Pedro Langa, autor de la última biografía sobre el cardenal Newman (Edibesa) "Newman tuvo una influencia extraordinaria en el Concilio Vaticano II"
(Jesús Bastante).- A las once de la mañana, Benedicto XVI presidirá en Birmingham la beatificación de John Henry Newman. Una ceremonia especial, al tratarse de una de las personalidades más relevantes en Inglaterra en el siglo XIX y por su conversión del anglicanismo al catolicismo. El agustino Pedro Langa es uno de los que mejor conoce la figura del nuevo beato. Con motivo de la beatificación, ha publicado en Edibesa una breve pero jugosa biografía de Newman.
"Newman es el personaje más grande que ha tenido el mundo anglosajón a lo largo del siglo XIX, la personaldiad más preminente de la Ingalerra victoriana", asegura Langa, quien sostiene que, desde el punto de vista eclesial, "fue el exponente más importante del anglicanismo hasta que se convierte a la Iglesia católica, donde después de muchas vicisitudes llega a recibir el capelo cardenalicio, ya en tiempos del Papa León XIII".
Su conversión, motivada por la intención de unir puentes entre anglicanos y católicos, provocó en su día tensión e incomprensiones. "El breve 'Anglicanorum Coetibus' de Benedicto XVI para facilitar el paso de los anglicanos a la Iglesia católica, tiene mucho del pensamiento de Newman. Newman, en su tiempo, creía que podía facilitar este paso estabelciendo por su cuenta una 'vía media hacia la reconciliación. Naturalmente, los anglicanos no lo comprendieron". Eso supuso una época de frustración para el personaje, que se retiró con un grupo de incondicionales a Birmingham.
"Ahí se funda el Tractarianismo, con articulitos llamados 'tracts'. En concreto, el número 90 probaba que había una posibilidad de combinar la Iglesia anglicana y la católica". No fue entendido en su tiempo, y se entregó al estudio de San Agustín, dándose cuenta de que "la Iglesia de los padres estaba en la Iglesia católica. Y se convierte".
"Naturalmente -constata Pedro Langa- este paso provocó incomprensión entre los anglicanos, y recelo entre los católicos, que le consideraban un hombre ficticiamente convertido. Esta conversión produjo un verdadero revuelo. Hasta que definitivamente, un hombre como León XIII le concede el capelo cardenalicio en 1879".
Una personalidad como Newman, de tanta categoría, "ha tenido una influencia extraordinaria en el Concilio Vaticano II" asegura el experto, quien ha podido bucear en las actas del mismo. Newman es citado, y requerido, "por algunos de los grandes teólogos, entre ellos el actual Papa, el cardenal Danielou, De Lubac, el padre Congar o Hans Küng." De hecho, el director de la tesis de Ratzinger le recomendó estudiar a Newman.
¿Es Newman un paradigma para afrontar el debate sobre el ecumenismo? "Entiendo que Newman, por todo lo que él supuso en su vida, ya tendría un puesto merecido dentro de la historia del Ecumenismo", resalta Langa, quien insiste en que "Newman fue ecumenista por temperamento y por historial biográfico. Era tendente a facilitar el diálogo, a unir... Newman es un eclesiólogo genial. Él entiende la Iglesia como comunidad de comunión. Newman ha llegado a ser tachado como hereje porque quería rescatar la dignidad de los laicos".
¿Tiene futuro el ecumenismo? "Desde luego -opina el experto-, porque es una gracia de Dios. Bajando a la realidad más prosaica, diré que el ecumeismo está abriendo diversos fuentes. El trabajo del cardenal Kasper ha conseguido abrir un camino de reconciliación entre la Iglesia ortodoxa rusa y la Iglesia católica, que al final del pontificado de Juan Pablo II estaban un poco tensas. Cuando Kasper devolvió el icono de la virgen de Kazán. Buenas relaciones con la Iglesia ortodoxa rusa.
Por parte de los anglicanos, las dos famosas comisiones mixtas han trabajado muy positivamente en este aspecto. Se han ralentizado con la introducción del sacerdocio a mujeres y homsexuales".