El arzobispo de Tarragona alude en su carta dominical al proceso de diálogo entre los gobiernos español y catalán Joan Planellas: "El diálogo auténtico pide madurez humana y psicológica, y mucha disciplina"

Joan Planellas
Joan Planellas

El arzobispo primado de Tarragona y presidente de la Conferencia Episcopal Tarraconense, Joan Planellas, considera imprescindible el diálogo para "fortalecer la verdadera democracia como arte de discutir y razonar"

En la carta dominical del próximo domingo, titulada "Buscar el diálogo", Planellas, sin mencionar la situación de la política catalana pero en una implícita alusión al proceso de diálogo y la mesa de negociación abierta entre los gobiernos español y catalán

"La trampa de toda sociedad y de todo individuo", advierte, "es buscar un pseudodiálogo que nos ahorre los compromisos auténticamente humanos"

"Dejarse llevar solamente por el temperamento o las primeras sensaciones deforma las cosas y bloquea el diálogo. No se trata de conseguir que todo el mundo piense como yo, sino de entender los puntos de vista del otro"

El arzobispo primado de Tarragona y presidente de la Conferencia Episcopal Tarraconense, Joan Planellas, considera imprescindible el diálogo para "fortalecer la verdadera democracia como arte de discutir y razonar" sin caer en "fundamentalismos" y defiende que "el diálogo va más allá de una mera mesa de negociación".

En la carta dominical que publicará el próximo domingo, titulada "Buscar el diálogo", Planellas, sin mencionar la situación de la política catalana pero en una implícita alusión al proceso de diálogo y la mesa de negociación abierta entre los gobiernos español y catalán, defiende que "conviene fortalecer la verdadera democracia como arte de discutir y razonar, de manera que no caigamos en fundamentalismos o autoritarismos que atacan el precioso tesoro de la libertad humana".

"El diálogo, sin embargo, no es nada fácil. Demasiado a menudo las opiniones y mentalidades altamente divergentes, y a veces contrapuestas, dificultan el entendimiento y, finalmente, se traducen en fatiga o enfrentamiento entre las diferentes partes", añade.

Diálogo
Diálogo

Según el arzobispo, "a veces, el conflicto va más allá de las ideas y se instala en el campo de las personas, realidad dolorosa que engendra divisiones profundas, a menudo y lamentablemente generadoras de guerras o injusticias de todo tipo".

"Y es que la trampa de toda sociedad y de todo individuo -agrega el prelado- es buscar un pseudodiálogo que nos ahorre los compromisos auténticamente humanos".

Tras advertir de que no es bueno estar convencido de que el propio "juicio sigue siendo el único y el mejor", Planellas aboga por una "necesaria educación para el diálogo".

"La primera premisa para un diálogo auténtico es ser honrados y sincerosen la búsqueda de la Verdad en mayúsculas, del bien común y de la belleza que salva al mundo. Por eso el diálogo siempre va más allá de una mera mesa de negociación", subraya.

Para Planellas, "a pesar de los puntos de vista inicialmente diferentes que pudieran existir", lo importante es que todos los participantes estén interesados en "una misma cuestión y la conciencia de que para ello hay que saber escucharse los unos a los otros".

Diálogo

"El diálogo auténtico, pues, pide madurez humana y psicológica, y mucha disciplina. Dejarse llevar solamente por el temperamento o las primeras sensaciones deforma las cosas y bloquea el diálogo. En cambio, cada una de las partes debe llegar al diálogo con una reflexión seria y serena de la realidad", recomienda.

El arzobispo de Tarragona también aconseja "estar seguro del propio pensamiento o creencia y saber dar razón. Pero, paradójicamente, es imprescindible practicar la humildad y el respeto. En efecto, antes de entrar en la vía del diálogo es esencial tomar conciencia de la propia ignorancia y estar dispuestos a poner en crisis los propios pensamientos. Solo así podremos aceptar con armonía los de los demás".

"No se trata de conseguir que todo el mundo piense como yo, sino de entender los puntos de vista del otro", señala el arzobispo, que opina que se puede discrepar con las ideas de alguien, pero que hay que "empatizar con su sufrimiento o con su emoción".

Mesa de diálogo

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