamos viviendo en España.
En primer lugar, resalta, la "pandemia sanitaria" de un virus real que extrañamente se ha expandido por todo el mundo sin respetar fronteras ni controles de aduanas, sin reparo de lenguas ni culturas, pero incidiendo como siempre en los más pobres".
En segundo término, la "pandemia política", en la que "hay mandatarios que tienen en un puño a su país, con algunas medidas dudosas e intermitentes, que no responden tantas veces a su eficacia sanitaria sino al cálculo oportunista de los controles demagógicos" que están basados en "mentiras repetidas, tramposos paternalismos que cercenan la libertad, censuran la protesta legítima impidiéndola, mientras se ensaya un confinamiento de diseño para ir introduciendo leyes liberticidas que manipulan ideológicamente la educación, e imponen cauces matachines para una eutanasia sin debate y sin escucha de la sociedad civil a la que se niega la palabra".
"Es una pandemia esta que tiene su hoja de ruta", añade el prelado, quien acusa a sus responsables de utilizar una "alquimia venenosa que reescribe la historia, divide y enfrenta a los pueblos para imponer su fracasada dictadura destructiva".
Una sociedad empobrecida y sin trabajo es una sociedad manipulable desde un subsidio que la hace dependiente, convirtiendo en rehenes al dictado a quienes han vapuleado hasta noquearlos en el más desarmado desarme sin que puedan rechistar bajo las amenazas penalizadoras
Después, la "pandemia laboral", que destruye puestos de trabajo, empresas y pequeños negocios. "Esto origina no sólo la vulnerabilidad social de un pueblo confinado ideológicamente, sino la tristeza desesperada de tantas familias que ven caer lo que con tanto esfuerzo y generosidad habían ido construyendo a través del tiempo", lamenta el arzobispo de Oviedo, quien advierte que "una sociedad empobrecida y sin trabajo es una sociedad manipulable desde un subsidio que la hace dependiente, convirtiendo en rehenes al dictado a quienes han vapuleado hasta noquearlos en el más desarmado desarme sin que puedan rechistar bajo las amenazas penalizadoras".
Miedo, tristeza y desesperanza
Finalmente, "la pandemia personal", que "suscita miedo, tristeza y desesperanza en tanta gente. He visto ese rictus en rostros cercanos". Y, en mitad de este horizonte, "se cuela de modo exprés también la ley de eutanasia, sin una demanda social real", mientras se obvian los cuidados paliativos, "el camino justo y humano, el que respeta la dignidad y acompaña debidamente a quien desea vivir hasta el final, sin encarnizamiento terapéutico, pero aliviado en sus dolores con ese cuidado que palía el sufrimiento y la angustia".
"Es jugar a ser dios, controlando la vida antes de nacer, al término de su periplo, y cuando, vulnerada, sobrevive entre acosos y derribos. Es poner a disposición del egoísmo la voracidad ante una herencia que se anticipa impunemente" para "puentear" a los médicos que se nieguen a aplicarla, "mandando en ese caso, desde un macabro banquillo, a un matarife suplente".
Es jugar a ser dios, controlando la vida antes de nacer, al término de su periplo, y cuando, vulnerada, sobrevive entre acosos y derribos
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